Amor a Contrato

3:15 PM

Capítulo 49

Camila salió de su auto arreglando su ropa antes de ir al ascensor para subir al piso de su abogado, había llegado el día de terminar con el contrato que debió de haber terminado desde hace tiempo. Estaba nerviosa por lo que significaba, pero si quería arreglar las cosas con Lauren, era el primer paso importante que debía dar, sobre todo luego de las estupideces que había cometido en este último tiempo. Al entrar a la oficina, su abogado ya se encontraba imprimiendo los papeles necesarios mientras la otra persona permaneció sentada sin mirarle y vio a la mujer a su lado preguntándose quien era.

—Muchas gracias por esto. —Le agradeció a su abogado. —Gracias por venir, Lauren.

—Solo quiero terminar esto pronto. —Lauren desvió su mirada, mientras que Camila miró a la mujer que le acompañaba, se le hacía familiar.

—Soy la abogada de la señorita Jauregui, solo vengo a asegurarme de que todo esté en orden y ella se libere de todo esto.

—Claro, luego de esto ella será libre de tomar las decisiones que quiera. —La empresaria dijo buscando la mirada esmeralda, pero entendió el por qué no le miraban.

—Bueno, Issartel ya están los papeles. —Camila pensó en donde había escuchado ese apellido en el pasado. —Camila, ¿Quieres leerlos?

—Confió en que esté todo en orden. —La empresaria no tuvo reparo en firmar, tampoco Lauren una vez que la abogada le diera el visto bueno. —Me gustaría el poder hablar con Lauren, solo para asegurar algunas cosas.

—No. —Lauren se levantó.

—Mi clienta prefiere mantener su distancia con usted, señorita Cabello. —La abogada le dijo tomando de forma protectora a la joven. —Evite que presentemos una orden de alejamiento, ¿Si? —Aquello fue como un balde de agua fría sobre la empresaria, quien solo asintió. Cuando debieron salir de ahí, Camila notó que se encontraba Keana ahí mirándole mal mientras sostenía dos cafés en sus manos, al ver el parecido de la abogada con la castaña más joven supuso que deberían tener algún lazo familiar, pero no se quedaría para preguntarlo o descubrirlo, debía respetar el espacio de Lauren, se recordó una y otra vez mientras volvía a su auto para seguir con su día como si el cortar el único lazo que le quedaba con Lauren fuera algo tan simple como pensó que serías.

Era el tercer día desde que habían vuelto a Chicago, apenas había llegado a casa había decidido el poder soltar a Lauren, al menos de esta forma para demostrarle que le daría el espacio necesario. Si bien trataba de pensar de la manera más racional para evitar dar cualquier paso en falso, eso no significaba que estaba bien, se sentía complemente destruida y no podía evitar el llevar la carga de la culpa por arruinar su propia felicidad y claro, el recuerdo de los ojos esmeraldas tan triste le provocaban punzadas en su pecho. Dinah había estado con ella durante las noches, o las tardes, pese a que sabía que la rubia estaba molesta por su error, ella nunca menciona nada, solo se quedaba consolando a la joven que lloraba cada vez que se detenía un momento a pensar en todo.

—Camila, hace mucho no te veía. —Joshua saludó a la castaña que entraba al hospital.

—Venía a ver cómo iba todo. —El hombre mayor asintió notando el desánimo sobre la empresaria, además de las grandes ojeras bajo sus ojos.

—Feliz navidad y año nuevo, por cierto.

—Para ti también. —Ambos empezaron a caminar y notó la mala postura de Camila, eso no era normal en ella. —¿Ya han llegado las maquinas que ha donado la empresa?

—Me han dicho que llegarían dentro de estos días.

—Llamaré para que se apresuren, debían estar acá hace dos semanas. —Camila dijo seriamente.