Capítulo 11

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Algunos días habían transcurrido tras aquel incidente en la fiesta. Ahora, en las calles de Sevilla, Bonnie iba caminando muy molesto por el hecho de como su jefe lo había tratado el día de la fiesta. Bonnie lo estaba amenazando con irse, mientras él conejo dorado suplicaba mientras le seguía los pasos.

—¡Vamos, payaso! ¡No me importunes! —decía Springtrap siguiéndolo.

Más Bonnie, se negaba a todo ruego.

—¡No, mi amo! ¡No quiero quedarme! —contestó molesto, mientras se alejaba del conejo dorado.

Springtrap corrió hasta conseguir acercarse y cuando lo alcanzo lo tomó del hombro, pero Bonnie se giró y se soltó de su agarre bruscamente.

—¡Le digo que me quiero ir! —replicó molesto nuevamente.

—¿Qué te he hecho para que quieras irte?

—No, nada... sólo me iba a matar. —contestó Bonnie con seriedad y algo de sarcasmo.

—¡Estas loco! Eso fue una broma.

—Pues yo no bromeo y quiero marcharme. —volvio a contestar aún más enojado el pelimorado y volvió a emprender sus pasos, alejándose de Springtrap.

—¡Vamos, escúchame! ¡Estás loco!

—¡Quiero irme!

—Bonnie... ven por favor —dijo Springtrap.

Dado a la seriedad de su frase, esto provocó que Bonnie lo viera y se le acercara.

—¿Ahora que quieres? —preguntó Bonnie aproximándose.

—Hagamos las paces... —Springtrap sacó de sus bolsillos unas cuatro monedas de oro—. Cuatro doblones.

La expresión molesta de Bonnie se suavizó y su rostro se iluminó. Río ligeramente.

—Bien, por esta vez acepto tus disculpas —dijo mientras miraba las monedas—. Pero no te acostumbréis —advirtió y comenzó a tomar cada una de las monedas—, no creáis que seduciréis a los hombres como a las mujeres, con dinero.

Springtrap se sentía agobiado y cansado del asunto.

—¿Ahora tienes ánimos para seguir obedeciéndome? —preguntó con algo de fastidio.

—Mientras dejemos a las mujeres —contestó Bonnie y, por toda respuesta, Sprintrap comenzó a reír a carcajadas.

—¿Dejar a las mujeres? ¿estás loco? ¡Dejar a las mujeres! —respondió riendo sonoramente, sus risas casi no le permitían hablar con normalidad.

Una vez cansado, suspiró y miró a su compañero seriamente

—Pero si yo las necesito más... que el pan que como, que el aire que respiro —explicó con alegría y orgullo.

—¿Y tenéis corazón para engañarlas a todas?

—Quien es fiel a una, es cruel con las demás y yo, que albergo tan gran corazón... —dijo Springtrap sonriente, dándoselas de buen hombre—. ¡Las quiero a todas! Las mujeres que no saben pensar, llaman engaño a mi buen natural.

—Ajá, nunca he visto... un natural tan extenso, ni tan benevolente —dijo Bonnie sarcásticamente en forma de burla—. Y bien, ¿qué queréis?

Springtrap arregló sus ropas y se dirigió a un callejón cercano que había por el lugar.

—Me gustaría probar mi suerte con una camarera que trabaja para Chica y he pensado presentarme ante ella, usando tu ropa —respondió.

Don Giovanni (FNaF) [Terminada]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz