Capítulo 17

36 9 0
                                    

Tras la puerta, estaba la espantosa visita de la estatua del Comendador Freddy. Springtrap quedó atónito ante la aparición fantasmal de aquella estatua y retrocedió alejándose del ente y se dirigió a la mesa.

—¡Don Giovanni! —exclamó la estatua con grave voz de ultratumba—. A cenar contigo, me invitaste... y he venido.

—¡Jamás lo habría creído! Pero haré lo que pueda —dijo Springtrap intentando sonar natural y miró hacia la mesa que servía de escondite para Bonnie—. ¡Bonnie, trae otra cena, rápido que te sirvan de inmediato! —ordenó.

—¡Ah patrón! ¡Ah patrón! ¡Ah patrón denos por muertos! —contestó Bonnie al borde de la locura mientras temblaba de miedo.

—¡Que vayas te digo!

—Espera un poco —habló la estatua haciendo que Springtrap lo mirara—. No se nutre de alimento mortal a quien se nutre con alimento celestial... —y dicho esto, la estatua de Freddy caminó lentamente hacia Springtrap, cada paso que daba hacía retumbar el suelo—. Otro asunto más grave que éste... otro anhelo... me trajo hasta aquí.

—Habla entonces... —dijo Springtrap mientras miraba a la estatua—... ¿Qué quieres? ¿Qué buscas?

—Hablaré, escucha... mucho tiempo no tengo —contestó la estatua mientras se paraba a un lado de la gran chimenea que seguía encendida con las enormes llamas en su interior.

—Habla, habla, escuchándote estoy.

—¡Hablaré! ¡Escucha! ¡mucho tiempo, no tengo! —repetió la estatua.

—¡Habla, habla! ¡Escuchándote estoy! —insistió Springtrap con estrés y sin paciencia a la espera de una respuesta.

—Tú me invitaste a cenar —dijo la estatua mientras señalaba al conejo dorado—. Y sabes cuál es tu deber.

Springtrap miraba con mucho enojo a la estatua ya que no tenía idea de cómo actuar ante la situación; siempre se salía con las suyas, solía recurrir a los insultos, golpes, eludir o incluso matar a quien se interpusiera con sus planes, pero esta vez, no podía hacer nada, no podía golpear a la estatua, no podía matarla, podría huir de aquel lugar, pero tarde o temprano aquella estatua fantasmal lo encontraría, en el interior sabía que no tenía escapatoria, la estatua le perseguiría.

—Respóndeme —dijo la estatua, haciendo que Springtrap saliera de sus pensamientos al escuchar la ronca voz que le hablaba—. ¡Respóndeme! ¿Vendrías tú a cenar conmigo?

Springtrap estuvo a punto de contestar, pero rápidamente fue interrumpido por Bonnie, quien se asomó un poco de su escondite.

—¡Hoy no! ¡Hoy no! Tiempo no tiene, disculpe —dijo Bonnie antes de volver a esconderse.

—¡Tacharme de cobarde nunca podrán! —contestó Springtrap mientras miraba a la estatua.

—Decide —dijo la estatua.

—¡He decidido!

—¿Vendrás?

—¡Dile que no! ¡Dile que no! —suplicó Bonnie a su jefe desde su escondite.

—¡Tengo el corazón firme en mi pecho! ¡No tengo temor! —vociferó Sprintrap— ¡Iré! —agregó decidido.

—Dame la mano en prenda —dijo la estatua de Freddy mientras estiraba su brazo de mármol y oro.

—¡Aquí está! —dijo Springtrap y le dió la mano.

Sin embargo, con lo que no contó fue que al agarrar la mano de la estatua, Springtrap empezó a sentir un fuerte dolor en su mano, un dolor inexplicable, sentía algo arder como el fuego en la palma de su mano y como si se tratase de algo que intentaba romper su piel, además de esto, sintió un frío congelante en el brazo. Mientras estos hechos tenían lugar, una extraña y espesa neblina comenzó a inundar la habitación, cubriendo todo el suelo.

—¡Ay! ¡Mi mano! —gritó adolorido.

—¿Qué pasa? —preguntó la estatua.

—¡¿Qué clase de tortura es esta?!

—Arrepiéntete, cambia de vida... es tu última oportunidad —dijo la estatua seriamente.

—No, no me arrepiento —dijo Springtrap entre quejidos de dolor—. ¡Aléjate de mi! —suplicó.

—¡Arrepiéntete, desalmado!

—¡No, viejo fatuo!

—¡Arrepiente!

—¡No!

—¡Arrepiente!

—¡No!

—¡Si!

—¡No!

—¡Si!

—¡No!

—¡Si! ¡Si! —gritó Bonnie aún escondido.

—¡No! —repitió Springtrap. Rápidamente arrancó de su cuello el rosario de Chica—. ¡No! —dijo nuevamente aún más fuerte, y aunque le doliera el acto logró liberarse del agarre de la estatua.

Bonnie, al ver el rosario en el suelo, estiró su brazo y lo agarró rápidamente y se mantuvo dentro de su escondite.

—¡Ah! Ya no te queda tiempo... —contestó la estatua y comenzó a acercarse más a la ardiente chimenea.

Springtrap pensó que había ganado, que la estatua se marcharía y el seguiría con su vida, pero unos instantes después empezó a sentir mucho calor, algo le quemaba, sentía destruir su cuerpo, gradualmente la habitación se empezó a llenar más de aquella neblina espesa, que antes siendo de un color grisáceo ahora poco a poco empezó a tornarse de un fuerte color rojizo oscuro, como calor de brasas que arden. Springtrap no entendía lo que pasaba, estaba desesperado, pero entonces las cosas se empezaron a poner peor para él, ya que de las grandes llamas de su gran chimenea comenzaron a brotar muchos seres encapuchados los cuales empezaron a caminar hacia él. Estos eran seres inquietantes, su rostro no se apreciaba, pero de ser así, de seguro ocultaban un rostro demoníaco.

Springtrap rápidamente salió corriendo del comedor y con esmero empezó a buscar en donde esconderse, quería encontrar algún sitio seguro que lo pusiera a salvo de las fuerzas malignas que comenzaban a salir, pero entonces todas las llamas de las velas de su palacio crecían y aumentaban su calor, y de las flamas de las velas salieron más de esos seres escalofriantes y empezaron a perseguir al Conejo Promiscuo por todo el palacio, impidiéndole esconderse mientras un coro infernal del más allá gritaba en una pequeña melodía «¡Todo es poco para tus pecados! ¡Ven, que hay males peores!».

Llegado un punto, Springtrap ya no podía correr más, su cuerpo le dolía con intensidad y cada vez se sentía aún peor, estaba agotado y entonces, apenas se hubo detuvido un grupo de esos demonios encapuchados sujetaron a Springtrap moribundo y lo llevaron de vuelta al comedor casi a rastras.

Una vez de regreso al comedor del palacio, la estatua del Comendador Freddy estaba entre las llamas de la chimenea, frente a esta había una puerta, y desde el interior se escuchaban incontables gritos de dolor, súplica y sufrimiento, esto espantó a Springtrap, sus dolores cobraron intensidad y sentía arder sus entrañas, sentía fuego en su interior, su cuerpo se destruía internamente y finalmente esos seres se lo llevaron al interior de la chimenea y lo meterían por aquella puerta.

Pequeños instantes antes de que la puerta se cerrara, se escuchó un grito desgarrador proveniente de Springtrap, el peor de los gritos de dolor y sufrimiento.

En cuanto la estatua cerró la puerta, todos eses seres encapuchados desaparecieron y las luces de las velas de todo el palacio y la chimenea se apagaron rápidamente, dejando todo el lugar en completa oscuridad.

Bonnie había sido testigo de todo el acontecimiento, y horrorizado también gritó, asustado y sorprendido, sin salir en ningún momento de su escondite.

Don Giovanni (FNaF) [Terminada]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora