Capitulo 44: "Apoyo"

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ABBY


—¡Abuela!—grité al ver a la mujer con un gran y extravagante sombrero. Ella rió al verme bajar y casi caer al suelo.

—¡Ten cuidado niña!—regañó pero su sonrisa nunca se borró. A pasos rápidos llegó a mi y me abrazó con fuerza, hasta dejarme sin aire.

—Esta bien abuela—palmeé su espalda para que me soltara—enserio, no puedo respirar—ella se alejó riendo y me apretó las mejillas.

—Tendré que hablar con Zoe, mira estas mejillas no tengo de dónde agarrar, ¿cómo se supone que cumpla mi deber de abuela?—carcajeé por sus palabras—Vamos, preparé mucha comida para ustedes—me llevó del brazo a la casa.

Dentro de ella estaba mi abuelo, un hombre que aparenta seriedad pero no te dejas engañar, es un amor de persona. Lo saludé igualmente, delató en un par de cosas a la abuela, como que había comprado los bocadillos porque no sabía cómo prepararlos. El tan sincero como siempre.

Hace mucho que no los visitaba, ya extrañaba sus formas de ser, la abuela tan parecida a mi madre.

Regresé al auto a ayudar a sacar mis cosas. Solamente yo me quedaría con ellos, mis padres y Alice debían hacer un largo viaje, así que me despedí de ellos, yo no quería pasar más horas sentada, así que propuse que me dejaran con mis abuelos, claramente aceptaron. Me quedaría ahí hasta que mis padres terminaran con sus asuntos, luego me recogerían para volver a casa. Rechacé el largo viaje porque quería evitar la fatiga y el mareo. La idea de pasar con mis abuelos fue la mejor, quería alejarme de lo cotidiano, según yo; y poder distraerme.

Sara, mi abuela, ama las flores, el aire libre y el despertar gracias a un gallo en las mañanas. Y mi abuelo la ama a ella y los similares gustos que comparte. Solía pasar mis veranos con ellos, pero conforme pasaban los años eran pocas las veces que los visitaban. Ahora el momento era perfecto.

—Esperaba que todos pudieran quedarse con nosotros, pero al menos te tendremos a ti, eso es mucho mejor—habló cantarina.

—No digas eso, claro que queremos que vengan todos—nos sentamos en la mesa donde ya todo estaba listo.

Abri mis ojos con sorpresa al ver la cesta de bocadillos en el centro de la mesa. Tomé una y lo llevé a mi boca, saboreando el dulce manjar del que estaba relleno–Abuela, te quedaron muy buenos—el hombre canoso frente a mi rió en voz alta recibiendo un manotazo.

—Buebo ya basta, disfrutemos de la grandiosa comida que tu abuela preparó. Debes estar cansada por el viaje así que ya sabes cual es tu habitacion, si necesitas algo puedes decirnos, ¿bien?—asintí y así pasamos el rato, con una amena charla.

Como ellos dijeron subí a mi habitación, llevando mi maleta al segundo piso y dejándola en un rincón. Caí sobre la suave cama y hundí mi rostro en las almohadas, a mi abuela le encantaban los olores frutales y peculiarmente toda su casa olía a ellos.

Mi celular vibró en el bolsillo de la chaqueta que yacía sobre la maleta, con pesar me levanté y revisé. Cassie. Tome la llamada.

¿Qué tal señorita? ¿Como va tu día junto a tus abuelos?—ella sonreía a través de la camara—quiero verte, activa tu cámara—hice lo que dijo y me senté en la orilla de la cama—¿Por qué esa cara?

—Tengo sueño—me quejé.

Si, cuando no. Lamentablemente no podrás dormir porque quiero hablar contigo, necesito contarte algo—se veía desesperada, así que acepté hablar.

—Claro, dime lo que te atormentan—dejé el celular apoyado sobre un Pilar de libros y le senté frente a ellos.

Discutí con Erick—suspiró cansada.

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