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Omar:

Le he enviado ramo de Junquillo
Y también bombones de chocolates .

Dos cajas de los mejores chocolates que hay en nuestra ciudad , suficiente como para que se le vaya el enojo, pero parece que la Señorita Vega está muy enojada.

Y si no fuera poco, también debo liderar con los fotografías que nos sacaron en plena reunión.

Y con..

—Mamá, ya te dije que solo era una acompañante.. —Respondo el teléfono. —Y ya te dije que no puedes llamar a la línea de trabajo.

—¿Y donde debo llamar si mi hijo no contesta su móvil?

Tomo un respiro.

—Y no puedes decirme que esa bella muchacha no es nadie cuando hace años que no te veo salir con una mujer, Omar.

—Mamá..

—Quiero nietos.

—Por dios, mamá.

—Solo quiero recordartelo.

Sonrio despacio. —Y después de todo, sigues creyendo que yo merezco ser feliz o que al menos puedo criar un niño?

—¿Qué dices, hijo?

Me levanto de mi silla y me acerco a la ventana, bajo la mirada a la imagen de la ciudad.

—No quiero que te hagas ilusiones con Melissa, mamá . Ella es solo una compañera.

—Así que su nombre es Melissa.

—No finja que no lo sabías.

Mamá se ríe. —Quiero conocerla.

—No creo que quieras conocerla.

—¿Por qué dices eso?

—Mamá , yo.. tengo trabajo.. te llamaré después. —Corto la llamada.

Tomo un respiro y regreso al trabajo.

Melissa:

Creo que he subido dos kilos.

Yo, Alba y Mateo.

Todo por los benditos chocolates de Omar Callahan.

—Creo que ya no puedo más. —Pronuncio.
—¿Por qué no has llamado a tu caballero?

Alzo una ceja.

Alba se ríe, Mateo comienza a chocar sus carritos de juguetes.

—Yo pienso que si un hombre te envía chocolates y flores es porque uno, le interesas mucho o dos,quiere pedir perdón.

Veo nada factible la primera.. pero igual me sorprende.

¿Omar Callahan quiere pedirme perdón a mi?

No.

—¿Cuál de los dos es?

—Creo que ninguna.

Tocan mi timbre.

Alba pone la mirada en la puerta, me levanto luego de soltar un suspiro.

—Yo abriré.

Me levanto y sacudo mi trasero, aunque no hay polvo, es una costumbre que yo hago.

Vuelven a tocar y abro la puerta.

Estoy sorprendida.

—¿Podemos hablar, Melissa?

Omar…






Omar:

Yo espero a que ella salga despues de haberme pedido uno minutos y no dejo de dar vueltas mientras eso pasa.

—Tranquilo, Señor. —Me dice Álvaro desde la ventana del coche.. —No  este nervioso.

—No estoy nervioso, Alvaro.

Me observa incrédulo.

¿Por qué estaría nervioso?

Ella sale y joder, si estoy algo tenso.

Saluda a Álvaro y luego a mi.

—¿Recibiste mi ramo de junquillo?

—Esta en mi sala ahora mismo. —Responde. —Pero Junquillos.

—Los junquillos tienen significado.

Abre los ojos y me escucha atenta.

—Para pedir perdón de alguna manera.

—¿De alguna manera?

Trato de guiarlo un poco hacia otro tema.—¿Y los chocolates?

—Me los comí.

—¿Todos?

—Tengo un estómago enorme.

Ella suspira.

—Alba me ayudó.

—Entiendo… ¿Aún eres mi dama de compañía?

—A menos que me despidas..

—No estás despedida. —Le interrumpo.

—Entonces sigo siéndolo. —Ella suspira. —Solo olvidémoslo, .. ¿Cuál es mi segundo evento o reunión a la que deseas que te acompañe? ¿ O quizá..

—Quiero que me acompañes.

Sus ojos se abren.

—El sábado habrá una inauguración en una nueva tienda, también se dará un adelanto  de un nuevo producto para nuestros seguidores.

Ella está muy seria, eso me da más miedo que las locuras que pienso que puede soltar en un momento de cordura.

—¿Ese nuevo adelanto incluye a Monserrat Lazani?. —Pregunta con los brazos cruzados.

—¿Qué?

Ella suspira y baja los brazos.

—Ella dijo que ustedes estaban en un negocio juntos.

¿Esa mujer no se cansa?

—No sé que rayos te dijo Monserrat, pero jamás he pensado en aliarme con ella para un producto, es cierto que hace años quiere llegar a un acuerdo con Boss Cosmetic, pero es algo que no aceptare jamás.

Me observa en silencio.

—Menos ahora..¿Has visto las noticias? Esa mujer testea con animales.

Su mirada baja.

—Tienes que creerme, yo jamás haría algo tan bajo.

¿Por qué me importa tanto que la señorita Vega me crea?

Deseo tener una buena imagen frente a ella, frente a todos, pero ahora mismo solo me importa que ella no se lleve una impresión equivocada de mi.

—Te creo, Omar.

Relajo dejando caer hasta ese momento mis hombros tensos.

—Te veré el sábado y gracias por los chocolates y el  ramo de junquillo.

—No hay..

Me besa, en la mejilla.

No, es una media Luna.

Un beso el cual me deja helado.

Ella se aparta y como si nada hubiera pasado, me sonríe.

Es una sonrisa coqueta.

Otra vez Melissa Vega volvió a ser ella y de cierta forma, me siento aliviado.

Aunque me ha besado.

—Buenas noches, Omar.

Ella desaparece de mi vista cuando ingresa a la casa.

—¿Señor?

—Vamos de regreso, Álvaro. —Ordeno e ingreso al coche.

Maneja en silencio y le doy una última mirada a esa casa.

¿Qué demonios está haciendo esta mujer conmigo?

Las reglas del JefeWhere stories live. Discover now