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Omar:

—Así que es tu eres Melissa, tenía muchas ganas de conocerte que hasta me hice una imagen mental.

Es sorprendente que este desayunando con mi madre y Melissa.

—Y eres muy hermosa. Me darías nietos hermosos.

Me atoro con el café.

—Mamá.

—Solo estoy bromeando.. Melissa lo sabe ¿verdad?

Observo a Melissa, está sonriendo.

—Mamá. —Vuelvo a llamarla.

—¿Qué?

—No quiero echarte, pero estábamos de salida.

—Oh.. ¿Interrumpí algo importante? . —Definitivamente fue así. —La creación de primer nieto quizás.

—¡Mamá!

No solo mama, Melissa también está riendo.

No sé de qué me sorprendo, si ambas son iguales.






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—Tu mama me agrada. —Me dice ella en cuanto estaciono el coche frente a su casa.

—Esperaba eso, son identicas.

Ella se rie.

—Jamás se guardan nada, además... Qué bueno porque quiere que vayas a casa el próximo sábado.

Sus ojos se abren.

—Me encantaría.

Asiento con la cabeza.

—Lamento que nos .. interrumpieran.

—Yo lamento que anoche fueras un caballero y no me cogieras. —Ella sonríe al terminar. —No es cierto, adoro que seas así y..

Levanta la mano en señal de promesa.

—Prometo no beber tanto la próxima vez.

—Te creeré.

Me acerco a ella y le beso en los labios.

—Gracias.

Me observa confundida.

—Por estos últimos días y por no irte después de saber todo sobre mi.

—¿Ya no hay más misterios?

Sonrio. —Te aseguro que no hay ninguno.

Ella hace una mueca con los labios.

—¿Qué sucede?

—¿Puedo...

Abro los ojos.

—¿Puedo saber si ese vestido que me prestaste..?

—Si, es de ella.—Respondo enseguida, no voy a ocultarle más nada.

Su mirada baja.

—No quise mentirte, lo siento.—Me disculpo.

—Está bien. —Ella misma levanta la mirada. —Tampoco fui honesta contigo al principio, pero ahora hagamos una promesa.

—Te escucho.

—A partir de ahora seamos completamente honestos.. ¿De acuerdo?

Mi sonrisa crece. —No podría estar más de acuerdo.

Ella me sonríe también, coge mis mejillas y me planta un beso en la boca.

—Te veo después.

Sonrio. —Igualmente.

Nos besamos una vez más y cuando ella sale, espero a que ingrese a casa, Melissa se detiene en la puerta y se despide de mi con la mano una última vez.

Ella ingresa a la casa y me quedo unos segundos ahí, solo observando la casa.

Voy a esforzarme en esto.

Las reglas del JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora