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Omar:

"—¿Cómo pudiste hacerme esto, Omar"

Trago saliva con pesadez.

Todavía tengo su cara, su voz clavada en mi mente, su odio, el odio que soltaba en cada insulto y palabra, en sus ojos al mirarme.

—Esa es la clase de ser humano que soy.

Los labios de Melissa se separan.—¿Y qué sucedió? Quiero saber exactamente qué pasó.

Abro los ojos con sorpresa.

—No puedo juzgarte si no se toda la historia, Omar.

Toda la historia.

No estoy seguro de querer recordar todo.

Trago saliva.

Ella realmente desea saber.

—Omar...

—Conocí a Teresa cuando era joven, fuimos amigos antes que novios y estábamos a punto de casarnos .—Empiezo.—Fue esa noche, realmente... cuando le pedí que se casara conmigo. Fuimos a cenar y la pasamos bien, ella me dio la respuesta que esperaba, pero su embarazo estaba avanzado y ella se sentía cansada.

Mis manos se forman puños.

—Tuvimos un accidente ya casi llegando a casa. Un hombre nos chocó el coche y cuando desperté ella estaba manchada de sangre.

Todavía puedo sentirlo, el dolor y ahora, recuerdo el olor que me despertó y la horrible imagen que obtuve en cuanto mis ojos la buscaron.

—Nos trasladaron a un hospital y aunque yo solo sufrí un golpe en el cráneo con el que solo basto un vendaje, ella se llevó la mayor parte y el bebé también...

—Omar...

—Teresa no tenía padres y yo era el único que estaba ahí, los médicos dijeron que...—Me detengo por un momento.—Yo tuve que tomar una decisión rápida, o daba la autorización o ambos morían.—Continuo.

—Entonces no la obligaste, tú salvaste su vida.

Niego con la cabeza.

He querido creer eso tanto tiempo.

—Teresa estaba consiente, Melissa.

Melissa abre mucho los ojos.

—Estaba consiente cuando los médicos me exigieron tomar un decisión rápida y estuvo presente cuando firme esos papeles de autorización.—Respondo.—Estaba consciente mientras la trasladaron a la sala de emergencias después de haber escuchado como yo acepte que interrumpieran ese embarazo.

—Omar, eso...

—Elegí su vida por la del bebé. Así sucedió.

Niego con la cabeza.

—Todavía recuerdo el grito que lanzo cuando despertó de la operación.—Pronuncio ante el recuerdo.—Más allá de todo los insultos, de todo el desprecio que me lanzo en ese momento y meses después cuando seguía tratando de recuperla, nada se compara a lo que vi cuando ella abrió los ojos y se dio cuenta de lo que había hecho.

—Omar..

—Lo último que supe de ella es que se casó y ahora tiene una familia. Después de eso me obligue a enterrarla. No estoy segura si ella lo supero realmente, pero después de saber que ya tenía una familia, quise creer que sí. Jamás me le acerque, no intente hablar con ella. No sabía cómo reaccionaría y no estaba seguro de que me seguía odiando después de todos estos años.

No tengo el valor.

—No lo hice, pero si encontró el modo de superarlo, aunque siga con la duda, estoy feliz por ella, porque logro algo que yo no pude. Perdonarme.

Melissa me observa en silencio.

—Eso fue lo que hice, Melissa.

La observo tragar.—¿Es por eso que prefieres tener chofer la mayor parte del tiempo?

No respondo, pero es por eso.

Ella se acerca a mí.

—Omar, yo...

—Solo dilo, di que merezco sentir culpa. Fue mía por no darme cuenta del coche.

—No fue culpa tuya.—Me responde con cierto enoja.—Ya deja de decir eso. Omar, lo único que mis oídos han escuchado es que tomaste una decisión, la decisión que te pareció acertada y la más correcta para mí también y lo hiciste para salvar a una mujer. A tu novia. ¿Qué hay de malo en eso?

—¿Te parece bien lo que hice? Ella estaba consiente, joder. Teresa estaba completamente consiente y autorice el aborto, yo hice que ella...

Me golpea.

Melissa me abofetea el rostro.

—Ya basta.

Sorprendido me vuelvo hacia ella.

—Lo único que haces es buscar culpables, responsables y buscas culparte de todo, cuando el único culpable es ese hombre que espero este encerrado.

Si, lo está.

—Melissa.

—Tú no eres culpable de nada, así que ya deja de culparte por esto. Yo no te culpo y estoy segura que ahora mismo Teresa tampoco lo hace.

Abro los ojos.

—No sé lo que es perder a un hijo o tener uno, solo tengo un hermano, que sí, amo como un hijo y no puedo asegurar, ni comparar si son iguales o no... Pero aunque puedo imaginar el dolor que ella sintió, se que lo hizo por el momento y la impresión, estaba enojada, Omar.

—Melissa.

—Acababa de despertar y des cubrir que había perdido a su hijo. Tu hijo. No pensó con claridad, no lo analizo porque solo pensaba en el dolor, pero si ahora... ahora la vuelves a ver, estoy segura que su pensamiento es otro.

Trago duro.

—Sé que ella sabrá que lo que hiciste fue para salvarle la vida y si ella lo cree y yo lo creo, tú también debes hacerlo. Así que ya basta de culparte, Omar, ya no te culpes.

Mis ojos se abren mucho.

—Estas llorando.

Mi mujer fuerte está llorando.

Lloro porque eres un tonto.

—Melissa.

—No me mires llorar, lo odio.

—¿Debo girar..?

—Abrázame...

Abro los ojos sorprendido.

—Solo abrázame, idiota.

Ella se acerca a mí y yo la rodeo con los brazos, abrazo a la señorita Vega y me quedo así hasta que ella termina su llanto por mí.





Las reglas del JefeTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang