25

35.7K 3K 931
                                    

Melissa:

—Tienes 10 minutos.

—¿10? .—Omar pronuncia preocupado.—10 minutos no serán suficientes, Melissa.

Encojo los hombros.—Bien, serán 5 entonces.

Sus ojos se abren llenos de sorpresa.

—Melissa.

—4 minutos.

—Ni siquiera ha pasado un minuto.

—Y seguirán pasando si no empiezas a hablar de una vez.—Digo cruzada de brazos.

Omar toma un respiro.

—Mi mujer no deja de sorprenderme.

Alzo una ceja con fastidio.—No soy tu mujer.

—De acuerdo, Melissa.—El se acerca a mí.

Lo detengo.—Mantén la distancia, por favor.

No lo hago solo por él, yo tampoco suelo controlarme.

Omar me obedece y se detiene a unos pasos de mí.

Bajo la mirada y la vuelvo a subir.—Empieza.

Me siento bien dando órdenes.

—Si no he venido antes es porque tuve algo que hacer.—Pronuncia.—Y quiero ser completamente honesto contigo.

Alzo mis cejas.

Lo noto nervioso y todo tiene sentido cuando me lo dice.—Fui a ver a Teresa.

Mis ojos se abren mucho y mis brazos caen, el no agrega nada más y espera mi reacción, salgo de shock y lo enfrento.

—No sé qué esperas que te diga.

—Melissa si fui a verla es porque necesitaba cerrar una etapa.

—¿Y si lo hiciste?

El asiente con la cabeza.—Fui honesto con ella y le pedí disculpas, Teresa ya había cerrado esa etapa y tenías razón, ella ya no me guardaba rencor, pero yo realmente tenía que acabar con lo que sentía.

¿Lo que sentías?

—No es nada de lo que te imaginas.

Con una mueca, digo.—Te fue bien, por lo que oigo.

—Así fue, incluso me quede a cenar con su familia, sus dos hijos y su esposo.

Me siento más tranquila al escuchar la palabra "Esposo"

—Omar, me alegro por ti, realmente me alegro, pero esto no cambia nada.—Confieso.

—Déjame terminar.

—Omar.

—Aun me quedan 3 minutos.

—Ni siquiera estas contando los minutos.

Su mirada fuerte se detiene sobre mi.—Déjame terminar, Melissa... Por favor.

Lo hago.

Omar está nervioso.—Retrocedí, lo sé, estuvo mal incluso después de cómo me hacías sentir y de conocerte. Tienes razones para estar enfadada porque te falle, pero yo también tengo razones para conseguir que me perdones.

No me atrevo a preguntar qué razones son, mi corazón no está preparado para oír esas palabras.

—Y por esas mismas razones, sigo aquí. Pidiéndote una oportunidad y si me la das, te juro que pasare mi vida asegurándote que no me iré de tu lado, ni del de Mateo.

Las reglas del JefeWhere stories live. Discover now