EXTRA #2: Una promesa encantada (Angus, CaDion, DrustaMi)

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Este es un extra independiente que se desarrolla después de la historia principal. Hay que haber terminado de leer el libro para entender :D 

Si te aparece como ya votado es porque usé este espacio antes, en todo caso lo podés des-votar y re-votar (???).

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La primera vez que Dion soñó con Angus fue poco después de que Nora esparciera sus cenizas desde lo alto de un acantilado. Aquel claro día de verano, un repentino viento proveniente del lago frente al que estaban había llegado para revolver el pelo y los ánimos sombríos de los presentes, hasta desbaratar la seriedad del momento.

—¿Eres tú el que está provocando esto con tus emociones o qué? —le había preguntado Alhelí a Dion, mientras se aferraba con fuerza al borde de su oreja.

—¡No soy yo!

—¡Entonces esto es cosa del viejo!

Era verdad que sonaba a algo que él haría. De aquella tarde Dion recordaba la imagen de Drustan persiguiendo un sombrero que se había escapado de uno de los asistentes, las risas de Nora y Casio, la forma en que la corriente se había llevado las cenizas hacia lo más alto.

Unas semanas más tarde, a Dion no le sorprendió soñar que se encontraba de vuelta sobrevolando aquel acantilado; aunque en el sueño, el escenario era un poco distinto. Un extraño velo iridiscente lo cubría todo. El cielo, repleto de estrellas, brillaba con una mezcla de tonos perlados que hacía parecer que un arcoíris había explotado en el firmamento y dejado detrás un rastro de colores. Era difícil saber si el sol estaba a punto de salir o de ocultarse, porque aparentaba ser de noche y de día al mismo tiempo. Desde un bosque cercano llegaba el ulular de un búho; desde el lago, el croar de las ranas, desde más allá, el murmullo de una ciudad. El aire tenía el aroma dulzón a jazmín que Dion recordaba de la ceremonia de despedida de Angus, eso sí.

Al comenzar a descender sobre el acantilado, Dion notaba que el espacio donde antes se habían reunido para esparcir las cenizas estaba ahora vacío, excepto por la presencia de una persona que miraba hacia el horizonte, con su largo pelo suelto ondeando al viento.

Conteniendo el aliento, Dion se posaba sobre el suelo, unos metros detrás.

—¿Angus...? —preguntaba, titubeante.

Sin darse la vuelta, la persona movía la cabeza para dejar su perfil al descubierto, recortado contra el extraño cielo, y miraba a Dion por encima del hombro con ojos adormilados. No cabía duda de que se trataba de él, y mucho menos al verlo esbozar una sonrisa tenue, con un dejo pícaro.

—Al final no fue en vano —decía Angus.

—¡Claro que no! —respondía Dion—. Casio está trabajando con Doslunas para reorganizar el reino y la academia de magos. Nora va a dar clases, ¿sabías? Y Solonia tiene un nuevo rey que busca lo mismo que nosotros. Tomará tiempo, pero creo que vamos por el buen camino.

Conteniendo un bostezo, Angus se volvía hacia él del todo. Llevaba puesta la misma túnica sencilla de la última vez que Dion lo había visto, y su rostro se veía fresco, relajado.

—Todo muy interesante —decía—, aunque esa no es la razón por la que quería hablar contigo.

—¿Entonces qué...?

—Pronto necesitaré que me devuelvas el libro de cuentos de hadas que te llevaste. Muy pronto.

Con esas palabras haciendo eco en sus oídos, Dion despertó en la gran cama circular de la nueva residencia del bosque, donde Casio dormía a su lado. Por encima del aroma a hierbas habitual, un olor ajeno prevalecía: el de los jazmines del sueño, que permaneció con Dion un buen rato.

El príncipe de las hadas (completa)Where stories live. Discover now