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"Es hora"

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"Es hora"

時間です


Seis años atrás

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Seis años atrás

Unos pies se balanceaban con un movimiento infantil de adelante hacia atrás, creando una especie de bucle que la pequeña niña creaba al mecer sus pies en un intento de calmar el bombeo de su corazón. Estaba a siete minutos de conocer a su nuevo maestro que intentaría ayudarla a controlar su particularidad. Al detenerse el auto en el que estaba, su madre le sonrío en un intento de tranquilizarla, saliendo del mismo y esperando a que su hija saliera.

Nagare inhaló y exhaló, quitándose el cinturón al apretar el botón y escuchando un click. Procedió a abrir la puerta con desgana y tomar la mano de su progenitora, entrando a la agencia perteneciente a el desconocido.

El lugar era bastante grande, las paredes blancas le daban una ilusión de oficina a todo el edificio, sin mencionar que el olor a café también estaba en el ambiente. Las dos se sentaron en la sala de espera. Su madre se movía inquieta de la decisión que el padre de la niña había tomado hace tres días exactos: quería que Nagare fuese entrenado por un héroe profesional que supiera lo que hace.

— Espérame aquí— dijo Seiza haciéndole un ademán a su hija para que se quedase donde estaba sentada, levantándose ella para ir junto a la recepcionista y fundirse en una conversación inaudible para Nagare.

Pasaron minutos. Después una hora. No pasaba nada y la azabache de nueve años empezaba a aburrirse. No lo dudo más, se levantó del sillón con cautela y se metió a los pasillos del edificio blanco que intentaba asustarla. Estaba decidida a enfrentar a quien fuera la persona que la cuidaría de ahora en adelante subiendo unas escaleras de caracol, hasta llegar a un pasillo que llevaba a una única puerta en el segundo piso.

Con una ceja alzada y con la curiosidad picándole la espalda, prosiguió a caminar a lo que parecía ser la puerta de una oficina. Se encontró con el curioso contenido de varios All Might en la pared de la oficina mirándole como intrusa. Reparó su esmero en el escritorio que estaba en una de las esquinas en la habitación, acercándose y encontrando una libreta de color rojo brillante; extendiendo su mano para tomarla y abrirla, percatándose que no había nada escrito.

HIBANNA » BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora