3: A Luces Bajas.

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No pude ni reaccionar, no me dió tiempo ni siquiera de huir o esconderme cuando la puerta fue abierta abruptamente, entrando así la dueña de la casa la cual tenía apariencia cansada. Esta no se había percatado de mi presencia, automáticamente dejó su cartera en la mesa para luego bostezar y dirigir su mirada hacia mí.

Oh oh... Me habían descubierto...

La sala estaba a oscuras, solo había una diminuta claridad la cual entraba por el ventanal y suponía y era de la luna.

La chica pegó un salto del susto al mirarme mientras yo congelado y nervioso solo la observaba esperando lo peor... Hasta que la mujer achinó los ojos, tratando de distinguir bien para luego ladear su cabeza asombrada, pensando que la figura varonil que estaba viendo era... la de su esposo...

—¿JungKook? —preguntó la mujer— ¿Amor?... —susurró.

—Hola... Amor... —respondí segundos después lentamente, mientras que los nervios en el cuerpo y corazón me devoraban a mil. Note que ella se sobresaltó levemente por el tono ronco de mi voz.

—¿Qué haces aquí? —se podía ver la sorpresa en el tono que usó— Creí que estarías en Japón en la junta con los inversionistas, dijiste que vendrías en un mes.

—Bueno... —ideaba mentiras en mi cabeza, tratando de analizar con lo poco que me había dicho— L-La junta con los inversionistas fue todo un éxito, tanto así que ya no hacía falta mi presencia allá...

—¿De verdad? -Pude distinguir como me sonrió— ¡¡Eso es fantástico, amor!!.

Dijo de forma animada, hasta que un silencio rotundo y un tanto incomodo reinó en la sala... Mientras ella movía sus manos un tanto tanto nerviosa y al parecer sin saber que hacer, yo tragaba saliva temeroso, recriminándome en que hago aquí o en como saldría de esta. Solo quería salir corriendo de allí. Vamos JungHyuk, joder... Piensa piensa.

—Me hubieras avisado antes. —habló, rompiendo el incómodo silencio en el lugar— Hubiera ido al aeropuerto a recogerte.

—No hacía falta... Amor... —hice una pausa— Yo... Quería darte una sorpresa...

Solté sin más, tratando de calmarme, ni una sola idea llegaba a mi cabeza y en serio ya me estaba empezando a preocupar. Solo debo seguirle la corriente y evitar no cagarla, ¡CARAJO!.

—¿Ah sí? -su voz me sacó de mis pensamientos— Pues... La verdad fue una muy gran sorpresa...

Su tono de voz se convirtió en uno sensual y apacible, tanto que me hizo abrir mis ojos como platos, dejándome impresionado. Iba a dar un paso hacía mi, pero yo por instinto retrocedí, haciendo que ella frunciera el ceño.

—¿Qué pasa, amor? —preguntó dando otro paso hacia mi.

Mierda.

—¡E-Espera! —Vociferé temeroso, y eso ayudó ya que al contrario me obedeció— Yo.. Te extrañé mucho, amor...

Se me hacía tan rato y estupido hablarle así a alguien de "amor" y "cariño", tanto que hasta creo que mi voz sonaba robótica y absurda al decirlo.

—Yo también te extrañé mucho. —dijo con intenciones de acercarse a mí otra vez.

—¡S-Si pero!... —la detuve— En mi viaje a... Japón. —aclaré mi garganta— Yo... Me hacías mucha falta...

Si mi equipo viera esto de seguro ya se estarían muriendo de la risa, esto era tan incomodo, pero... Me habían descubierto, ya no había marcha atrás, tenía que fingir por este momento que era su "esposo".

Mi Hermano Mellizo °Jeongguk° Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt