i.

3.4K 184 21
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


LA MAFIA DE LOS SANTOS HABÍA ASECHADO a la ciudad de Detroit hace unos pocos meses y los superiores del DPD y del CNP se han puesto en contacto para dar proceso al plan.
El DPD había propuesto enviar a una de las mejores agentes de investigación y esa era yo. Me propusieron investigar sobre el caso ya que era un agente de las cuales más destacaba y si cumplía con ello, obtendría un ascenso. No había nada que me atara a Detroit como para rechazar esa propuesta, así que sin dudarlo lo acepté.

Para ser sincera, no había pisado Los Santos desde lo que había pasado con él que había sido mi pareja durante mucho tiempo.
Estoy comprometida con mi trabajo desde hace tiempo, por lo cual dejé de lado mi vida amorosa y toda esa mierda. No he vuelto a sentir algo por alguien desde que estuve en Los Santos y lo agradezco, ya que por esa razón ha avanzado en mi vida desde que llegué al Departamento de Policía de Detroit.

Por ahora me encontraba en el DPD, estaba guardando las cosas que tenía en mi escritorio en una caja marrón, la cual se situaba encima de mi escritorio.
Estuve tan sumergida en mis pensamientos que no escuché que alguien había abierto la puerta de mi oficina.

—¿Necesitas ayuda?

Una voz grave que conocía a la perfección había interrumpido mis pensamientos provocando que me sobresaltara.

Miré al culpable de mi susto y mi ceño se frunció al ver que Gavin estaba recargado en el marco de la puerta.

Gavin Anderson era uno de los detectives del DPD; se podría describir como alguien arrogante y narcisista, cabe destacar que éramos grandes amigos.

—¿Desde hace cuánto estás ahí?— Seguí guardando mis cosas sin prestarle mucha atención.

—El suficiente tiempo como para que no te dieras cuenta.— Sus ojos grises examinaban la oficina con determinación.— ¿Cómo es que al menos no decorabas tu mierda? es deprimente.

Alcé mi vista notando que el contrario ya se había sentado y había subido sus pies a mi escritorio como si fuera el suyo.

—La decoración jamás fue lo mío.— Tomé el cuadro en donde se encontraron mi grupo de amigos y la observé con atención.

En la foto éramos cinco en total, pero dos de ellos habían sido asesinados y otro decidió retirarse, por lo que ahora quedábamos Gavin y yo.

Anderson pareció notar mi gesto de melancolía ya que había soltado un suspiro mientras se levantaba de la silla giratoria y dirigiéndose hacia mí.

—Yo también los extraño.— Colocó un brazo al rededor mío para así atraerme entre sus brazos. Normalmente lo quitaría bruscamente, pero supongo que los dos lo necesitábamos.— Pero no tenemos que estancarnos en el pasado, tenemos que seguir adelante.

Esbocé una sonrisa burlona cuando lo escuché decir eso, era extraño escucharlo decir palabras reconfortantes viniendo de él.

—Es un milagro escuchar algo bueno de tu boca después de tanto tiempo.

𝐇𝐄𝐀𝐓𝐇𝐄𝐑; JACK CONWAYWhere stories live. Discover now