xxv.

615 61 5
                                    

LOS ENFERMEROS PASARON DE NUESTRO lado ignorando por completo que detrás de la pared nos ocultábamos el paciente que le cubrí la boca y yo, la hija de perra que le salvó el culo al hombre desconocido

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

LOS ENFERMEROS PASARON DE NUESTRO lado ignorando por completo que detrás de la pared nos ocultábamos el paciente que le cubrí la boca y yo, la hija de perra que le salvó el culo al hombre desconocido.

El hombre retiró rápidamente mi mano de su boca y se alejó un poco de mí.

Los pasillos estaban oscuros, pero la luz de la luna nos iluminaba lo suficiente como para lograr ver su rostro; cuando noté de quien se trataba, me encontraba un tanto desconcertada por las vestimentas que llevaba, tal vez estaba en infiltrado pero eso sería muy poco probable ya que todos lo reconocerían de inmediato. Solamente me quedaba pensar que había perdido por completo la cabeza.

—¿Qué hace aquí, Conway? ¿Su trastorno llegó al límite?— Solté con veneno y sarcasmo, más éste se mantuvo sereno.

—No estoy aquí porque quiero.— Respondió ariscamente.

Levanté una ceja ante su aclaración.

—Si no quiere ser atrapado por los enfermeros, puede seguirme o también puede ser uno de sus experimentos.— Sin esperar su respuesta, me fui de ahí creyendo fielmente que me seguiría.

Había caminado unos cuantos metros y no escuchaba sus pasos, pero justo cuando doblaba la esquina del pasillo escuché perfectamente sus pasos acelerarse.

— Buena elección.— Lo tomé de la mano para después empezar a correr junto a él, ignorando el hecho de que él había sido el culpable de mi herida en el hombro y de mi corazón.

Nos escabullimos a un lugar que había conocido hace poco, uno en donde los guardias nunca vigilaban y lo pasaban de largo. Sabía que podía aprovechar el lugar para irme de aquí, pero no era el día exacto para poder escapar de aquí, no aún.

Era una de las esquinas de la gran estructura del hospital, estaba un poco abandonado ya que ninguno de los pacientes ni enfermeros se atrevía a venir desde que una doctora se había suicidado. Aunque el lugar para ellos era inquietante, para mí era demasiado normal y tranquilizante.

—¿Por qué me ayudaste?

Me senté detrás del gran árbol mirándolo con mis brazos cruzados y con una sonrisa engreída en mi rostro.

—Quiero verte sufrir pero no a manos de los guardias, no aún.

No mentía, quería ver a muchas personas sufrir pero en el primer lugar de la lista estaba Conway.
Él tensó su mandíbula e hizo una mueca que no lograba ver muy bien aunque la luna nos estuviese iluminando, pero sentía que era tristeza o algo común.

—Creí que me recordarías.

—¿Recordarte? ¿Por qué? Lo único que recuerdo de ti eran las veces que me golpeabas y me engañabas en mi maldita cara.— Solté un suspiro pesado llevándome mis manos a mi rostro.— Ni siquiera hables, tenerte aquí hace que me ponga de malas.

𝐇𝐄𝐀𝐓𝐇𝐄𝐑; JACK CONWAYWhere stories live. Discover now