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CONOCÍA A JACK CÓMO palma de mi mano, sabía muchas de las cuales él la mayoría de veces no estaba inconsciente, por ejemplo: le gustaba el café amargo, cuando estaba nervioso siempre tendía a rascarse detrás de la nunca, casi nunca se veía al espe...

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CONOCÍA A JACK CÓMO palma de mi mano, sabía muchas de las cuales él la mayoría de veces no estaba inconsciente, por ejemplo: le gustaba el café amargo, cuando estaba nervioso siempre tendía a rascarse detrás de la nunca, casi nunca se veía al espejo y aunque fuese difícil para cualquier hombre, él siempre se miraba bien. Habían muchas más que nombrar que serían demasiado innecesarias para decir.

Por ahora seguía en el hospital como me habían dicho. Alguno que otro médico venía para así hacer la misma rutina que la de hace cinco días.

Las copias de los documentos se encontraban esparcidas por la habitación y alguna que otra se encontraba pegada en la pared.

Mi mente se encontraba en blanco, tenía mis manos ocultando mi rostro tratando de aclarar y ordenar mis pensamientos. Como método de concentración, había decidido apagar mi celular y cerrar la cortinilla para así aclarar mis pensamientos.
Por ahora no estaba buscando algo y no tenía planeado hacerlo en esos momentos, pero había algo que no me dejaba concentrarme por completo para leer y entender los documentos.

—Carajo...— Murmuré con frustración dejando que mi espalda se apoyara en el sofá.

Pasé unos minutos en silencio, observando con determinación los papeles que estaban a mi alrededor. Mis ojos se cerraban lentamente mientras que mi cuerpo se relajaba ante el silencio de la habitación. Justo cuando creí que iba a dormir en paz por unos minutos, el sonido de la puerta siendo abierta había hecho que tensara de nuevo mi cuerpo y que mis ojos se encontraban de nuevo abiertos.

—Buenas tardes, Heather.— Saludó Leonidas entrando a la habitación junto con Greco y Gavin.

Había olvidado mencionar que mientras en el transcurso de mi estadía en el hospital, Rodríguez y Justin junto con Gavin me habían visitado constantemente para entregarme alguno que otro documento pero en ese tiempo habíamos estado hablando con tranquilidad.

—¿Sigues con esa mierda?— Greco se apoyó en la pared de brazos cruzados mientras me miraba con una sonrisa de lado.

Solté un suspiro mientras asentía con mi cabeza.

—No puedo concentrarme con ningún documento.— Confesé acomodándome un poco mejor en la cama.

—¿Alguna razón en específico?— Preguntó esta vez Gavin.

La había y su nombre era Jack Conway.

—No.— Mentí.— ¿Pasó algo interesante hoy?— Decidí desviar el tema con rapidez ya que no quería dar mucha explicación.

Justin asintió con euforia mientras se sentaba en un lado mío. Comenzó a hablarme que estaba en un atraco en una tienda, después de eso le habían hablado que fuera a otro atraco en el banco en donde estaba Segismundo.

—Pero es que yo no sabía que hacer, no es como si dijera "mira, me tengo que ir que hay un atraco más importante; que es que está robando el Segismundo", obviamente no podía hacer eso, tía, ¿qué coño pasaba por la mente de Conway cuando me dio esas órdenes?

—¿Y qué fue lo que hiciste?

—¿Qué más? tuve que irme de ahí porque el zúpeh me lo pedía.

Greco soltó una carcajada mientras se acercaba hacia nosotros.

—Y ni así lograste atraparlo, cabrón.

Leonidas iba a responder, pero su radio lo había interrumpido con la voz de Jack.

—Hay un 10-37, quiero que Leonidas y Greco vayan a esa mierda.

—Joder, lo que me faltaba.— Se quejó el primer mencionado frunciendo levemente su ceño para después tocar la radio y comunicarse.— 10-4, zúpeh.

Justin soltó un suspiro pesado mientras se levantaba.

—El deber llama, Heather.— Alzó su mano para después chocarlas conmigo.— Vendré mañana.

—Ten cuidado con la moto, Justin.— Mencioné con una sonrisa mientras movía mi mano en señal de despedida.

De respuesta recibí una despedida militar. Segundos después, Leonidas y Rodríguez ya no se encontraba en la habitación, quedando así Gavin y yo solos en silencio.

Con esfuerzo, traté de sentarme en la orilla de la cama llevándome una mano al estómago para tratar de aguantar un poco el dolor, pero al hacer esto lo único que hice fue quejarme ante el tormento que sentía en mi estómago.
Gavin, al ver lo que trataba de hacer, se acercó hacia mí rodeando mi cintura con su brazo derecho para sentarme en la orilla de la cama.

—¿Estás bien así?

Asentí ante la pregunta con una pequeña sonrisa agachando un poco la mirada y cuando había decidido ver el rostro del contrario noté que su rostro estaba a escasos centímetros del mío, podía sentir como nuestras respiraciones chocaban sin orden y nuestras miradas estuvieron conectadas por unos breves momentos en el silencio de la habitación.

Brighter than a blue sky.— Murmuró llevando una mano a mi mejilla y la acariciaba con la yema de sus dedos, con delicadeza y con lentitud, provocando leves cosquillas.

Cerré mis ojos y disfruté de las sensaciones que me provocaban las manos de Jack en mi rostro.
¿Jack?
No, no podía ser posible hacer ese tipo de mierda.

Mis ojos se abrieron repentinamente y desvié mi rostro hacia otro lado evitando la mirada del contrario, su mano seguía extendida ya que me había movido con rapidez.

Anderson pareció reaccionar ya que había carraspeado su garganta mientras se reincorporaba en su antigua posición.

—Tengo que irme.— Y sin nada más que decir, él se fue de la habitación sin siquiera dejarme responder.

Me había quedado sola en la habitación de paredes blancas, enfocándome en la situación que había pasado hace unos minutos.

Eso no había significado nada para Gavin ni para mí, solamente había sido una acción involuntaria.
Me repetía constantemente que no tenía que demostrar alguna relación afectiva con nadie, ni siquiera amistosa. No volvería a dejar que alguien rompa algo que ya no está y que ya no me pertenece, no volvería a dejar que me humillasen y no volvería a pensar en Jack.
Las promesas servían para cumplir ciertos tratos pero me conocía a la perfección al saber la respuesta de todas esas declaraciones mías.

𝐇𝐄𝐀𝐓𝐇𝐄𝐑; JACK CONWAYWhere stories live. Discover now