XXII

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El dolor es un huésped tranquilo, le gusta dormir todo el día mientras no estoy, su pesado hierro es un monstruo asustado de asustar, intenta agradarme maquillando su fealdad para quedarse conmigo y yo lo dejo, ahora que no estás.

Siento su plomo en mi sangre cuando el alba alcanza su punto más alto, un día más de infernales colores. Colores de todos los tonos excepto uno, el de tu cabello con su vapor dulce embriagándome. Era insoportable tenerlo cerca, tenerte cerca, ninfa de canto demoniaco. Es insoportable ahora que te has ido, tu huella marca un compás imposible en el pulso de mis venas. Estoy maldito para siempre, me has consagrado a un destierro inhumano. Lo infernal de un ser angélico como tú radica en que miras desde arriba a réprobos como yo, enfermos de esta lepra, indignos de ti, bañados en fiebre. De haber tenido elección esta no sería mi pena, me has condenado a esta tierra baldía, me enseñaste a morirme de esta hambre que no se hace menos voraz con tu ausencia.

Amor mío, nada desearía más que estés bien en donde sea que estés, nada excepto que estés muerta.

El hombre de profanas manos.

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Dos días después de lo que pudo ser una tragedia, al menos para la reina, un comunicado llegó hasta el rey Sasuke. Los mensajeros traían la buena nueva de que el ejército del rey Danzo estaba próximo a llegar a la frontera, habían viajado sin cesar y eso era todo lo que estaban esperando para dar el siguiente paso. Finalmente algo de toda la cadena de desgracias lograba animarlo y distraerlo, lo necesitaba.

Estos se habían movido más rápido de lo previsto por la cuenca del sur, rodeando los territorios demasiado congelados para facilitar el viaje, por lo cual la gran gira por el reino del Hielo se veía interrumpida. Debían decidir si quedarse en Grust o volver a Indragrado. Lo importante era que debía tener a la mano a su general, este se había quedado en Indragrado porque no tenía nada que hacer en ese viaje.

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Sakura despertó con la extrañeza de alguien que se creía muerto. Tras la confusión inicial sintió pánico, dolor y después más confusión, estaba algo mareada y alterada. Por su parte, Matsuri y las demás chicas corrieron a ayudarla, le explicaron que no tenía nada que temer, que estaba fuera de peligro, pero Sakura sentía que tenía tanto que decir y tanto que escuchar que solo pudo romper en un llanto suave, jamás había estado tan cerca de morir. Tan solo pidió que la dejaran sola, y las demás obedecieron con compasión en la mirada.

Siempre había temido que alguien allí intentara hacerle daño, pero cuando llegó ese momento se dio cuenta de lo difícil que es imaginar algo así. Nada la hubiese preparado para ello, y lo que más la asustó de estar allí, a nada de morir, fue el pensamiento de que no importaba en el fondo, no tenía a alguien que la llorara para cuando eso pasara. Haber sobrevivido tampoco significaba que estaba salvada, quizá era solo un aplazamiento de su ahora más que segura muerte.

Fue extremadamente claro que en algún momento alguien borraría su presencia del palacio y la Corte, lo presentía, y quizá el porvenir fue algo cruel al darle la razón. El Hielo se quedaría sin reina.

Pero por ahora Sakura tan solo tenía abundantes problemas para poder elegir qué la atormentaría. Ya que estaba viva, eso significaba que sus inconvenientes con el rey seguían siendo un problema mayúsculo. No, definitivamente no estaba lista para lidiar con nada. En momentos como ese solo le quedaba dormir, dormir hasta olvidar.

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Con el pasar solitario de los días le quedó más que claro que él no iría a verla, ya ni siquiera para dormir o comer. Estaban peor que al principio, solo que con todo eso ahora ella no sabía si dejarse llevar por la somnolencia de la tristeza o la fuerza vital del enojo. Cuando se perdía en pensamientos se descubría a sí misma haciendo mala cara, tensando sus manos, teniendo dolor de cuello. Claramente el protocolo de la buena esposa le ordenaba que fuera a disculparse así no fuese su culpa, pues según dichas reglas morales ella había actuado inmaduramente y había cometido una imprudencia al ponerse en peligro, ¿pero cuándo había funcionado ser buena esposa con él?

El hielo también quema [SasuSaku]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon