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Ojos verdes y penetrantes, piel blanca, cabello negro y cuerpo firme.

Seguridad, sin duda emanaba seguridad a donde quiera que iba.

Lauren Jauregui.

La ojiverde esperaba entre la penumbra y con los sentidos atentos a algún movimiento de aquella chica, porque podría ser la única vez que coincidiera con ella y no perdería la oportunidad de conocer de quién se trataba.

¿Había visto antes criatura tan dulce?

La repuesta era no, nunca antes. Y ese olor que emanaba por sí sóla, aroma a inocencia y a sangre pura, aroma tentador y aún de cachorro con todo y que ya no era una niña.

Que hubiera entrado a casa de los nuevos vecinos no significaba precisamente que tuviera una relación con ellos, pero el hecho de que se tardara un par de horas ahí dentro... quizá sí eran familia.

Shawn era un velador cuya racha era bastante buena, en el tiempo que llevaba activo, había cazado por lo menos una docena de hombres y mujeres lobo que habían acechado su pueblo.

Qué más daba, eso no detendría a Lauren, era bastante terca y sobre todo si su instinto le pedía algo a gritos.

Sus sentidos agudizados escucharon la voz del nuevo vecino a escasos metros y luego la voz aguda que ya reconocía.

Una sonrisa ladina se formó en los labios de Lauren y luego vio pasar a la chica en la acera de enfrente, esperó a que el hombre que la vigilaba desde el marco de su puerta se encerrara de nueva cuenta  y solo entonces la ojiverde se dispuso a actuar.

Los lobos son rápidos y sigilosos.

Camila caminaba tranquila contando sus pasos y con la vista sobre el suelo mientras jugaba con algunas hojas que se encontraba en su camino.

Su pequeña burbuja fue rota cuando chocó con alguien al dar la vuelta en una esquina; la castaña casi cae el suelo, pero una mano la detuvo sujetandola con firmeza.

—¿Estás bien? —oyó que le preguntó la persona que la sujetaba relajando un poco su agarré, pero aún manteniendo la suficiente presión para que no se pudiera se parar de ella.

La castaña subió la mirada antes de contestar y ahí estaban otra vez la mirada esmeralda, era la mismo mujer atractiva de hacía un par de horas. Y para Lauren, eran los mismos labios rojos y las mismas mejillas tiernas.

—Sí, pe-perdon. Venía distraída —indicó la castaña casi sobre la piel de la otra chica debido al agarre de Lauren y al reflejo de Camila que hizo que sus manos se sujetaran de la ropa de la mayor.

Las cosas habían sucedido tan rápido que Camila ni siquiera se había dado cuenta de lo cerca que estaban realmente, así que al cabo de unos segundos, en cuanto se percató de ello, la chica intentó apartarse con el rostro sonrojado, sin embargo no pudo moverse ni un poco, La ojiverde era mucho más fuerte de lo que parecía.

Lauren observó de cerca las mejillas coloreadas de la otra chica y esperó  un poco más antes de soltarla, y cuando lo hizo respondió con una sonrisa amigable: —No te angusties. También yo venía distraída —esas palabras hicieron a Camila relajarse visiblemente —¿Qué hace una niña como tú rondando las calles tan tarde?

— No soy una niña —reprochó arrugado ligeramente el entrecejo — y aún no es tarde.

La mayor no quiso discutir con ella sobre si era una niña o no, pero sin duda no dejaría que su conversación terminara ahí.

— Claro que es tarde ya. Algún lobo podría comerte.

—Un lobo no va a comerme, aún no es media noche.

—Algunos lobos madrugan —dijo regalandole un pequeño guiño la menor.

Camila sintió un ligero cosquilleo en su pancita ante el gesto de la mayor.

— Aún así. Si un lobo madruga se iría al bosque a comer. Aún hay mucha gente en la calle —indicó encogiéndose de hombros.

Lauren sabía que había maneras de hacer el trabajo sucio incluso con un millar de personas a su alrededor, sin embargo se ahorró las explicaciones y atacó con una nueva pregunta: —¿Cómo es que te llamas?

Camila iba a responder rápidamente, pero luego las palabras de su mamá se le cruzaron por la cabeza...

"No hables con desconocidos"

Pareció pensárselo y luego decidió que decir su nombre no lo mataría.

— Camila ¿Y tú?

— Lauren Jauregui —respondió estrechando la delicada mano de la menor y dejando un beso sobre el dorso de esta —¿Qué te parece si te acompaño a casa?

—Yo...

—Solo para asegurarme que ningún lobo se acerque a ti —explicó rápidamente.

Camila no se pudo negar  y solamente asintió con la cabeza.

Entonces la ojiverde  se quitó el abrigo, y Camila no supo por qué hasta que se dispuso a colocárselo a ella. Y es que Lauren había sentido que Camila helada cuando la tocó.

—Gracias —expresó la más joven con un ligero sonrojo sintiendo la reconfortante sensación tibia.

Luego Lauren le ofreció su mano y eso era algo que la más joven no se esperaba.

Las palmas de la ojiverde lucían impecables y sus uñas largas y barnizada eran dignas de envidiar.

A Camila se le dibujó una pequeña sonrisa, que por más que quiso no pudo ocultar, y se sujetó de la ojiverde antes de comenzar a caminar.

El cuerpo de Lauren emanaba calor, al principio Camila creyó que la ojiverde estaba caliente por su abrigo, pero no, era Lauren por sí misma la que mantenía esa temperatura.

Camila solo estrechaba las manos de otras personas si se trataba de sus familiares, así que jamás había tenido contacto físico tan cercano con una desconocida, menos una tan tan pero tan desconocida a la que literalmente acababa de ver ver por primera vez. Pero por Dios que ni cuando su tío la estrujaba entre sus brazos se sentía tan cálido como con Lauren apenas tocándola.

Lauren parecía tener fiebre o algo por el estilo, pero se miraba entera y para nada enferma.

—Por cierto —habló de pronto la ojiverde para romper el silencio en el que iban sumergidas —. Eso que llevabas hoy en la canasta olía muy bien.

—¿De verdad? Eran panqueques y mermelada casera. Mi mamá lo preparó todo ella sola —indicó sonriente —. Qué buen olfato tiene, señorita Jauregui.

—Dime solo Lauren. Y sí, muy buen olfato, mejor del que te puedes imaginar —respondió esbozando una sonrisa.

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Gracias por leer
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Pd; Me encanta la mermelada
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Noche De Luna Llena || Fanfic CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora