CAPÍTULO 2

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Capítulo 2
El cortometraje más visto de internet

๑ Charlotte ๑

Cuando miré hacia la sala de tres plazas me encontré a mi hermana desparramada con un pie arriba y el otro colgando, con un brazo descansando despreocupado sobre su plana barriga. Sus cabellos rizados se esparcieron sobre el cojín grisáceo bajo su cabeza haciéndola parecer una escobilla.

     —Bien, muéstranos, niño «aplicado».

     Fulminé a mi hermana con la mirada. En su tono había un deje grosero que tal vez no fue intencional.

     —Tranquila, Jane, seguro que te da el infarto cuando lo veas. —Gustavo se dirigió hacia la mesa de centro cuyo cristal lo reflejó a la perfección. Tomó su laptop blanca con la típica manzanita y la recorrió hacia donde daba el sillón de una plaza. Se sentó con pulcritud y la abrió—. Es algo que jamás creí que sucedería.

     —Empiezo a creer que sí son gatitos en la web. —Vi como Jane se llevó las manos al rostro tapándose los ojos, y cómo movió los labios soltando, tal vez, groserías al aire.

     —No lo es. —Gustavo tecleó algo en su laptop y esperó. Supuse que era la contraseña de inicio. Curiosa, tal cual un gato, me acerqué hacia el rubio y me coloqué justo en su lado izquierdo con la mirada fija en la pantalla. Alcancé a ver que abrió el navegador y se dirigía directamente a la red social donde podías encontrar toda clase de videos. Me quedé tan centrada en la pantalla que no me di cuenta que Gustavo estaba mirándome. Al sentir una pequeña punzada, una corazonada, volteé hacia donde él estaba y me encontré con sus ojos verdes sobre mí—. ¿Estás lista, Lottie? 

     Por inercia asentí.

     Mi hermana se levantó con pereza del sillón y se colocó del lado derecho de Gustavo.

     — ¿Y bien?

     —Sujétense bien, chicas, porque seguro que se irán hacia atrás cuando lo vean. —Sus ojos bailaron entre mi hermana y yo. Noté un brillo en su iris.

     — ¡Ya, por Dios! Ve al maldito grano, Gustavo —gritó mi hermana poniéndose una mano en la frente. 

     Tal vez estaba perdiendo los estribos aquella que siempre fue de poca paciencia.

     Gustavo no se inmutó, sólo nos mostró su más fiel y sincera sonrisa. Con un clic se adentró a su cuenta de la red social y mis ojos, en automático, se fijaron en su nombre de usuario.

     — ¿Te haces llamar Nitnie? —la pregunta salió tan natural de mis labios que vi de reojo como Gustavo adquiría un color carmesí en sus mejillas—. ¿Qué significa?

     Abrió los labios para responder mi cuestionamiento, mas la voz que ganó protagonismo no era la de él.

     — ¿Qué no es obvio, Lottie? —Mi hermana rodó los ojos cuando me fijé en ella—. Significa: «Ni trabaja, ni estudia».

     Tras su burda explicación no pude contener una risa y se me escapó de los labios con otro sonido horroroso. Mi hermana carcajeó tanto y seguro que su voz se escuchó por toda la casa. Su chiste sí que tenía gracia a pesar de haber sido ofensivo. Cuando me recuperé, le lancé una mirada llena de disculpa a mi mejor amigo por nuestro horrible comportamiento. En cambio, Gustavo no se había molestado; su expresión permanecía imperturbable.

ERES MI VENENO [EDIT]Where stories live. Discover now