CAPÍTULO 3

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Capítulo 3
La invitación a otro país

๑ Charlotte ๑

Mis ojos se quedaron clavados en su pantalla y vi como abría una ventana hacia lo que era su bandeja de entrada de su correo electrónico. El cursor se fue directo al último correo que le había llegado, el cual ya estaba abierto y databa de hacía tres días. Lo pulsó y apareció un archivo de video, tal vez con códec H.264 para que no fuera tan pesado. 

     — ¿Sobre qué es?

     Ladeé mi cabeza hacia donde estaba mi mejor amigo y un mechón de mi largo cabello castaño y ondulado cayó sobre su hombro. Gustavo no hizo nada para quitárselo de encima. La curiosidad me corroía las entrañas. 

     —Tienen que verlo para saberlo —sentenció y sin más, reprodujo el video. 

     Un hombre de cara angular y tez apiñonada hizo su aparición en el video adjunto. Por sus ojos rasgados e hinchados del párpado inferior, me di cuenta que se trataba de un coreano maduro que tal vez rondaría los cuarenta años, aunque puede que sea mayor. El señor habló desde el tercer segundo de haber iniciado el video en un inglés tan extraño que me costó entender. Por la naturaleza de la licenciatura que estaba estudiando, los idiomas no eran fundamentales, pero sí útiles y necesarios a mi parecer. Y el inglés, lo tenía dominado. Sin embargo, la curiosa combinación del inglés y coreano que utilizaba ese señor me hacía difícil de digerir. No dije nada y dejé que el video continuara. Miré de reojo a mi hermana y la encontré confusa, con una expresión que explayaba lo ajena que era al intento de idioma. Quise soltar una risa, pero me contuve posando una mano sobre mi boca.

     El video finalizó a los cinco minutos con treinta y ocho segundos. Sí, siempre suelo fijarme en la duración de cualquier producto audiovisual; tal vez es una de las tantas manías que adopté al estudiar esa licenciatura.

     Jane y yo nos miramos. 

     —No entendimos —exclamamos al unísono.

     Gustavo no se molestó en tomarse el tiempo para explicarnos lo que el señor decía en el video. Nos contó con lujo de detalle la propuesta de ese misterioso coreano maduro. Mi corazón latía presuroso entre cada palabra de mi mejor amigo, y mi mente no dejaba de exclamar la imposibilidad de sus declaraciones. Entre más nos adentraba, más nerviosa me volvía.

     Es completamente imposible. Pensé una y otra vez durante la explicación de mi mejor amigo.

     —Así que, en breve: el señor Han las invita a ir a Corea del Sur para participar en un evento de gala, al parecer muy importante, que se celebrará en Seúl —finalizó Gustavo. Mis ojos se dirigieron a él y, como si hubiera sentido mi mirada, se giró hacia mí brindándome una linda sonrisa—. Le gustó mucho su trabajo. Claro, el cortometraje fue un encanto, pero lo que adoró fue el video musical que realizaron en tributo al grupo surcoreano al que le pertenece la canción. Por lo que busqué, este señor es el presidente ejecutivo de la agencia que apoya a este grupo de chicos.

     — ¿Estás diciendo que el viejo este es ceo de la Pledis Entertainment? —Mi hermana señaló hacia la pantalla, pero su dedo yacía caído, desganado, y sus labios se abrieron detallando su estupefacción. 

     Y yo también lo estaba.

     —Es correcto.

ERES MI VENENO [EDIT]Where stories live. Discover now