Capítulo 18

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Kat estaba empacando un bolso de mano, cuando Jonh la llamó por la puerta de atrás del bungaló, Kat le sonrió y le dejo pasar. Cuando el chico le dijo que estarían montando una fiesta en la parte atrás de la casa casi se anima a decir que sí, pero estaba tan cansada y estar con ellos en la pequeña reunión consistía en tomar más cerveza de lo que realmente quería. Así que negó lo más dulce que pudo y camino a su auto. Era hermoso, no solo el color sino también el uso que le daba, era perfecto.

—Me voy, estoy cansada.

—No te quedas.

—No, Jonh. Me quedare en casa de Abby, además ya avisé

—Bueno cuídate.

—Gracias, Jonh. Diviértanse.

Tomando energías de su cola favorita; Kat tomo el carro y salió directo a la hacienda White. Encendió la radio y colocó la emisora que se había vuelto su favorita, la música country nunca fue su fuerte, pero aprendió a amar varias canciones que eran popular en la zona.

Rápidamente llego a la hacienda, no tenía nada que hacer aparte de decirles buenas noches a Don William y Maggi, ellos eran tan lindos con ella. Sabía que esa familia le abría las puertas de su casa y de su corazón. Después del que papá de Abby le hablara de los temores que tenia por su hija y que el trato antes que se fuera a Los Angeles, temía perderla.

Kat le dejo en claro que Abby siempre lo tubo presente y que jamás resintió el romance de él y Maggi cosa que era verdad, es más una vez le dijo que ellos dos eran tan parecidos que si la señora Stone no hubiera existido; Maggi lo huera sido desde antes.

—¡Buenas noches!

—Buenas noches, Kat. ¿Comerás algo?

—No, solo me iré a dormir. La verdad estoy cansada.

—Bien, pero si quieres bajar más tarde, estaremos jugando con los chicos un juego de cartas.

—Gracias, Maggi.

Kat subió hasta la habitación de Abby e hizo su rutina para dormir. Al final de la noche cuando ya estaba embutida en la cama y con su taza de chocolate terminada, recordó que pronto estaría en casa con su familia por las vacaciones de navidad.

[***]

Cuando regresaron a la ciudad eran las diez de la mañana, detenerse por algo de desayuno fue un buen pretexto para no llegar a sus tareas diarias por la mañana. Abby se tomaría el día y dejaría a su padre en la clínica.

Por otra parte, Athon tenía que ir a comprar algunos suministros que no tenían nada que ver con Larry, cuando se lo dijo a Abby esta solo lo ignoro después de soltarle un insulto.

¿Qué culpa tenia que se hubieran acabado los condones?

No era su culpa, además ellos eran humanos con necesidades humanas y con una relación tan buena no dejaría de pasar la oportunidad, y no es que fuera un pervertido, pero su novia era toda una dama.

—Iré a la farmacia. Puedes esperarme en la glorieta.

—Está bien, estaré allí—señaló la cafetería donde un día llego a almorzar con las chicas. No era nada extravagante y servían rico.

Con el cabeceo de Athon; Abby caminó hasta la cafetería, llegó a pedir su orden y un café para Athon, diciendo que los llevara todo hasta que su compañero llegara con ella.

La mujer que fue la misma que la vez anterior le dijo que no había problema. Se llevo la carta, porque un batido de frutas y cereales con leche, no era todo lo que comería.

La dama y el vaquero ­©- CompletaWhere stories live. Discover now