─ᴄᴇʟᴏs

33.6K 2K 970
                                    

—Pronto cumpliré los diecisiete y no veo que estés armando ningún auto para mí —dije bromeando, sentada sobre la mesa de trabajo de Jacob mientras balanceaba mis pies adelante y atrás.

Mis tardes junto a Jacob era el mejor momento del día. No sólo porque abandonaba mi casa un rato, alejándome de mi hermana, sino que despojaba mi mente de todos los tontos problemas que una chica adolescente podía tener en un pequeño pueblo como Forks.

—Eso es porque tengo un regalo mejor —respondió Jacob con una pequeña sonrisa en los labios—. Bien, ¿Qué quieres hacer hoy?

—Lo que sea que me saque a Bella de la cabeza.

Jacob lanzó una pequeña risa y me hizo una seña para que saliera del cobertizo junto a él. Di un pequeño salto para bajarme de la mesa y choqué contra su caja de herramientas.

—Deberías acomodar un poco este chiquero.

Pero la verdad era que no me importaba en lo absoluto que estuviera todo en desorden. Aquel chiquero era el mejor lugar para pasar el rato y no porque ahí hiciera algo interesante sino porque pasaba tiempo con Jacob y eso era más que suficiente. 

Estar rodeada de tierra húmeda, el olor de los árboles y el calor del hogar de los Black era prefecto.

Caminé detrás de mi amigo unos segundos. Noté que se dirigía hacia el bosque y no me sorprendí cuando vi a Quil y Embry acercándose a nosotros provocando que un fuego de excitación se prendiera en mi interior.

—Hoy va a ser una tarde entretenida —dije emocionada mientras los muchachos nos saludaban con sus manos.

Estar en La Push era sin duda alguna mi actividad favorita del día (o de la vida). Mis compañeros de colegio eran sumamente diferentes a mí y con suerte podía entablar una que otra conversación con ellos y, por esa misma razón, Jacob y sus amigos eran esas personas que hacían mi estadía en Forks un poco más completa.

Desde que era pequeña mi padre me llevaba a la playa en sus tardes de pesca con sus amigos y a mí me dejaba en la orilla jugando con Jacob hasta que anochecía y teníamos que volver a casa. Me alegré cuando mi amigo me presentó a aquellos muchachos, porque me hacían sentir un poco más acompañada y lograban que pensara que mi adolescencia no iba a ser un fracaso.

Por ahora no lo estaba siendo... o tal vez a medias.

Quil y Embry siempre se habían mostrado simpáticos conmigo y hasta hubo una temporada en la que este último había estado enamorado de mí. Cosas de niños de nueve años, porque recordaba detalladamente cuando mi padre había ido a buscarme a la casa de Billy después del trabajo y Embry vio su pistola. Desde ese día dejó de molestarme.

Los muchachos hablaban animadamente de lo que habían hecho en el día y planeaban una futura escapada a Port Angeles para comprar algunas cosas de las que no estaba segura de haber comprendido. 

Mi mente, una vez supo que mi cuerpo estaba a salvo rodeada de chicos, comenzó a divagar en lo que había sucedido durante el día y en lo mucho que Bella lograba desquiciarme. Nuestro pequeño momento durante la mañana había sido suficiente para ponerme de mal humor por el resto de la tarde.

—¿Quieres que ponga música? —preguntó Bella mientras manejaba un poco incómoda con mi presencia.

Hacía ya casi un año que Bella me llevaba al instituto, pero si tenía oportunidad le pedía a mi padre que me alcanzara o iba caminando antes que soportar aquella atmósfera pesada entre mi media hermana y yo.

Deseaba un auto con toda mi vida, pero no tenía el dinero para comprarlo. Por supuesto, sin ningún tipo de problema, mi padre había decidido que el mejor regalo que Bella podía tener una vez llegada a Forks iba a ser una camioneta. Estaba segura que solamente era una especie de anzuelo para que ella no decidiera escaparse de aquella aburrida ciudad pasadas unas semanas, pero en cualquier caso, a mi no me había comprado un auto y eso me producía una especie de sensación desagradable en el interior de mi cuerpo.

𝐎𝐍𝐋𝐘 𝐘𝐎𝐔 | jacob blackWhere stories live. Discover now