─ғᴜɴᴇʀᴀʟ

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—¿Bella? —pregunté golpeando la puerta de su habitación—. Bella, necesito hablar contigo.

Dos, tres golpes en la puerta y nada. Me animé a entrar, pero nadie estaba allí. ¿Dónde se había metido? Una especie de miedo me recorrió el cuerpo. Hacía unos días que mi madre había vuelto a marcharse y eso, en cierta parte, me alegró un poco. Si había un vampiro allí esperando a matar a Bella y luego a cualquiera que estuviera en la casa deseaba que mi madre no se encontrara en el mismo lugar que Victoria.

Con Charlie era diferente. No había manera alguna de que él se fuera de la casa y eso me tenía inquieta. Hacía varios días que no veía a Jacob tampoco. Todo mi alrededor era un caos.

Volví a mi habitación nerviosa. Estar sola en la casa me incomodaba. En el último tiempo me alegraba que Bella se quedara conmigo. No entendía por qué. En realidad estaba en mayor peligro con mi hermana rondando por mi alrededor, pero no me interesaba. La soledad me abrumaba y paralizaba. Era espantoso.

Intenté acostarme en mi cama en el mismo instante que sentí la presencia de alguien en mi casa. Me quedé inmóvil de espaldas a la puerta. ¿Era posible que Bella hubiera vuelto? ¿Y si era Victoria?

Me armé de valor y salí del cuarto. Tomé el florero que estaba en la esquina del pasillo. Tal vez un jarrón no haría nada contra un vampiro, pero tenía que probarlo. Debía intentarlo.

Bajé las escaleras con sumo cuidado. Alguien en el piso de abajo caminaba inquieto. ¿Y si era papá? Vi una sombra moverse en el salón y el corazón quería saltar de mi pecho, pero respiré y seguí mi camino.

No va a matarte, pensé. 

Que ilusa. Tal vez me usaría como advertencia para Bella. Ella llegaría a casa, me vería muerta en el suelo y decidiría entregarse. Yo misma la obligaría a entregarse desde el más allá. Si me habían matado a mí, también matarían a papá y eso no debía ocurrir.

Entré al salón lentamente, con el jarrón encima mío y apenas vi como algo se acercaba corriendo hacia mí le atiné el florero en la cabeza.

Todo los pedazos volaron por el aire y uno logró rozarme el brazo, provocando un hilo de sangre.

—¿Estás bien?

La voz dulce que sonó de la persona enfrente mío me hizo estremecer. Le acababa de romper un jarrón en la cabeza y me preguntaba a mí si me encontraba bien.

Miré detenidamente al cuerpo y grité: 

—¡Alice!

—Hola, Millie.

Su voz tierna me hizo enloquecer. Abrí los ojos como platos. No era Victoria la que estaba allí, pero sí un vampiro.

—Eh, tu brazo —murmuró ella indicando el hilo de sangre.

—¡Oh, lo siento! —exclamé asustada y corrí hacia la cocina. 

Limpié rápidamente la herida y coloqué un trapo encima para detener el sangrado. Sabía que ellos no bebían sangre humana, pero igualmente les atraía demasiado. Según Laurent yo olía demasiado apetecible.

Ella no pareció molestarse a mis palabras, como si ella supiera que yo ya sabía de su condición. De la condición de los Cullen.

—No pasa nada —dijo ella alejada de mí, con la nariz arrugada.

—¿Todo bien? —le pregunté aún nerviosa, con mi cuerpo temblando.

—¿Está Bella por aquí? 

𝐎𝐍𝐋𝐘 𝐘𝐎𝐔 | jacob blackWhere stories live. Discover now