🐥Capítulo 27🐥

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Jungkook retiró la ropa interior a Jimin con suavidad y lo introdujo en la bañera, que previamente se había encargado de llenar de agua caliente. Jungkook se metió con él, ahogando una maldición cuando el agua cálida conectó con sus nudillos abiertos.

Jimin se encogió sobre sí mismo, mirando hacia abajo. No llevaba las gafas, y lo cierto era que ni el Alfa ni el Omega sabían dónde estaban. Jungkook esperaba que Aisha pudiera encontrarlas y traérselas de vuelta, pero eso no era importante, al menos no por este momento.

-¿Mejor?- Jungkook preguntó en voz baja, esperando de todo corazón que el agua caliente estuviera haciendo efecto en su tiritante cuerpo.

Jimin se encogió de hombros. Todavía temblaba un poco.

-Ven aquí.

El azabache tiró de él hasta abrazarlo, colocando su espalda contra su pecho y envolviéndolo con sus brazos. Jungkook besó su nuca, con la mirada fija en sus piernas enredadas.

Habían pasado demasiadas cosas, demasiado como para poder asimilarlo. Jungkook casi había matado a un hombre, lo habría hecho de no ser porque su hermano lo había salvado, liberándolo de la inminente cárcel en la que habría acabado, porque Jungkook ya no era un niñato de diecisiete que se metía en peleas callejeras y salía ileso de comisaría. Ahora habían consecuencias. Siempre las había.

Jimin, por su parte, parecía que estaba en otro mundo. Se mantenía callado, y se sentía distante. Tampoco se alejaba de Jungkook, sino que más bien se dejaba hacer. Quizás estaba demasiado cansado como para tratar de hacer algo.

Se había pasado la vida siendo una bolita de alegría. Su papá le había dicho que el mundo se lo devolvería algún día.

Sí, joder, pero ¿Cuándo?

Jimin sabía que esta vez el problema no iba con Jungkook. No. No le recriminaría haberlo defendido, ni tampoco que se le hubiera vuelto a ir de las manos. Jimin estaba cansado de eso, y por encima de todo amaba a Jungkook, incluso en situaciones excepcionales como esta, donde los dos estaban tan fuera de lugar que no sabían cómo actuar. Sí, por eso el Omega había gritado y el Alfa lo había protegido como había podido, porque al fin y al cabo eran lobos y eso es lo que hacían cuando se veían amenazados.

El rubio exhaló tembloroso y relajó su tensa espalda contra el pecho de Jungkook. Se sentía pequeño y frágil. Era un Omega al final del día. Uno que había tenido que soportar demasiado y que no podía más.

Del mismo modo que Jungkook había delegado responsabilidades y se había largado de esos vestuarios sin mirar atrás, Jimin cerró los ojos y se dejó abrazar por el Alfa.

Sólo tenía que cerrar los ojos y...

Minhyuk desnudándolo.

Minhyuk grabándolo.

El flash de la cámara.

Los betas tirando de él hacia una de las duchas.

El agua helada.

Jimin abrió los ojos en un sobresalto, gritando sin poder evitarlo.

-Hey- Jungkook se tensó tras él- Jimin.

El Omega negó frenéticamente. No sabía qué le estaba sucediendo, pero de un momento a otro sintió su cuerpo arder en un calor angustioso, que su corazón iba tan rápido y golpeaba tan fuerte que iba a atravesar su pecho, y que no podía respirar. Jodidamente no podía respirar.

Tampoco podía estarse quieto, salpicando todo el agua de la bañera mientras Jungkook trataba de calmarlo.

-Minnie, bebé- Jungkook trató de llegar a él por el vínculo, pero al otro lado del lazo el lobo de Jimin era un manojo de ansiedad y pánico. Estaba teniendo un ataque de pánico- Shhh, cachorro, está bien. Está todo bien. Estás conmigo- el Alfa intentó girarlo. Intentó desenredar sus manos de sus mechones rubios, para que dejara de tirar de ellos y hacerse daño- M-Minnie, por favor- Jungkook suplicó.

Stitched Hearts ❥ Kookmin Omegaverse {Paper Hearts II}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora