Dia 9: Cambio de roles

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Nota: Secuela independiente de "primera cita"

.....

—Eres un idiota.
—Diablos, Steve ¿no te puedes compadecer de un enfermo?
—No te hagas la víctima, Buck.
—Soy víctima de esta enfermedad.
—El cual no habrías tenido si me hubieras hecho caso.
—En mi defensa, uno no adivina cuando va caerte una tormenta encima.

Estornuda. Bucky se limpia la nariz con su pañuelo, para luego cubrirse la cabeza con las frazadas oscuras.

—Aun no te duermas, tienes que comer —Le advierto antes de salir de la habitación hacia la cocina.
Él dice algo, pero las frazadas no permiten que pueda entenderlo. De igual forma nuestra discución anterior no podía alargarse más, él no reconocerá su error.
La sopa está lista, y lo sirvo en el bowl que siempre usa. Demasiado caliente para levantarlo aún, me entretengo observando hacia la ventana de nuestro pequeño departamento, viendo como la lluvia aún golpea. Ya van tres días en que las noches se llenan de charcos, y los rayos raspan el cielo. No es una tormenta como exagera Bucky, pero si un temporada problemática.
Vuelvo a escuchar a Bucky estornudar. Está así todo el día, y sospecho que será así un par de días más. Y no lo sé por experiencia, pues mis gripes duran más días, sino porque últimamente a bajado algo de peso, y quizá tenga anemia.  Aprieto el puente de mi nariz, siento la preocupación subir a la superficie. Suspiro, y sacudo la cabeza. Me digo que solo es una gripe, que fue porque hizo horas extras con plena lluvia en la constructora que trabaja temporalmente después de sus clases. Entonces llego empapado de pies a cabeza, le dije que no lo hiciera más y llegará temprano, pero al día siguiente paso lo mismo, para el tercer día no se pudo levantar.  Ahora a faltado a sus clases y al explorador trabajo que consiguió.

Sujeto la sopa en mis manos y lo llevo a la habitación, Bucky aún está cubierto con las frazadas. Y espero que no se haya dormido, necesita comer, o sino va empeorar.

—Buck, vamos, levantate.

El bulto que forma la cama se mueve, pero siento alivio cuando veo surgir su cabeza. Su ojeras y piel pálida hacen que me muerda los labios. Me siento en la silla frente a la cama, y le ayudo con acomodar las almohadas detrás de su espalda cuando de sienta.

—¿Vas a darme sopa en la boca? —Bromea. Sonrió, no por el chiste sino porque tiene suficiente energía para bromear.
—Quiza, tú lo haces conmigo.
—Despues de mucho rogar para que aceptes una cuchara, yo me porto mejor.

Sonríe irónico. Sí, esto es irónico después de todo. ¿Es así como me veo cuando estoy enfermo? Quizá no, Bucky no hace demasiado drama como yo cuando digo que estoy bien mientras apenas puedo respirar.
Sujeto bien el bowl con una mano, y con la otra empiezo a recoger sopa con la cuchara, para luego estirarlo hacia él. Su expresión denota un aire de sorpresa, pero finalmente abre la boca.

—Esta buena —saborea.
—no tango como tus sopas —confieso. Pues realmente me gusta como cocina.

Le doy otro bocado más.

—Estoy contento —me dice tras otro par de bocados— no por la gripe pues uno de los profesores odia las faltas, sino porque no te has enfermado en un buen tiempo.

Cuento las semana en mi cabeza y resulta ser muchas. 

—Has estado cuidándote mejor, venías directo de tus clases, no saliste a la calle en pleno aguacero.
—Estuve tentado —le confieso, dándole otra cuchara de sopa— cuando no llegabas de tu trabajo, quise buscarte. Pero sabía que si me enfermaba no podría cuidarte.
—Vaya, debería enfermarme más si eso significa que vas dejar de creer que eres inmortal.
—Tu eres el que se cree inmortal, solo porque no eres un enclenque como yo.
—Nah. Sospeche que podía enfermarme pero ...
—El dinero —continuo por él. Se enoge de hombros, y aunque no debería me siento culplable en parte. Aún con la ayuda de mis padres con la escuela de arte, no me alcanza para los gastos personales que tenemos, pues no siempre tengo trabajo pero sí siempre me enfermo.

Estornuda otra vez, con una leve tos. Eso hace que olvidé la conversación y busque el jarabe que suelo tomar.

—No te sientas culpable —me dice, torciendo otra vez. Yo le doy una cuchara de la medicina. Y el toma suspirado —Yo quería el dinero extra para comprar una nueva cama.
—Esta cama está muy bien —le digo.
—Si, pero quiero que durmamos más cómodos.
—Bucky.

Sonríe, como siempre lo hace cuando estamos o nos enfrentamos a algo que nos supera, como cuando de niños una vez nos perdimos en el parque central, como cuando me beso después de decirle : yo también, como cuando decidimos decirle a nuestros padres sobre nuestra relación, como cuando nos mudamos juntos apenas empezamos nuestras carreras. Me sonríe así para decirme que estamos bien, que estaremos bien.

Termino de darle la sopa, y me voy a lavar. Cuando vuelvo está recostado otra vez, pero con la cabeza al aire. Me mira y hace una seña para que me recuesta junto a él. Me voy a asear rápido, y visto con la ropa ligera que uso como pijama, para luego subir al rincón de la cama, que está pegada a la pared.

—¿Ahora vas a darme mimos? —Sonrie girándose hacia mi.
—Bucky, no es como si debo hacer todo lo que tú haces cuando estoy enfermo.
—¿Por qué no? Es parte del rol de cuidar a un enfermo.
—Quiza no me agrada este cambio de rol entre enfermero y paciente —digo fingiendo indiferencia.
—Sí, eres pésimo —me sigue el juego.

Río y niego con la cabeza.

—La verdad, no quiero hacer lo mismo. Es decir, tu siempre cuidas de mí y siempre pienso como hacerlo contigo, sin que parezca solo un intercambio. Quiero hacerlo de manera que muestre lo mucho que me importas.

Bucky, estornuda cubriendose con su pañuelo. Y suspira

—Pues —dice, tranquilo— si te hace sentir mejor, estoy seguro que cuando te necesite tú estarás ahí para mi. No hay nadie en el mundo que confiaría mi vida que no seas tú.

Aprieto los labios, sin poder responder. Entonces me siento un poco, y paso mi brazo por lo debajo de su nuca. Trantando de acomodarlo a mi cuerpo. Entonces por un momento parece más pequeño. Con mi otra mano acarició su frente, retirando los mechones de su cabello.

—Bucky, voy a besarte
—No sé, creo que ya es demasiado con que estes aquí y no en el sofa—exagera una expresión de preocupación. En todo lo que está enfermo, no me a permitido acercarme con su paranoia de contagiarme.

—Estúpido —le digo antes de inclinarme y besarlo. Sus labios están más calientes de lo normal. Por lo que pienso que seguramente la fiebre está empezando a subir. Pero cuando me alejo el alza la cabeza para besarme, un toque luego otro. En el siguiente me atrapa. No me resisto. Nunca puedo resistirme. Su boca abre la mia, y su lengua empuja hacia adentro. Estoy gimiedo cuando su mano caliente de pronto asalta bajo mi polera.

—Estoy ardiedo, Steve. —susurra con su aliento rosando mis mejillas.
—Es la fiebre, Bucky.

Se ríe levemente, y me vuelve a besar antes de alejarse y recostarse sobre mi brazo.

—Tengo que traer paños para esa fiebre.
—Esta bien, pero quédate así un rato mas. Solo unos minutos más. —dice cerrando los ojos, acurricandose hacia mi.

Siento un gran ternura con solo verlo. Acaricio su rostro, y le doy leves besos en el, en su fuerte mandíbula y sobre sus párpados. Lo amo, lo amo. Y no me importaría ir contra el mundo, si es para cuidar de él.

Fictober Stucky 2020Where stories live. Discover now