CAPÍTULO 6

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La idea del amor nunca me ha interesado mucho, jamás logró captar mi atención en un sentido personal. Yo no era de fantasear con la idea de un príncipe azul ni en cosas grandes. Siempre he pensado, aún adorando leer novelas románticas, que el amor no estaba hecho para alguien como yo. No es que no me gustase, es que el simple hecho de querer a alguien a tu lado es una forma egoísta de retener algo junto a ti. 

Insegura y con temor, acaricié la espalda de Ben. Sentí como este temblaba y rompía a llorar en silencio. Eso me demostró que él era de los que sufrían en silencio y lo llevaba todo por dentro; que no era la primera vez que lloraba por Shasta y su amor. Aquello me partió por dentro ya que, pese a que apenas nos llevábamos bien, Ben era familia.

― ¿Cómo estás? ―murmuré, sin saber qué decir.

―Hecho una mierda ―masculló―. ¿Cómo está?

Sabía a quién se refería y estaba empezando a tenerle un poco que ojeriza a la loba. No me gustó para nada la forma en la que se comportó con él y su actitud hacia mí. Estaba demasiado a la defensiva y aunque intentaba comprenderla, no era capaz de ponerme en su piel. 

Enamoradísima de Dave ―me limité a decir con ironía.

Oí como Dasan suspiraba al otro lado. Me encogí de hombros, arrepentida por mi comentario. Comprendí que había estado de más, sobre todo la manera con lo que escupí las palabras pero Dasan debía de ser comprensivo; tenía que darme un poco de cancha con todo este asunto. 

― ¿Dave? ―asentí varias veces pero con suma lentitud, insegura― Así se llamaba mi perro.

―Si cuando encuentre mi otra mitad voy a ser así de arisca con la gente que me importa... Te aseguro que paso totalmente de ese rollo ―confesé, intentando animarlo.

Bufó.

―Eso dices ahora... ―sonrió de soslayo― De aquí un tiempo no estarás tan segura de tus palabras y lo más probable es que quieras retirarlas. Ahora mismo no sabes lo que dices porque no tienes ni idea...

Me quedé de piedra.

―No creo ―me limité a decir cuando conseguí reaccionar―. En realidad el amor no existe, eso es un invento: se trata de una técnica que se utiliza en los anuncios de televisión para hacerte sentir ñoñerias. Es puro marketing... Mira, mi padre dejó embarazada a mi madre de mí y cuando se enteró se marchó de casa. Años después vino a por dinero, engatusó a mi madre y se volvió a marchar dejando a mi madre con dos sorpresas en su interior.

― ¿Huevo Kinder? ―preguntó intentando hacer alguna gracia a la vez que se terminaba de secar las últimas lágrimas.

―En efectivo ―dije suspirando―. El amor, lo que se dice amor no existe. Tan solo son encaprichamientos de larga durada... Aquello tan bonito que se ve en las películas no existe, ni siquiera en los libros. Creo que lo que se siente es adoración, devoción, como quien le reza a Dios. El amor no es como lo pintan en Hollywood. 

―Sí, supongo que es cierto ―carraspeó un par de veces mientras se encogía de hombros.

Sonreí de lado y él hizo lo mismo. Esa fue la primera vez que lo vi sonreír. Cuando lo hizo, vi que en su rostro desaparecía todo tipo de signos de amargura, resentimiento y de odio. Parecía otra persona y deseaba que a partir de aquel instante fuese siempre igual: tenía una bonita sonrisa.

Estuvimos en silencio unos minutos hasta que Dasan, el sanador y curandero de la tribu, entró a su pequeña cocina por la chirriante puerta.

―Es tarde, deberíais iros a casa ―sugirió el anciano forzando una sonrisa.

SANGRE DE LA LUNAWhere stories live. Discover now