CAPÍTULO 12

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Me senté en el sofá y encendí el televisor. Puse el canal de cocina y apunté un par de recetas en una pequeña libretita que había donde Nils apuntaba los códigos de la consola.

―Esta noche tienes turno con Nils ―me sobresaltó el alfa―. Rondareis por tu casa un par de horas y aseguraréis el perímetro.

Suspiré.

―No puedo, Anahu ―me fulminó con la mirada―. Voy a volver con Benji unos días.

―Esta noche no ―dijo con su voz ronca―. Harás la guardia y ya veremos si vuelves a marcharte. No puedes ir y venir a tu antojo, somos una manada y la manada permanece siempre junta. Te he dejado estas veces aun no queriendo que te fueses porque pensaba que quizá lo necesitabas. Al principio era asombroso cuan fuerte eran los lazos que no querías que la manada se rompiese. Ahora me he dado cuenta que ya no importa si Ben está con nosotros o no, ya es tu excusa de vía de escape. Déjame decirte, Magena, que estás equivocada. Ben no es ninguna clase de válvula. Aun así, tampoco soy tu madre para decirte a qué hora debes volver a casa, no quiero atarte con una correa (en el sentido metafórico) pero si tengo que hacerlo lo haré. Vas demasiado a tus anchas y te lo he dejado pasar demasiadas veces. ¡Tienes catorce años y ya has gozado de más privilegios que cualquiera de nosotros! No debería haberte dejado marcharte porque si Nils o Shasta estuviesen en tu lugar, no les habría dejado ni la primera vez ―asentí con la cabeza―. ¿Eres consciente de la libertad que has estado teniendo? No es favoritismo, ni mucho menos, así que ahora se te ha acabado eso de irte y venir cuando te plazca. A partir de ahora nos serás fiel, ¿entendido? Y acatarás mis órdenes sin rechistar, que soy el alfa y aquí mando yo. 

Asentí desviando la mirada del televisor dónde estaban dando un programa y no dije nada al respecto. Quizá el alfa sí tuviese un poco de razón al decir que ya no me era del todo prescindible que Ben estuviese con nosotros o no. Tal vez si me estuviese aprovechando un poco de la situación.

―Si quieres mañana puedes volver a tu casa ―abrí los ojos como platos―. Lo más seguro es que esta sea la última ronda. Yo ya me tengo que preparar para la universidad y Shasta y Dave se van a mudar a Carolina del Sur, al apartamento de la familia de Spencer. No acabará su último curso en el instituto, creo que irá a uno de allí. Nils acabará sus estudios y Spencer se marcha un tiempo a Phoenix, ha encontrado un buen curro. Si lo prefieres puede quedarte aquí, claro. ―añadió.

«Vaya... Todos con planes...» Pensé.

―Tranquilo, me iré a casa con mi familia. Les explicaré lo sucedido con Koda y lo comprenderán. Ellos ya sabían que iba a suceder, por eso se marcharon, para darme tiempo. ―hablaba con un hilillo de voz―. Entiendo porque lo hicieron.

Anahu suspiró mientras cerraba los ojos.

―Nosotros ya lo sabíamos. Como también sobre tu transformación ―baje el sonido del televisor―. Hacía unos meses que lo sabíamos excepto Nils, se lo ocultamos porque es un bocas y te lo habría contado en clase.

Sonreí de lado y suspiré.

― ¿Quieres hablar de Koda?

―Mejor no... Prefiero sufrir en silencio, se me da bastante bien ―musité.

― ¿Sabes dónde está Benji? ―preguntó el alfa.

Me encogí de hombros y dije:

―Más o menos ―mentí.

Claro que lo sabía pero no era tan estúpida como para revelar el paradero de mi amigo. Le había prometido no decir nada, ni siquiera que tenía familia en Virginia.

―Benji es un buen tío... Legal, cabezota y dramático... Es como es y siempre le ha gustado vivir al margen. Es bastante sensible y le gusta exagerar demasiado las cosas. Parece osco y frío pero en realidad es como el algodón de azúcar, pegajoso y rosa. Ha pasado por muchas cosas, al igual que todos... Yo el rechazo por parte de mi familia, Ben por esto del amor, Spencer por su padre y los Wood bueno... Shasta por su forma de ver las cosas lo pasa mal además de que antes de que tu llegases apenas se comunicaba con la manda y Nils la apoyaba todo el tiempo.

SANGRE DE LA LUNAWhere stories live. Discover now