III.

111 63 1
                                    

Capítulo 3

Al salir del aeropuerto de San Diego una oleada de recuerdos llegaron a mi mente, había vuelto a donde todo terminó, y en donde todo comenzó, si, en ese orden, irónico ¿no?

Pedi un taxi y le di la dirección de mi antigua casa, al llegar observe la hora, mi reloj marcaba las 2:30 pm, tendría que volver al aeropuerto en 3 horas como límite si quería que los chicos no sospecharan nada, en especial Ezra, que podría ser muy sobreprotector con nosotros, lo cual no me molestaba en absoluto, tampoco lo culpaba, yo tampoco querría perder a mi familia, otra vez.

Cuando llegue, la casa se veía deteriorada, al verla, se me formó un nudo en la garganta, sin pensarlo dos veces, entre. Todo se veía casi igual que hace 32 años, habían fotos de mis papas en el mueble donde solíamos dejar llaves, y en ocasiones, al llegar a casa, dejábamos abrigos, reí ante ese recuerdo, mi mamá siempre nos reclamaba a mi papá y a mi por dejar nuestra ropa ahí.

Mi mente se inundo con recuerdos similares mientras me sentaba en el sofá de la sala, sin percatarme, lágrimas resbalaban por mis mejillas, los extrañaba demasiado, me sentía culpable de haberlos dejado, no pude si quiera despedirme, pero no podía ponerlos en peligro, no a ellos, siempre pensé que podía dar mi vida por verlos bien, asi que tuve que alejarme ¿pero como debía marcar un final a un amor tan grande?

Cuando me tranquilice un poco, subí a mi antigua habitación, todo estaba exactamente igual a como lo dejé, me sorprende que nadie haya entrado a robar a esta casa, mis padres murieron hace 15 años, y nuestras cosas aun seguian intactas.

Con cada paso que daba por la casa, sentía como la presion en mi pecho aumentaba.

Entre a la habitación de mis padres, y buscando entre sus cosas, saqué una pequeña caja de uno de los cajones del mueble, mi padre decía que ahí guardaba cosas importantes, como fotos de nuestros viajes, cumpleaños, etc. Al abrirla, me encontré con varias fotos Polaroid, tomé una donde papá estaba con el ceño fruncido y el rostro manchado de betún de pastel, mi mamá y yo estábamos riendo, una sonrisa se formó en mi rostro al recordar ese día.

Removi las fotos y encontré otra pequeña caja, al abrirla, las lágrimas se volvieron a juntar en mis ojos, nublándome la vista, eran las argollas de matrimonio de mis padres.

De solo pensar el sufrimiento que pude haberles causado por mi repentina desaparición, desearía haber muerto ese día, así al menos ellos hubieran tenido mi cuerpo, y no hubieran pasado tantos años de anguista, de tristeza buscandome, preguntándose por qué me fui, o si estoy bien.

Ante aquel pensamiento, el dolor se acumuló en mi pecho, no podía más, tampoco podía controlar mi llanto, abrace aquella pequeña caja, aferrandome a ella, pues era lo único que me quedaba de ellos ahora, solo recuerdos que me destruían, me recosté en la cama y al cabo de una hora, me quede dormida.

⠈⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄⠈⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄

Al despertar, saqué mi celular de mi bolsillo para ver la hora, marcaban las 5:45 pm, tenía llamadas perdidas de Ezra, mensajes de Ashton preguntando donde estaba y si estaba bien, y otro mensaje de Michael preguntándome si podía llevar pizza para cenar, reí ante el último mensaje y decidí llamar a Ezra.

—¡¿Venus?! ¡¿Donde estas?! ¡¿Estas bien?! — Pregunto con voz acelerada, se escuchaba preocupado, no pude evitar sentirme culpable.

—Tranquilo, estoy bien Ezra, tenía el sonido desactivado, lo siento, llegare un poco más tarde de lo planeado. —Confesé un poco avergonzada.

—¿Donde estas? — Su voz se escuchaba aún más tranquila, pero firme, Ezra podía ser muy serio cuando se trataba de alguno de nosotros.

—Llevare pizza para cenar, aunque tal vez tendremos que cenar más tarde que de costumbre. —Intente cambiar de tema, tratando que mi voz no sonara titubiante.

—Venuuuuus.. ¿dónde estas? — Pregunto de nuevo, dije que llevaría pizza ¿como pudo ignorar ese detalle?

—Solo te diré que estoy bien, tranquilo, en un rato volveré a casa, te quiero, adiooos. -
— Hable lo más rápido posible y colgué la llamada, no me podía arriesgar que supiera donde estoy. Metí la caja de fotos y la cajita con las argollas a mi bolso, y baje las escaleras para dirigirme hacia la puerta principal.

—Mamá, papá, espero que puedan perdonarme algún dia, yo... .yo jamás quise irme de su lado, pero no podía ponerlos en peligro. — Dije mientas sorbia mi nariz, otra vez las lágrimas brotaban de mis ojos. — Pero estoy bien, no tienen que preocuparse, encontré a tres chicos, somos una familia ¿saben? Son unos idiotas, y un poco frikis, pero soy feliz con ellos. — una sonrisa se formó en mis labios al recordarlos. — Estoy segura que los amarían tanto como yo...los extraño, no me perdono por haberlos abandonado, pero quiero hacerlo, ustedes están en mi, siempre vivirán en mi corazón, los llevo a todas partes, ojala hubiera faltado al instituto aquel día.—pegue la frente ante la puerta cerrando los ojos, dejando que mis lágrimas resbalaran libremente.

Al abrir los ojos, una tranquilidad me llegó al cuerpo, como si de empujarla dentro de mí se tratase, limpie mis ojos con el puño de mi abrigo y sorbi la nariz para darle una última mirada a aquella casa que fue nuestro hogar por tantos años, entonces supe que mis padres estaban bien.

Salí cerrando la puerta con llave, y comencé a caminar en busca de un taxi, estaba por llegar a un pequeño parque cuando una pelota de fútbol se me cruzó por delante mío, y quedó en medio de la avenida, seguida por un pequeño niño rubio, ojiazul de aproximadamente 9 años, el pequeño corrió sin ver si se aproximaba un carro, el cual, venía directo a su dirección, por lo que mis sentidos se agudizaron y en menos de 3 segundos, corrí hacia el cargandolo y saliendo de la mitad de la avenida, sin importar si alguien lo notaba.

Cuando baje al pequeño de mis brazos, este se encontraba pálido, con los ojos abiertos a tope, y a punto de llorar.

—Iba a morir. —Susurro el pequeño rubio, con pequeñas lagrimas brotando de sus ojos azules.

—Hey, tranquilo, todo está bien, mira, sigues completito. —Tome su brazo intentando que lo viera, para tranquilizarlo un poco más, a lo que apego a mi abrazandome fuertemente, lo cual me sorprendió un poco, pero le devolví el abrazo. —Ya pasó, tranquilo.

—Gracias.—Alzo su mirada para verme, y le respondí con una sonrisa. — Mi pelota quedó destruida. —Se separó de mi para mirar tristemente donde se encontraba su pelota, que había sido arrollada por el auto.

—No te preocupes, mira. — Saque un par de billetes de mi cartera y se los entregue con una sonrisa. — Creo que esto es suficiente para que puedas comprar otra pelota.

—¡¿En serio?! Muchas gracias. —Me volvió a abrazar, por lo que reí ¿que tenía este niño con los abrazos?, al cabo de un minuto, se separó de mi, tenía un brillo en los ojos, se notaba que el susto había pasado. —Soy Luke, Luke Hemmings.

 —Soy Luke, Luke Hemmings

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
𝔈𝔱𝔢𝔯𝔫𝔦𝔡𝔞𝔡 || lrh.Where stories live. Discover now