Capítulo 10.2

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A la mañana siguiente Elián y Gerlyn salieron andando hacia Kaldish. El viaje les llevaría todo el día, así ganaban tiempo para que los demás se preparasen y buscasen a esos voluntarios. Una vez que los elfos hubiesen vuelto a Xanaia con sus respectivos caballos los actores voluntarios y una facción del ejército partirían hacia Trixos.

Mientras tanto Horace se quedaba a cargo de Xanaia y Aracne a cargo de La Mansión como llevaba haciendo ya desde la conquista de la capital. Los miembros originales del ejército seguían manteniendo la ubicación de su antigua morada en secreto por si acaso y los desplazamientos hacia dicho lugar estaban prohibidos salvo para unos pocos.

Los elfos a penas hablaron por el camino, cada uno estaba concentrado en sus propios pensamientos.

Elián se preguntaba si había sido buena idea traer a Gerlyn con ella. La chica podría haber hecho el viaje sola perfectamente y de hecho habría ido más rápido pero en el último momento se le ocurrió que ir sola a lo mejor podía acarrear una serie de problemas innecesarios, además algo de compañía nunca iba mal. Así que le pidió a Gerlyn si podía acompañarla.

Sin embargo la presencia del chico no hacía más que ponerla nerviosa. No porque no confiase en él sino precisamente por todo lo contrario. Se conocían de hacía a penas un par de meses pero aun así a Elián le importaba mucho y quería protegerlo. De hecho se había encargado de dar ordenes muy precisas a Dalya sobre eso:

— Si la cosa se pone fea no le dejes entrar en combate — había ordenado Elián.

Dalya por su parte había asentido dando a entender que cumpliría la orden. Elián esperaba que así fuera.

Otra de las cosas que la atormentaban era el conde de Trixos. Ese hombre no era de fiar y por esa misma razón Elián sabía que la negociación tendría algún truco, alguna trampa muy bien camuflada en el uso de las palabras. O eso o una trampa directa y armada. Aunque la chica estaba jugándoselo todo a la primera opción.

Por si acaso Elián tenía preparado un plan de emergencia moralmente cuestionable.

Elián no era consciente de que mientras el sol iba bajando y se acercaban a Kaldish las inseguridades habían comenzado a apoderarse también de la mente de Gerlyn.

La última vez que el chico había hablado con una planta fue cuando entró en La Mansión por la entrada secreta que Elián le había enseñado. Aquella antipática enredadera se había negado a responderle y le había llamado traidor. ¿Y si ahora todo el bosque se negaba a comunicarse con él? ¿Y si el plan fallaba y los que estaban dentro morían por su culpa?

Gerlyn sabía perfectamente la respuesta. Sin los árboles perdería la comunicación con Elián mientras ella estuviera en Trixos y no podría ayudarla si algo malo pasaba.

Así, perdido cada uno en su mundo, llegaron a Kaldish cuando el sol ya se había puesto tras los bosques frondosos. Gerlyn se excusó para ir a ver a lo que había sido su familia y Elián, por su parte, entró en la casa de Aegan quien seguiría a cargo del pueblo hasta que Gerlyn se instalase allí.

El hombre estaba sentado de mala manera en su extraño trono de madera. Cuando vio a Elián franquear la puerta de entrada se sentó recto como si hubiera visto un fantasma.

— Hola Elián. ¡Qué sorpresa!¿Qué te trae por aquí? — preguntó sorprendido cuando la vio franquear la puerta de entrada.

— Una nueva conquista — contestó la chica sin dar más detalles —. Necesito a Fortior y a Goliath limpios y ensillados para mañana y un sitio para dormir.

— Sabes que mi casa no es un hotel, ¿verdad? Podrías haberme avisado con algo de tiempo para preparar una buena bienvenida.

— Esta vez es urgente y como comprenderás no tenía "algo de tiempo".

Hija del SolOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz