Enamorado de una fan. ||Jos Canela||

Capítulo diecinueve.

Narra Marley:

Entré al salón de clases después de unas largas vacaciones. Elena y Diego estaban platicando y me acerqué a ellos para saludarlos.

—Hola, chavos. —Los abracé a los dos y ellos me devolvieron el abrazo.

—Te extrañé amiga. Tienes que contarnos acerca de Jos y de ti porque vi en las noticias, en las revistas y en los programas de chismes que...

—Que tú y él son primos. —Siguió Diego con el ceño fruncido —Por cierto, gracias por dedicarnos tiempo en las vacaciones.

—Pues es para que a ellos no les afecte. Es una larga historia, mi vida está apunto de ser llamada un caos, lamento no llamarlos todo este tiempo. —Suspiré recargando mi cabeza en la banca. De solo acordarme de eso y de la ahora futura boda de mi padre me hacía tener migraña.

—Vargas, ¿es cierto que tú y Jos Canela son primos?

Levanté mi cabeza y ahí estaba Monserrat, viéndome un tanto confundida e igual que Diego con el ceño fruncido.

—Si eso dice él es porque así es.

—Tú y Jos pueden engañar a todos pero los más inteligentes se darían cuenta, ¿no? —Me guiñó un ojo y se fue.

Recargué de nuevo mi cabeza en la banca pero inmediatamente la levanté cuando mi mente envió ese mensaje de nuevo a mi subconsciente.

"Tú y Jos  pueden  engañar  a  todos  pero  a  mí no, ¿Cómo harás para callarme?

¿Monserrat?

Giré mi cabeza hacía donde se encontraba ella. Era imposible que ella haya mandado el mensaje, ella no sabía nada. Se supone que es mi amiga a parte de todo, ¿no?

Recordé que el día en el que Jos me invitó a salir, ella y Elena fueron a mi casa y les conté lo que había pasado. Quise golpearme la cabeza hasta morir.

Ella sabe que salí con él y que no fue en plan de primos.

—¡Maldita sea! —Grité.

Antes de darme cuenta todos en el salón dirigían sus miradas a mí. Estábamos ya en clase y yo no me había dado cuenta.

—Señorita Vargas, ¿tiene algo que compartir con la clase?

Negué con la cabeza hundiéndome en mi mesa y después de que la maestra me dedicara una mirada asesina volvió a su tema.

Después de 7 horas más de clases el timbre sonó y yo salí del salón junto con mis dos amigos, vería a Ingrid afuera, ya que no se había quedado en en el mismo salón que el mío. Tenía que contarle mi teoría sobre Monserrat.

—¿Vienen a comer a mi casa? —Les pregunté a mis amigos y ellos aceptaron sin dudarlo. Cosa que me causó risa. Solo iban por la comida.

Cuando cruzamos el portón vimos a Andre y a Ingrid hablando amistosamente sin captar nuestra presencia.

—Hola. —Los saludé cuando nos acercamos.

—Mar, voltea al frente. —Andre indicó y lo hice.

La camioneta de la señorita Treviño estaba estacionada frente a la escuela y ella se alcanzaba a reconocer a simple vista.

—¿Qué demonios hace aquí?

—"Mónica irá por ustedes, también por Ramona, portense bien." papá. —Andre leyó un mensaje y yo puse los ojos en blanco y todos nos dirigimos hacía ella.