Capítulo veinte.

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Narra Marley:

—Hola Marley. —Me saludó mientras se paraba de mi cama para acercarse a Jos y a mí.

La persona que creía que era, estaba libre de toda sospecha aunque me sorprendío más quien vino a parar a mi habitación con un secreto mío que deseaba ocultar de todo el mundo que se encontraba fuera de esta casa.

—¿Naeh? ¿Por qué?

—Mmm, digamos que estoy aquí representado a mi hermana, aunque claro, ella no lo sabe. —Me vio con cara de psicópata y volvió a mirarme fijamente.

—Pero, ¿por qué? Es decir, no le he hecho nada, es una de mis mejores amigas, lo sabes. —Le contesté, no entendía que hacía aquí y porqué le interesaba tanto mi relación con Jos.

—Bueno, después de ver a Monse llorar mientras abrazaba una almohada con una foto de éste güey... —Dijo refiriéndose a Jos, Ingrid rió cuando Naeh dijo eso —tuve que preguntarle que pasaba y fue ahí cuando me contó sobre su promesa, ¿acaso no la recuerdas?

Abrí los ojos ante la mención de una promesa y me sorprendí aún más al recordar exactamente esa promesa y el día que la hicimos. Hasta entonces había pensado que fue ridícula.

*Flasback*

—¡Wow Monse! Tu cuarto es como Coderlandia o algo así. Es más que asombrosa.

Elena admiraba cada póster que estaba pegado en la recámara de mi amiga. Monserrat nos invitó a dormir a su casa para presumirnos su nueva decoración, realmente era algo sorprendente, CD9 estaban por todos lados, era asombroso pero su nivel de obsesión con Jos era mayor de lo que Elena y yo nos habíamos imaginado.

Después de un rato, las tres estábamos dentro de una tienda de acampar que habíamos armado dentro de la habitación.

—Saben, amo a Jos, el día en el que lo conozca le pediré casarse conmigo. —Dijo Monse muy emocionada —Oigan, prometan que cuando conozcamos a los chicos ustedes alejaran del trasero de Jos.

Las tres reímos pero le prometimos eso a Monserrat. Estábamos seguras de que eso no pasaría, por Díos, eso ni siquiera pasó por  mi mente, no sé cómo a ella se le ocurrían esas cosas.

Elena amaba profundamente a Alonso y yo no tenía ni una sola debilidad, los adoraba a los cinco por igual, su música me hacía sentir tan bien y eso es lo único que vale.

*Fin Flashback*

Miré a Naeh nuevamente quien me veía con cara de poder, sabía exactamente que había recordado aquel día y fue entonces cuando me di cuenta lo que había hecho, destrozé las iluciones de Monserrat en cuanto comencé a salir con Jos, ella lo amaba y aunque en ese momento las tres pensábamos que era imposible que los conociéramos a ella le atraía mucho él, era como si le gustara cualquier chavo, sea de donde sea estaba enamorada de él y no le importaba si lo conocería o no, ella tenía esperanzas, esperanzas que yo destrozé.

—Sabes que no quise hacerlo, yo no recordaba eso, además fue una promesa tonta. —Respondí.

—Sabes que para ella no fue una simple promesa, ella está mal y no soporto verla de esa manera, así que cuídate, Vargas, porque te prometo que tu relación con él Señaló a Jos nuevamente —se va a acabar. Ah, si, ten cuidado de decirle a mi hermana sobre este encuentro. —Dijo firme y amenazante, salió de la habitación y yo me quedé ahí parada sin saber que hacer, tal vez debí ir detrás de ella, pero no iba a servir de nada.

Después de mirar hacía la puerta di la vuelta y caí a mi cama y mi cara se aferraba a la colcha de ésta, después de unos segundos sentí como se hundía mi cama a los lados y la mano de Jos acariciando mi espalda y me giré para verlo.

—¿Qué fue eso? —Me preguntó Jos —¿A qué promesa se refiere?

—Elena y yo juramos que el día en el que conociéramos a CD9, o sea a ustedes, ninguna de las dos se acercaría a ti, ella dijo que te pediría ser su novio y a veces en la escuela hablaba acerca de su boda contigo. —Dije y Jos me miró aterrado y comencé a reír. —Así es, ella te acosaba.

—Eso es aterrador. —Dijo haciéndo cara de asco y yo le pegué por ser grosero pero reí, admito que es divertido y más porque yo hacía eso con las fotos de CD9 en mi celular y de Justin Bieber.

—No sé que voy a hacer, no quiero que por su culpa pase algo malo. —Le contetsté mientras ponía mi cabeza en su regazo y el masajeaba mi cabeza, pensé en la remota posibilidad de que los dos terminaramos por culpa de Naeh, no sé que haría si Jos y yo... eso. Me da miedo hasta decir la palabra.

—No tienes que preoucparte por ninguna de ellas, Jos dijo en una entrevista que ustedes eran primos, así que por los reporteros no se preocupen, es decir, ¿quién le creería a alguien que odia a la prima de Jos Canela? Además, el amor lo puede todo. —Ingrid se encogió de hombros y Jos y yo la miramos asombrados, tenía razón en todo lo que había dicho.

—Ella tiene razón, no debemos preocuparnos por ella, nadie le va a creer. —Jos besó mi cabeza —¿Le vas a decir a su hermana?

—No. Ella no tiene porque enterarse de lo que hace su hermana, conociéndola, es capaz de ponerse de su lado y hacer algo aún peor.

En verdad empezaba a asustarme recuerdo que la última vez que le rompieron el corazón a Monserrat, Naeh se encargó que el muchacho no se levantara de la cama por un mes. Y eso, era verdad. Una historia que nos dejó traumados, tanto a mis amigos y a mí, como al resto del grupo.

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