O6: En el hueco de un sauce llorón.

78 9 0
                                    


Sé que mi final no estaba al lado de ellas, esa estrella, esa nube de gas y polvo, y su futura compañera de espacio, me habían perdonado, pero lo cierto es que mi destino sería peor, moriría, sí, pero no para estar con ellas.

Natsuki terminó entendiendo todo, me miró con sus ojos llenos de brillo y energía, y supe que era el momento.

─Sé que junto a ustedes no podré estar, Natsuki... pero pido tu perdón, pude haber cambiado todo, y borrar los males de tu infancia─.

─No... si no fuera por eso, no sería quien soy ahora, y estaban fuera de tus manos las rutas predestinadas para el juego... mira como se parte el salón─.

Contemplamos juntas el techo partiéndose en pedazos y desapareciendo, las ventanas volando en trozos, y escombros esfumándose en polvo... adiós a este club, y adiós a mi todo.

─Monika... ─.

─¿Sí? ─.

─Te perdono ─.

La luz que al principio era roja en su corazón, se tornó color rosa, y se expandió. Con un último suspiro, acaricié por última vez a Natsuki, porque sabía que de nuevo volvería a estar sola.

─Adiós, Natsuki, espero se alivie el pesar en tu corazón... ─.

Un resplandor que casi me dejó ciega, culminó en polvo gris, que desapareció, yendo en misma dirección que siempre, y dejando a la vista, una pequeña luna que orbitaba junto a una nube morada, y una estrella que parpadeaba más y más, como si el ser dentro de esta estuviese feliz de dicha aparición.

Me quedé sola...

Una puerta de escape apareció en una esquina del salón, sé que era para mi, pero dejé que se cerrara y desmoronara, como el resto del salón. Mi cuerpo terminó solo, en lo que quedaba de aquel club; solo una miserable esquina con un pupitre, y un pedazo de papel con un poema en este, hecho por Natsuki.

Dejé que las lágrimas cayeran, que hidrataran mi pálido rostro, y contemplé la existencia, sola, a una distancia considerable, de aquellos tres cuerpos celestes que admiraba con envidia, mis amigas.

A pesar de todo, podía respirar, así que esperaría a que llagara mi hora, y esa luz, de cualquier color que fuese, se proyectara en mi pecho, justamente en mi corazón, si es que algo seguía allí vivo.

Sé que extrañaría a Sayori más que nada, y el amor que le tenía era inmenso, pero aún así, no merecía mi compañía.

Sé que extrañaría a Yuri, tomar el té junto a ella era el paraíso, pero sé que demasiado daño le había causado, como para que su mente perturbada perdiera el último tornillo, y sacara la descabellada idea de perdonarme.

Y... Natsuki, bueno, sus cupcakes siempre serían bien recibidos, aunque claro, ahora serían en los rincones de mis recuerdos.

Y... MC... bueno, su realidad no era apta para mi, allí no sería bien recibida así que... como con mis amigas, debía dejarlo ir.


Una estrella fugaz pasó por frente mío, así que con mi último suspiro, causado por un cansancio y sueño terrible, proyecté mi deseo... ahora yo misma debía dejarme ir.

J'suis pas dupeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora