『 1O 』

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— Mamá... —

La nombrada llevó su mirada a su hijo por unos breves instantes, para después volver a verse en el espejo, aplicando el labial.

— Hm, ¿Que sucede? —

El menor apretó sus puños y bajo la mirada, suspiro tratando de relajarse — ¿T-tú pensarías que está bien que yo quiera ser golpeado y asesinado por Amane? Pero sobre todo ¿Está bien si quiero ser idéntico a él? —

La mayor termino por dejar el labial y tomar una bocha para colocarse el rubor — ¿Eh? Si, si, no te preocupes. Ve a tu cuarto, necesito estar perfecta para esta noche —

El azabache apretó sus dientes, su cuerpo tembló ligeramente. Sus ojos pedían derramar lágrimas, ya que nuevamente no era escuchado, solo ignorado como si fuese un ser invisible para el ser humano.

Sus labios temblorosos al fin formaron una sonrisa y vio a su madre — Bien, si tú dices que no hay problema, supongo que no cambiaré mi forma de pensar y actuar, gracias mamá —

Sus ojos estaban vacíos, ya se le hacia costumbre tenerlos de aquella manera, su vida no tenía sentido, o eso siempre pensaba.

Tsukasa se fue al comedor, notando como su progenitora tomaba su bolso, se acerco a él proporcionándole un beso en la mejilla y así salir del lugar indicando que regresaría hasta tarde.

— Hum, es estúpido que haya renunciado, todo porque ese hombre le da dinero, ¡ha! pero esa es mamá — Se encogió de hombros riendo por breves momentos, limpiando su mejilla con cierto asco — ¡Hey, Aman- oh, es verdad, no he visto a Amane desde ayer... —

Bajo su mirada y se levanto de su asiento. Siempre se sentía vacío, no quería sentirse así, más nada estaba a su favor, y ya no soportaba el dolor.

— Creo que Dios me ha creado para sufrir eternamente, bien, si en verdad esa fuese la razón... ¿No sería bueno que alguien sienta lo mismo que yo? Pero no va a pasar... — Rasco su nuca y comenzó a caminar por el pasillo — Cuando vea a Amane le mostraré el cariño que el dice que me tiene, tal vez por que no lo golpeó no me ama —

Abrió la puerta y entró a la habitación logrando ver lo desabrido que estaba, no sabía cuanto tiempo tenía, así que sería mejor comenzar a buscar.

— Vamos, yo se que tú lo tenias por aquí —

Sonrió aun más al encontrar lo que necesitaba, así que salió y se dirigió a su habitación encerrándose y comenzando a ver el uso de aquel objeto.

— Hum, cuando eramos niños Amane dijo que le dolió mucho, pero se supone que con los golpes desahogare mis pesares... Amane lo comprenderá — Se recostó en su cama y cerró sus ojos —

Sentía unas ligeras punzadas en su cabeza, provocándole unos leves dolores y mareos, más opto por intentar dormir, después de todo la noche anterior no había dormido demasiado, menos comido, aunque el sueño lo ataco hasta ahora, le había sorprendido un poco.

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Amane se encontraba fuera de la puerta, tocaba pero nadie le abría, ya se estaba cansando.

Esperaba llegar y pedirle explicaciones a su gemelo, pero no había tomado en cuenta que había perdido hace algunos días atrás su llave.

— Ugh, ¿donde está Tsukasa cuando lo necesito? —

Se cruzo de brazos frustrado ante lo que le pasaba, así que decidió sacar su celular para llamarle a él mismo para que le abriese la puerta, pero solo encendió la pantalla y noto los mensajes que tenía de su hermano.

¿ᴘᴏʀ ǫᴜᴇ ᴍᴇ ᴏᴅɪᴀs ᴀᴍᴀɴᴇ? [ɢᴇᴍᴇʟᴏs ʏᴜɢɪ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora