Capítulo 3: Un punto rojo en la oscuridad

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Los primeros rayos de sol empezaban a brillar sobre la aldea, la actividad en ella empezando desde muy temprano con los hombres dirigiéndose a alimentar el ganado, los pequeños negocios abriendo y el olor a pan caliente filtrándose en el aire. En medio del bullicio, un joven de cabello negro largo arreglado en una coleta caminó hasta la entrada de la aldea. Sus pasos animados y llenos de energía.

"¿Dónde esta Shang Qinghua?" preguntó el joven a los guardias, estos solo suspiraron cansados después de una larga noche de hacer guardia y señalaron de mala gana el bosque cercano.

"Donde siempre entonces"

"¿Hay algún día donde no vaya al bosque? Ese chico no le teme a nada" comentó un guardia

"Es hijo y nieto de una bruja ¿tiene algo que temer?" respondió el otro, sus ojos apenas abiertos por el sueño.

El joven les hizo caso omiso a sus comentarios y se adentró en el bosque en busca de su amigo. Aunque el lugar era vasto y era muy fácil para uno perderse, los años le habían enseñado al chico los senderos que tomaba su amigo y si eso no era suficiente había otro gran indicador de su presencia...

Un toque de rojo en su periferia y...

"¡Te encontré!" el chico corrió y se abalanzó sobre el otro, los cuerpos de ambos cayendo al suelo.

"¡Un "hola" hubiera bastado!" exclamó Shang Qinghua quitándose rápidamente el cuerpo del otro encima suyo, a no ser que empezara a escuchar gruñidos en la distancia...

Su cesta yacía tirada en el piso, muchas de las hierbas medicinales que había recogido habían saltado de la cesta ante el impacto.

"¿Siempre tienes que ser tan rudo conmigo? No es como si te estuvieran observando...a menos que hablemos de tu extraña mascota"

"¡No es mascota! Es...otra cosa" Shang Qinghua por más que confiara en Meng Zixun todavía no tenía el valor de explicarle su relación con...el extraño del bosque.

Meng Zixun...Shang Qinghua esta convencido de que si no fuera por la llegada de este al pueblo su cuerpo yacería en alguna fosa común. Llegó como un huérfano, su aldea atacada y sin ningún sobreviviente. Solo había pasado un día desde que Shang Qinghua supo la verdad y para ese entonces alguien nuevo en la aldea no era algo que le emocionara. Solo era otro niño más que se uniría al grupo de Chang Gui y lo molestaría día y noche.

¿Y qué si lo molestaran? Era un niño maldito, ambos padres asesinados, tal vez por su abuela, esta se deshizo de él y lo mandó a un infierno. Tal vez debía hacer caso a los susurros a su alrededor y simplemente desistir.

Para su sorpresa y la de los demás, Meng Zixun se acercó por voluntad propia a él y entablaron conversación.

Y desde entonces solo...siguieron hablando.

Meng Zixun era simpático y brillante, muy difícil para alguien odiarlo y tenerle rencor de algún tipo. A pesar de ser huérfano como Shang Qinghua, el trato que recibía era mil veces mejor que el suyo y Shang Qinghua no podía culparlo. Claro estaba que a veces sentía envidia al ver como era admirado por todos a su alrededor y los adultos lo consentían, pero sabía que sus circunstancias eran diferentes a las suyas. En su caso, por más malos tratos que soportara, tareas que hiciera, obediente que fuera nadie nunca lo trato con cariño.

Pasar de odiarlo a con el tiempo soportarlo no se le podía considerar cariño de ninguna forma.

El único en la aldea que lo trataba como un amigo era Meng Zixun y el pequeño Shang Qinghua en ese entonces se aferró a esa primera muestra de amor con la desesperación de un hombre sediento en el desierto.

A red dot in the darkness (Moshang)Where stories live. Discover now