Capítulo 4: Fracturas

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Shang Qinghua regresó a la aldea y lo primero que hizo fue ir a su parada usual en el boticario. El señor Qin ya lo esperaba, su expresión indicando que se había tardado más de lo debido. Suspirando por lo que estaba por venir, depositó su cesta en el mostrador e hizo la mirada que más lástima causara (La había ensayado miles de veces y hasta ahora tenía un 85% de efectividad).

"Tarde por 10 minutos, una vida se pudo haber perdido en esos 10 minutos" replicó el Señor Qin examinando lo que trajo.

Shang Qinghua miró a los estantes a su alrededor todavía llenos de medicina, pero mejor no comentaba nada...

"Debes hacer lo que te digo, solo haciendo lo que te digo es que harás las cosas bien"

"Señor Qin, he seguido al pie de la letra las instrucciones en los libros y la medicina que elaboro no es mala, usted mismo lo comentó"

"¡No te hablo de la medicina, pequeño tonto! ¡De los principios, te hablo de los principios!"

"¿Principios...?"

"¡Debes ser puntual! ¡Debes ser responsable! ¿Y así esperas curar a los demás?" El tono de voz del Señor Qin se volvía más alto con cada exclamación, pero Shang Qinghua no temía mucho.

El Señor Qin era el boticario y médico de la aldea, todos lo respetaban y temían. La principal razón era su temperamento, no era muy paciente con los demás y fácilmente podía pasar de una conversación amena a los gritos. A pesar de eso, nunca le negó la ayuda a ninguna persona, ni siquiera a Shang Qinghua cuando se presentaba malherido y el truco de "esperar a que sane solo" no funcionaba.

El Señor Qin curaba sus heridas y a cambio le pedía que fuera al bosque a recoger hierbas que necesitara.

"Para que no escojas cualquier estupidez que veas en el camino" le dijo entregándole unos herbarios y manuales básicos de medicina.

Con el tiempo el recoger hierbas paso a elaborar medicinas y pronto se convirtió en el único aprendiz del Señor Qin e irónicamente era el que recibía el mejor trato por parte suya en la aldea.

Aunque el Señor Qin fuera neutral por su profesión en todos los asuntos concernientes al pueblo y ante el maltrato de Shang Qinghua no se permitía extender una mano para ayudarlo, si Shang Qinghua era el que buscaba su ayuda después, la daría sin dudarlo.

"Señor Qin, las medicinas de mi abuela..."

"Lo sé, lo sé, las tendré listas en la tarde. Ven a verme para entonces"

Los últimos años en la aldea han sido relativamente calmados, excluyendo a Chang Gui y su pandilla, la mayoría ya se ha acostumbrado a su presencia. Todo parecía indicar que a regañadientes ya era parte de la aldea, Shang Qinghua podría decir que se encontraba en un buen momento en su vida sino fuera por un gran detalle...

Su abuela estaba enferma.

Una tierna infancia a su lado y años en donde no conocía nada más que el cariño de su abuela solidificó su creencia de que los rumores de los aldeanos no eran más que eso, rumores. No iba a creer lo que dijera un aldeano borracho, no pensaba convencerse de que la misma mujer que lo cuidó y educó en sus primeros años era capaz de asesinar a sus padres.

A los 12 años cometió el grave error de creer e incluso temerle resultando en dos años donde tuvo el permiso de visitarla y no lo hizo...

A los 14 años fue con toda la convicción que un adolescente débil como él era capaz de reunir y se enfrentó a su abuela, las preguntas acerca del pasado no se hicieron esperar y los gritos exigiendo respuestas rompieron el silencio que había en el pacifico bosque.

A red dot in the darkness (Moshang)Where stories live. Discover now