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[Últimos tres capítulos🥺❤].

•||Capítulo 33||•

M Í A

Christopher no podía estar en el hospital de nuevo, otra vez no. Con el corazón a mil y apresuradamente voy hacía su habitación, cuando llego me encuentro con Yenny, Rubén y el oficial Miller ¿hace cuánto no lo veía? ¿Tres, cuatro años quizá?

—¿Cómo está? -dije apenas me paré a su lado.

—Bien hija, unos golpes, nada grave. -Yenny trata de sonar calmada, pero no le sale, en lo absoluto.

—¿Qué pasó con Michell? -volvi a preguntar mientras veía el pálido rostro de Christopher repletos de moretones.

—El está muerto. -anuncia Miller.

—¿Porqué? -pregunté de modo frío y monótono.

—Intentó terminar con Christopher, nosotros aparecimos, y prefirió quitarse la vida a ser medicado y volver a la cárcel.

Dejé de mirar a Christopher para verlo a él.

—¿Y porqué diablos Christopher sabía dónde estaba Michell? ¿Se dan cuenta de lo que pudo haber pasado si no llegaban? El podría estar muerto, y Michell gozando su fin ¿son concientes no? -espete con mucha frustración.

—Lo importante es que llegamos y lo detuvimos todo Johnson. -masculla el oficial Miller.

—¿Y si no? ¿Si no llegaban? Tenían que habernos dicho que estaba suelto y que tanto Christopher como yo corríamos peligro, mi hermana murió por su incompetencia.

—Lo siento, no queríamos preocuparlos.

—¿Cómo supo Christopher la dirección de Michell? ¿Y cómo supieron ustedes que Christopher iría hacia el?

—Jack confesó y Christopher apareció, en un descuido de un novato Christopher desapareció y Jack nos advirtió que iría tras él, por eso llegamos a tiempo.

—Quiero hablar con el cómplice. -sentencie.

—No creo que sea prudente Johnson-intenta negociar Miller.

—No te estoy preguntando.

[...]

Nerviosa, frustrada, ansiosa y con muchas emociones más soy acompañada por Miller a una sala de interrogación en la cuál esta el cómplice de Michell.

—Adelante.

Entro ansiosa por ver la cara de imbecil que casi me hizo perder a Christopher.

—Mía yo...

—¿Tú? -lo miré entre sorprendida y furiosa- ¡Tú! ¡mierda! Y yo te consideraba un amigo ¡un amigo! Me traicionaste, por tu culpa perdí a mi hermana, a mi cuñado y casi pierdo a Christopher. -explote en medio de un llanto.

—Mía yo... juro...

—No me jures. Ahora dime ¿por qué?

[...]

Estaba agotada física y mentalmente, ¿hasta cuándo? No es que esté feliz con la muerte de Elissa pero creí que después de ella todo sería paz y amor... ¿y que pasa? Michell. Tres años de soledad debido a su obsesión con Elissa, estoy tan cansada. Realmente cansada.

¿Y si realmente Christopher y yo no estamos destinados a estar juntos?

¿Y si separarnos es la única solución para estar bien y a salvo?

Lo amaba con el alma pero... ¿y si el amor no es suficiente?

Con mis dudas y una desiscion comienzo mi nuevo camino.

[...]

C H R I S T O P H E R

Tres días, han pasado tres días desde que no la veo, incluso no ha ido a ver a Luz, sé que esta bien, así como también sé que esta evitandome pero... ¿dónde está? En casa de mamá no está. No está en su departamento, no está con Rachel, incluso no está con su familia.

Repito sé que está bien, lo presiento, pero aún así necesito verla y gritarle cuanto la amo, para que así le entre en la cabeza que nada ni nadie nos separará otra vez.

Es un movimiento arriesgado, pero es todo o nada, y allí me encuentro, en mi auto camino a el último lugar que se me ocurre que podría estar: mi casa de campo. Aquella a la cuál una vez la llevé.

Los minutos pasan y mi objetivo cada vez se hace más cerca. Cinco, diez, quince minutos después ahí me encontraba a escasos metros de mi vieja casa. Hace tiempo que no venía aquí. Tanto tiempo.

Camino escasos metros y ya estoy dentro. Una vez ya en la casa la inspeccionó pero no está. Voy hacia el gran patio descuidado y nada, sólo me queda un lugar, el jardín secreto.

Subo por la pequeña escalera y me encaminó hacía el jardín de la parte superior. Y allí estaba tumbada en mi pequeño sofá con un peluche en manos, el último regalo que le hice, aún lo conserva.

Mi corazón se acelera con tan solo verla. Allí con sus ojos cerrados y sus manos enterradas en el suave pelaje del pequeño panda suspira.

—¿Sabes? Presentía que estarías aquí. -dije suavemente y casi de inmediato la veo abrir sus ojos al máximo.

—Puedo irme... es tu casa y yo... mejor me voy.

—No. -dije cansado de sus vueltas.

—¿No? -la veo dudar, está en su momento vulnerable.

—No te irás de aquí, no hasta que aclaremos todo.

—Ya lo hablamos Chris.. -murmura.

—¿Realmente lo hablamos Mía? ¿Lo hicimos?

No dice nada y vuelve a su lugar anterior.

—Estoy cansada Christopher..

—¿Cansada? ¿Cansada de intentar?

—Si.

—Mientes. Mi Mía jamás se cansa de algo, ella intenta e intenta hasta conseguir lo que quiere. No sé da por vencida.

—Yo... -no la dejo seguir.

—El cansancio no es la causa de que no quieras intentarlo. Hay algo más.

—No, simplemente estoy cansada.

—Hay algo más. ¿A qué le temes?

—A nada Christopher. -murmura y cierra sus ojos.

— ¿A qué le temes? -volvi a repetir.

—A nada.

—¿A qué le temes? ¡dilo joder!

—¿A qué le temo? -dijo después de un momento- ¿¡A qué le temo!? -dijo en un tono más fuerte aún-. Pues ahí te va, le temo a que aparezca otro idiota y nos arruine todo, le temo a perderte. Le temo que estar feliz y que todo se acabe, le temo a acostumbrarme y terminar lastimada. A eso y mucho más le temo.

Escuchar sus miedos hace que mi corazón se encoja, pero estoy decidido, nada ni nadie me alejara de ella.

—Te amo Mía, y ningún loco sicópata me volverá a alejar de ti.

Sello mi promesa con un beso que ella corresponde con desespero, intensidad, pasión y sobre todo amor.

𝐂𝐚𝐬𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐀𝐥𝐚 𝐅𝐮𝐞𝐫𝐳𝐚 𝐈𝐈.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant