Oblivion - THORKI -TERMINADA-

Reflejo

-Me encantan Thor, los anillos, pero sigo molesto porque no me dejaste terminar.

-Perdón, pero no aguantaba -sonrió- ¿me perdonas?

-Pues ya que, tengo que perdonarte, ¿no? 

-Eres malo Loki.

-Tú eres el malo, por no esperar -soltaron ambos a reír.

-Ya tengo mucha hambre, no comimos nada.

-Tu siempre tienes hambre.

Venían de regreso al Castillo, pero notaron que no había ni un solo guardia en los lugares dónde habían estado con anterioridad, lo cual cada uno lo notó, pero no dijo nada al otro.

-Mañana no iremos, ¿cierto?

-Si, tu padre dijo que pospondría la reunión para mañana por la mañana, terminando eso, nos vamos de vuelta a Asgard -pasó su brazo por los hombros de Loki.

-Eso espero, no quiero estar aquí un segundo más... tengo un mal presentimiento Thor.

-¿Mal presentimiento? ¿De qué?

-No lo sé, el ambiente... se siente muy tranquilo, demasiado tranquilo para ser verdad.

-Si, también lo siento, pero... bueno ¿debe ser que ahora todos estén cenando?

-Aquí no es como en tu hogar Thor, aquí los guardias no son invitados a la mesa de Odín, para desayunar, comer y cenar cuando quieran -miró a sus lados sintiendo que los observaban.

-Loki...

-Si...

-Algo no está bien... -Thor sacó su cuchillo de entre sus ropas, dándoselo a Loki, quién hizo aparecer una espada para él y otra para Thor. Ambos se quedaron quietos, espalda con espalda, viendo fieramente al frente.

Por los árboles, se podrían apreciar como algo o alguien se movía muy rápido entre estos, el aire frío y el paisaje no ayudaba para nadie y menos para los nervios de los príncipes. Después de solo ver una sombra moverse entre los árboles, se pudo apreciar otra más, ahora sería un uno contra uno, en caso de una pelea, el aura que ambos sentían no era buena, emanaba preocupación y miedo, era aterrador.

-¿Listo? -pregunto susurrando Thor.

-Siempre -respondió Loki sonriéndole y mirándolo por sobre su hombro.

De entre los árboles se escuchaban pasos fuertes que venían hacia ellos, los príncipes se quedaron inmóviles al ver a las figuras salir desesperados de entre los árboles.

-¡Príncipes!

-¡¿Ustedes?! ¿Qué hacen aquí?

-¿Qué les paso?

Los cuatros bajaron sus armas.

-No hay tiempo de explicar, debemos ponerlos a salvo, por favor sigamos.

-Hel, tu brazo, ¿Qué le paso? 

El brazo del guardia estaba casi destrozado, tenía una gran herida a lo largo de este, que se podía apreciar hasta el hueso.