Capitulo Trece

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Tres días pasaron sin que Dominick me buscara, o incluso me saludara. Ni siquiera me había lanzado alguna mirada, y ya ni me lo encontraba. Todo era diferente ahora. Y si consideramos el hecho de que me vio besando-comiendo a un tipo totalmente desconocido en un pub...La cosa no se veía muy bien. ¿Cómo me encontraba yo? Tranquila. Sí, esa era la palabra. Solo esperaba el momento en el que vinieran a buscarme. Y yo pudiera plantarles la cara.

Camino a lado de April que me parlotea incontrolablemente sobre las tareas que dejan los profesores. Asiento y suelto un “Exacto” de vez en cuando. Justo en el momento preciso. Después de explicarle lo que ocurrió esa noche, no se lo podía creer. Pero lo dejó pasar y se lo agradecí.

—Mira—me señala April con la cabeza hacia uno de los salones con la puerta abierta.

Busco desanimadamente con la mirada lo que April desea que mire y veo a Dominick... Conversando animadamente con Bill.

¿Qué carajos?

—Espérame un momento—murmuro en dirección a April antes de encaminarme hacia ellos.

—Antonella, no—la escucho decir con tono ansioso.

Agito mi mano en una clara señal que indica que me espere en silencio.

Camino con rapidez hacia ellos, hasta quedar a unos centímetros de la espalda de Dominick. Me coloco en una buena posición hasta quedar a la vista de Bill quien alza los ojos y me mira fijamente, sin mostrar expresión alguna.

Dominick continúa hablando hasta que nota la falta de atención de su acompañante, así que voltea y me mira. La sorpresa pasa un segundo por su cara, y luego es reemplazada por molestia.

— ¿Qué quieres? —dice duramente.

—Ya veo qué tan ocupado has estado para ni siquiera hablarme—escupo las palabras—. O si quiera responderme la pregunta que te hice aquella noche.

—Eso no te importa—replica. No estoy segura si es la respuesta de la pregunta de esa noche.

—Cierto—digo con dureza— ¿Ya lograste envenenarlo? —espeto mirando a Bill.

Una sonrisa de satisfacción se extiende en su cara. Ese gesto hace que esté a punto de explotar pero me controlo.

—Ya vete—escucho decir a Dominick—mi novia está por llegar.

Un pitido empieza a sonar dentro de mí.

—Yo soy tu novia—recalco arqueando una ceja y mirándolo.

Él me mira y me sonríe.

—Ya no.

***

Tiro mis cuadernos en el suelo de mi habitación y me rio histéricamente. April entra algo temerosa, recoge cada cuaderno y los pone en mi escritorio antes de sentarse en mi cama. Ella tampoco sabe que decir.

Los recuerdos de las bromas, peleas, conversaciones y estupideces con Dominick se arremolinan en mi mente. De nuevo. Contengo las ganas de llorar y rio como loca. No puedo creer que todo esto esté pasando. Él estaba siendo demasiado hiriente y duro conmigo.

Yo sabía que todo lo que comienza, acaba. Es una ley. Pero tenía la esperanza de que todo durara más. No para siempre, pero mucho tiempo más.

—Podía durar más—murmuro.

—Por ahí dicen que todo lo que comienza rápido, acaba rápido—dice con timidez April.

Levanto la mirada y la miro con rabia.

—No dije nada—hace un gesto de cerrar sus labios.

Él estuvo con Bill hoy todo el día, así que es probable que esté de acuerdo con mi sacrificio y se haya vuelto a integrar a ellos. Incluso su nueva novia sea una de esos demonios andantes. ¿Qué más da? Ya no somos nada.

AnormalidadesWhere stories live. Discover now