Capítulo 3:8 -Peón

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Ornstein, tras dejar a la monja rubia muy cerca de la iglesia, ahora se encuentra en uno de los sillones en la sala del concejo estudiantil.

Sus ojos están clavados en el tablero de ajedrez que hay frente a él, pues su nueva ama le enseñó las reglas y ahora lo está poniendo a prueba.

El pelirrojo solo tiene a un caballero, una torre y el rey. Mientras que Sona tiene seis peones, ambas torres, un caballero, un alfil, el rey y la reina. Es una paliza unilateral por parte de la pelinegra.

—Jaque mate.

Dice la chica mientras mueve su reina , cubierta por una torre, justo al frente del rey de Ornstein. Dejándolo sin margen de movilidad, pues se encuentra acorralado por los límites del tablero.

—Hump. Supongo que perdí según este juego.

—¿Por qué lo dices?

—Nada en especial. Solo me refiero a las limitaciones que poseen las piezas y las reglas en sí.

—Explícate.

—Hump... un caballero no posee solo una forma de ataque. Debe ser agresivo en todos los campos; incluso si no posee una maestría especial. El caballero, en este juego, es la pieza más inútil que puedo ver.

—En eso te equivocas. ¿Contaste las piezas que te quité solo con los caballeros?

El pelirrojo niega con la cabeza, mientras mantiene su mirada fija en las piezas retiradas del tablero. Por lo que Sona retoma su explicación.

—La primera pieza que te quité, fue una torre. La perdiste por un caballero. Y de ahí en adelante perdiste tu alfil, dos peones y la reina; y solo utilicé el mismo caballero para ello —. Ornstein empieza a reflexionar sobre lo temerario que puede ser un caballero. —El caballero tiene la absoluta habilidad de saltar a las demás piezas. Lo que le permite atacar puntos desprotegidos; nunca olvides esto Ornstein.

Sin más que añadir ella se puso de pie, mientras que el león reflexiona las palabras.

No había visto esa posibilidad con respecto a las piezas.

—Ahora que recuerdo. La pieza con que me convertiste en tu siervo también es muy inútil. ¿Por qué no me diste una mejor pieza?

—No era necesario. Tú no necesitas que adicione más a tu poder. Rias me contó tu excelente rendimiento durante la caza y ciertamente no creí que despacharías tan rápidamente a un renegado... incluso sin tu poderoso equipo de matadragones.

—El equipo encendía el orgullo en mi interior; pero, ciertamente su poder no es tan absoluto como lo parece. Siempre envidié a Artorias de alguna manera; su espadón negro y su habilidad para multiplicar su poder con el daño que recibe su cuerpo me gustaba mucho más que mi lanza asesina de dragones.

—¿Quién es Artorias?

—Hump... Un viejo amigo y uno de mis subordinados.

—Ya veo.

Ornstein en DXDWhere stories live. Discover now