Capítulo tres

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"Primera semana de clases"

Draco descubrió cuan horrible era ser el centro de atención para Harry. El niño parecía querer huir cada que más de dos personas lo miraban a la vez. El rubio, en un momento, ya cansado de casi corretear tras el elegido a cada diez minutos, decidió que era suficiente.

— ¿Se les perdió algo a ustedes?, ¿No tienen una vida la cual atender?, ¿Por eso meten sus narices donde nadie los llamó? —exclamó en medio del pasillo, de camino a Transformaciones. Algunos tuvieron la decencia de apartar la mirada, y otros se sonrojaron.

Harry le agradeció fervientemente, mirando sus manos mientras esperaban a la profesora. Draco le dio un leve apretón en el brazo, sonriéndole con los labios apretados para tranquilizarlo. Su grupo formó una especie de coraza desde ese día. Harry y Draco en el medio, con las chicas y chicos rodeándolos, evitando aún más las miradas indiscretas. E incluso los mayores amonestaban a todo aquel que pasara más de cinco segundos con los ojos pegados a Potter.

Más allá de la atención poco apreciada, fue una semana tranquila. Incluso, si el rubio no lo supiera mejor, diría que no pasaría nada raro nunca más. Pero, claramente, eso era una utopía.

La primera clase de pociones llegó más rápido que nunca, y Draco no sabía si emocionarse o no por su materia favorita. Tenía cierta curiosidad, por sobre todas las cosas, de ver cómo iba a comportarse su padrino ese día.

También quería empujar la cabeza de Harry contra la de Weasley, para que alineen sus neuronas y ya dejen de mirarse mal en cada pasillo en el que se encuentran. Draco no extrañaba, en lo absoluto, sus discusiones diarias y miradas mortales. Podría vivir sin ellas, pero prefería que él fuese el blanco de ambas a tener que aguantarlos dárselas entre ellos. Era fastidioso.

Draco se sentó con Blaise, y dejó a Theo el cuidar de Harry Potter. Casi sonrió con burla cuando el castaño accedió sin problemas. Quizás, con la paciencia de Theodore, el niño que vivió podría entender mejor la materia. Con suerte podría pasar con notas un poco más que aceptables.

La puerta se cerró con un chasquido, y la figura del profesor Snape se alzó por entre sus mesas. Miró a toda la clase con ojos intimidantes. Draco casi puso los ojos en blanco cuando se detuvo más de la cuenta en el lugar donde estaba sentado Harry.

-Están aquí para aprender la sutil ciencia de hacer pociones. - comenzó, hablando casi en un susurro, pero los alumnos estaban tan callados que no se necesitaba mucho más que eso para escucharlo claramente. Definitivamente Snape no era alguien a quien desobedecer-. Aquí no habrá estúpidos movimientos de varita, y muchos de ustedes dudarán sobre la magia de esto. No espero que entiendan la belleza de un caldero hirviendo suavemente, con sus vapores relucientes. El delicado poder de los líquidos que se deslizan a través de las venas humanas, hechizando la mente, engañando los sentidos... Puedo enseñarles cómo embotellar la fama, preparar la gloria, hasta detener la muerte... si son algo más que los alcornoques a los que habitualmente tengo que enseñar.

Go back in time: Primer año.Where stories live. Discover now