Capítulo 3

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Lo primero que escuche fue unos pájaros cantar, al abrir mis ojos la luz del sol que entraba por la ventana me deslumbró, volví a cerrar los ojos y cuando los abrí lo primero que vi fue a un Carl completamente dormido, me levanté hice un poco de ruido no sé cómo no se despertó, acomode unas cosas donde dormí y guarde unas cuantas cobijas en mi maleta, quién sabe quizás las necesite después. Fui a la ventana y miré hacia afuera, la calle estaba hecha nada como si un huracán hubiera pasado, al parecer Carl no mentía, si pasó una horda por la noche, hablando de él mientras yo guardaba las cosas en la mochila vi que se movió y abrió los ojos.

—¿Ya nos vamos? —dijo sentándose.

—Corrección, yo me iré por mi lado y tú por el tuyo. —dije y lo volteé a mirar él se estaba poniendo su sombrero, y claro que voy a aprovechar esta situación para burlarme.

—Ohh—dijo sin ganas.

—Sip, este es el adiós—dije con una sonrisa, él también sonrió...espero encuentres a Daryl y Michonne y que vuelvas a tu prisión.—me pusé mi mochila en el hombro tome mi bate y los cuchillos en mi cinturón.—Nos vemos vaquero— y sin esperar su reacción salí y cerré la puerta.

Empecé a caminar por la carretera mientras comía una manzana, escuché la puerta de la casa, cuando volteé esperaba ver al vaquero irse por otro lado, pero no fue así él no estaba, no le di mucha importancia ya está grandecito, y si ha llegado tan lejos entonces debe saber cuidarse solo, seguí mi camino unos minutos ya iba saliendo del vecindario, entrando al bosque.

No sé a dónde iba lo único que sé es que todos los días en este mundo son una aventura, o bueno para mí, algunos dirán que esto es una maldición, pero yo no quizás no es vida, pero al menos puedo moverme mirar el cielo azul, y disfrutar de las pequeñas cosas que aún quedan, cuando escuché unas ramas romperse, saqué un cuchillo de mi cinturón, pero después me di cuenta de lo que en realidad pasaba. Carl.

Lo vi escondiéndose detrás de un árbol, me está siguiendo, se distrajo por un minuto, y ahí aproveché, cuando no me vio salió de su escondite y fue a la carretera confundido.

—A donde te fuiste—pregunto para sí mismo en un susurro, cuando se volteó para mirar para atrás le puse el cuchillo en el cuello.

—Aqui estoy—asegure con una sonrisa.

El no parecía asustado, yo no planeaba hacerle daño y al parecer no era la única que sabía eso. —lo siento. —dijo mirándome directo a los ojos, yo lo pensé dos veces antes de quitarle el cuchillo me lo quedé mirando y después lo solté.

Seguí mi camino como si nada. —no me sigas Carl. —continué caminando.

—Pero sabes...se me ocurrió que podríamos estar unidos hasta que encuentre a Daryl y Michonne.—dijo intentando alcanzarme. — además no todos los días vas a encontrar a alguien tan increíble como yo por ahí.

Reí— ¿sí?, y ¿bueno que ganaría yo con ayudarte a buscarlos? —dije, lo siento, pero no hago nada que no sea en mi beneficio.

—Justo eso pensé quizás...no lo sé...podrías unirte al grupo e ir a la prisión, solo tendrías que responder tres preguntas que te hiciera mi padre y entrarías. — dijo con una sonrisa mientras caminaba al lado mío.

—Mira, lo aprecio en serio Carl, pero estoy bien, sola, no tengo que preocuparme por nadie más solo tengo que ver por mí misma, no tengo que buscar comida para nadie más, ni refugio, ni proteger a otras personas.

—Sí, ¿pero quién te protege a ti?— dijo y eso me tomó por sorpresa.

—¿Que?

— ¿Quién te cuida a ti? ¿quién está ahí cuando te enfermas o cuando no puedes sola?, todos necesitan a alguien al menos a una persona, en quien confiar la que te cuida la espalda y a la que tú le cuidas la espalda. —dijo y lo admito nunca lo había visto de esa manera. —Ves a las personas como una carga cuando podría ser más que eso.

—Quizás tú necesitas a alguien, pero yo no, estoy bien.— dije.
El solo me miro sin parar de caminar.

—¿Y a dónde vamos? —dijo.

—No sé tú, pero yo voy a seguir caminando hasta donde me lleve la vida. —le respondí—y tus no iras conmigo. —pare de caminar y lo volteé a ver el hizo lo mismo.

—¿Al menos me vas a decir tu nombre? — pregunto el chico, y se me había olvidado él no tenía ni idea de cómo me llamaba ya que lo callé cuando me pregunto. —y no me mientas porque se que empieza con Z y creo que tu apellido con G.

—¿Cómo?

—Soy observador y vi que marcas muchas cosas con ZG y en el bosque hay árboles con las mismas marcas, ¿las hiciste tú?

—Sí, Zara Griffin. — le respondí.

—Carl Grimes-—dijo y extendió su mano al frente, yo la mire y después lo mire a él, y se me escapó una sonrisa, acepte su mano en forma de presentación.

—Bien ahora que somos amigos, ¿por qué haces esas marcas? ¿por qué estás sola?, oh oh y ¿por qué...

—Sabes Grimes haces muchas preguntas.— le respondí mientras volvía a caminar.

— Lo sé, pero soy curioso.

—Bien las marcas sirven para muchas cosas como, ayuda, advertencia, guía y como su nombre lo dice marcar territorio.

— ¿A qué te refieres?

—Ayuda, porque entonces se dónde hay comida. Advertencia, porque entonces sé por dónde no debo ir o por donde hay algún tipo de peligro. Guía, sirve para saber dónde estuve y hacia donde debo ir y por último las uso para marcas lo que es mío.

—Pero los árboles no son tuyos—dijo el chico con cierta arrogancia.

—¿A si? ¿quién lo dice? —pregunté sarcástica. — Nadie los ha reclamado entonces yo lo hice, son míos, la casa donde estuvimos es mía porque la marqué y ¿ves este de aquí? —dije tocando un árbol. —ahora es mío porque lo marqué. —y puse mis iniciales.

—No puedes hacer eso. —dijo levantando una ceja y con sus manos en la cadera.

—Y quién me va a detener? —pregunté y me acerqué a él quedando de frente y lo miré a los ojos, aunque claro él era más alto que yo. — ¿Acaso tú lo harás Grimes?- dije amenazantemente y con una sonrisa.

— Alguien algún día lo hará. —aseguró él, acercándose más a mí.

—Si bueno Carl, el mundo se fue a la mierda y mientras permanezca así, todos pueden hacer lo que quieran, incluyéndome. — dije también acercándome a él y nuestras caras quedaron a una corta distancia, pero yo me iba a dejar intimidar por un niño vaquero.

—¡Carl! —se escuchó un grito que hizo que los dos volteáramos a la misma dirección.

Revivir|The walking dead| Carl GrimesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora