Revelaciones

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11. Revelaciones

La mañana del veinticinco de diciembre, nevaba en Lima como nunca antes. Las calles habían amanecido cubiertas de blanca nieve y ésta aún no había dejado de caer. Los copos infinitamente diferentes, se pegaban al cristal de la ventana del ático donde Santana, esperaba sentada al borde de la cama la llegada de Marley. La castaña se había ofrecido a acompañarla al aeropuerto. Su vuelo saldría a las doce del mediodía, pero Santana llevaba despierta desde tempranas horas. Junto a la puerta de entrada, estaban ya completamente cerradas sus maletas. Un vacío interior la hacía suspirar de vez en cuando, apenas hacía tres meses que había llegado y ya todo había acabado. Y en ese tiempo, sucedieron tantas cosas, que Santana jamás pudo imaginar que su vuelta sería tan ajetreada. Se llevaba momentos muy buenos de su regreso a Lima, haber conocido a Kitty, Sam y Sugar, volver a ver a Marley y recuperar su amistad con Quinn... Pero su más dulce y a la vez triste recuerdo era Brittany, y aquella hermosa semana que pasó junto a ella. Abrió su bolso y extrajo de él el pequeño papel doblado que la rubia le había regalado. Lo leyó de nuevo, durante aquella noche lo había leído tantas veces, que cada coma, cada punto estaba ya grabado para siempre en su memoria. Se levantó de la cama y se acercó a la puerta del jardín, lo contempló por última vez apretando el papel contra su pecho. El timbre la sobresaltó, Marley ya estaba allí.

Brittany también se levantó temprano. Era el día de navidad y como costumbre esa jornada solían pasarla en casa de sus padres, degustando un delicioso almuerzo a base de pavo y otros suculentos manjares, que su madre preparaba para toda la familia. Aquel sería el primer año en que Brittany iba a acudir a ese almuerzo acompañada de una mujer, nunca antes lo había hecho. Pero todo parecía indicar que ese año tampoco sería. Apenas se hablaba con su esposa, Tina se negaba a almorzar con la familia Pierce y aún menos estas navidades que Quinn había insistido en celebrarlas en su casa. Tina insistía en que sería mejor almorzar en casa de sus padres, pero Brittany se negaba, nunca había dejado de asistir a la comida de navidad con su familia, y ese año no sería una excepción. Así pues, Tina se marchó a casa de sus padres sola y a regañadientes y Brittany se alegró que decidiese no acompañarla, dejándola sola en casa. Desde la noche en que su esposa regresó, la rubia no había vuelto a compartir la cama con ella y dormía todas las noches en el sofá blanco del estudio. Tenían una habitación de invitados, pero Brittany prefería descansar en el lugar donde Santana había dormido durante tantos años. A pesar de ser Navidad, era un día especialmente triste para ella, el vuelo de Santana saldría al mediodía, y su reloj marcaba ahora las nueve de la mañana. Aún faltaban tres horas... 'Ven a despedirme', le había dicho la noche anterior, pero ella no podía hacerlo. Decirle adiós significaba perder todas las esperanzas de volver a verla y en el fondo de su corazón deseaba que algo terminase con esa pesadilla y pasar todos los días de su vida junto a su hermosa morena.

Quinn y Rachel por alguna razón que aún desconocía, habían insistido en que el almuerzo se celebrase ese año en su casa. Susan Pierce puso muchas objeciones, las tradiciones familiares eran sagradas para la matriarca de la familia, pero Quinn era su sobrina favorita y nunca había podido negarle nada. A Brittany no le apetecía asistir a reuniones familiares, pero esos días eran de los pocos durante el año que toda la familia podía reunirse junta y disfrutar los unos de los otros. No podía permitirse el lujo de faltar, y sabía de antemano, que tendría que dar explicaciones falsas de porque Tina no la acompañaba, en la que sería su primera celebración navideña con los Pierce. Sin vacilar más, tomó su abrigo y se dirigió a casa de su prima.

Marley se abría paso a duras penas, la gente se movía de un lado a otro de la ciudad. Era fecha de visitar y almorzar con la familia, y como la castaña tampoco tenía mucha destreza al volante, el trayecto al aeropuerto se hizo eterno. Santana bajó las maletas y las depositó en un carro, revisó su bolso para asegurarse que tenía la tarjeta de embarque y esperó a que su prima estacionara el vehículo. Instintivamente, comenzó a buscar a Brittany entre la gente, guardaba la esperanza de que iría a despedirla... Ya una vez le dijo que no y apareció en el último momento '¿Qué tenía ésta de diferente? Pensó.

Mi rubiaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang