Capítulo 3

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Danna no dejó de gritarme ni por un minuto. Me llamó loca, estúpida, idiota, que necesitaba imponerme, frotarle la cara en la suelo y quemar toda la ropa de Shawn, pero no podía ser así, sinceramente odiaba las peleas, las discusioneso o incluso tener que levantar la voz. .

-¡Dime que rechazó esa idea! Dime que ya no vas a buscar a esa mujer.

-Ella aceptó.

-Camila, te harás amiga de la puta amante de tu esposo.

-Lenguaje. No me convertiré en su amiga, solo aprenderé algunas cosas.

-Mira una película porno, cambia de posición, no lo sé. No hagas eso, hermana.

-Yo... solo quiero entender qué lo hace tan cariñoso con ella, le envia flores, la lleva de viaje y ella dice que es solo sexo.

-Para ella tal vez ... Solo quiere seguir con el sexo, no sé.
Camila, algo me dice que si continúas así, esto no va a acabar bien.

-Solo necesito un mes, ese es el trato.

-Está bien, pero mantenme informada. Cambia el maldito teléfono "marca chancho". Cambia ese "ladrillo" por uno más moderno e instala Whatsapp.

-La tecnología no es mi fuerte.

-Aprovecha a la amante de tu esposo para que no sólo te enseñe sobre sexo... pídele que te enseñe a usar un teléfono Android.

XX

Al día siguiente, Danna regresó a Santa Maria, dejándome sin nadie más con quien hablar. Mantuve mi rutina normal hasta el miércoles. Toda la mañana consideré si debía ir a verla o no. Después de pensar un poco más comencé a darme cuenta de lo estúpida que fui por pensarlo tanto, al final ahí estaba de nuevo. Prácticamente iba a rogarle a la  amante de mi marido que me enseñara sobre el sexo sucio que le gustaba, realmente aparecía allí el día señalado. Ella pareció bastante sorprendida al abrir la puerta.

-Pensé que te rendirías. -

-También pensé que me rendiría. - Dejo escapar un largo suspiro.

-¿Por qué no te rendiste?

-Quiero tener a mi marido en casa.

-Te dije que no te dejaría.

-Pero que viva allí no significa que  esté en casa, de hecho parece que vive en otro lugar que en casa. - Ella me miró, parecía querer decir algo, pero se rindió.

-Un mes después, esta locura termina, ¿no? - Asentí.

-Veamos una serie. - Se sentó en el sofá y no entendí muy bien.

-¿Serie?

-Sí, se llama Game of Thrones. Hoy vamos a ver solo algunos episodios, sobre todo porque tienes que  llegar a casa a las cuatro, pero el episodio que quiero que veas está justo al principio.

Al principio el ambiente era muy incómodo, en los primeros quince minutos del episodio, ella fue a hacer palomitas, yo casi protesté, era mediodía, nadie come palonnitas al mediodía.

-¿No vas a almorzar? - No pude evitarlo, tuve que preguntar.

- No, el miércoles es mi  día de comida chatarra.

-Si tú lo dices. - murmuré.

-Come algo. - Me entregó el cuenco.

-No, gracias.

-Vamos, comeee.

Después de insistir mucho acepté, comimos tres cubos de palomitas de maíz, en ciertos momentos de la serie cerraba los ojos, tenía mucha sangre, o sexo muy explícito. Me estaba explicando algunas cosas, hablando de los personajes y que  no podía esperar más a que llegara la última temporada.

-El trono de hierro parece representar su ego. - Me miró, abrió la boca y la cerró varias veces.

-Nunca pensé en eso. - Vimos hasta el episodio cuatro, así que pude notar muchas cosas. - Pero tiene sentido. La búsqueda incesante de poder, de la gloria de sentarse en ese trono.

-Los reyes anteriores murieron por el ego y por la falta de administración.

-Es cierto, hoy tenemos un ejemplo de esto, nuestro presidente.

-No hablo de política. - La última vez que hablé con Shawn solo necesitó romper los muebles de la casa, todo porque yo me opuse a él, así que prefiero abstenerme.

-¿Por qué?

-Lo prefiero así. - Por supuesto que no le diría la verdadera razón.

Volviendo al tema de la serie, viste a Khalisse y Khal
Drogo, ¿verdad? - Asentí. - No puedes actuar de esa manera.

-¿Debería tener mas iniciativa?

-Sí. Sé que a Shawn no le gusta  recibir órdenes, como macho alfa, pero haz que parezca que es idea suya.

-Entendido. - Hice una nota mental con lo que dijo.

-¿En qué posiciones sueles tener relaciones sexuales? - Al mismo tiempo, mi cara se calentó, todas las palabras se atascaron en mi garganta. -

Fue realmente muy extraño que una chica de casi de la edad de mi hija me estuviera enseñando sobre sexo, de hecho fue más vergonzoso que extraño. Se dio cuenta de que el tema me incomodaba y cambió. Comenzó a hacer muchas preguntas sobre mi vida, cómo era antes de casarme.

-¿Acabaste la escuela a los veintisiete años?

-Dejé de estudiar cuando quedé embarazada, a los dieciséis años y sólo logré volver a los veinticinco. A Shawn tampoco le gustaba mucho, después de todo yo estudiaba de noche y muchos hombres iban a la escuela.

-Muchos hombres van a diferentes lugares, ¿así que tú no sales? - Ella puso los ojos en blanco.

-Luego hice un curso de costura, siempre me gustó coser, eso de diseñar ropa, mi mamá me ayudó, cuidando a mi hijo y pagando mi curso.

-¿Y qué pensó Shawn sobre eso?

-Yo ... lo escondí.
Hasta el día de hoy no lo sabe.

-Me sorprendió que sepas coser. ¿Todavía coses?

-A veces hago blusas, vestidos, pero solo para mis hijos.

-¿Tienes una máquina?

-Una antigua que heredé de mi madre. - sonreí sin gracia, nadie antes había estado tan emocionada por el hecho de que yo estuviera cosiendo, o haciendo algo.

-Me encantaría ver tus dibujos.

-No he dibujado nada en años.

-Podría ser uno viejo.

-Por qué tanta emoción, es tan común.

-Creo que es genial, eso es todo. - se encogió de hombros.

-Pensé que pensarías lo contrario.

-Claro que no.

La alarma de mi teléfono celular sonó, una señal de que debia irme.

Me despedí de ella, solo con un gesto, no importa lo cerca que estuviéramos y aún con un poco de intimidad, seguía siendo extraño. Cuando llegué a casa esperaba que Shawn volviera a casa, pero no lo hizo.
Me preguntaba si estaban juntos, tenía miedo de que dijera algo, tal vez solo estaba jugando un juego para lucirse y robarme a Shawn de una vez. Me terminé durmiendo con esos pensamientos. Me desperté durante la noche, con ruido en la habitación.

-¿Shawn?.- Pregunté confundida.

-Hola mi amor.- Parecía borracho.

- ¿Tomaste?

-Ah, ya empezarás con tus estupideces- Empezó a desabrocharse el pantalón- Vamos, quítate la ropa.

-Yo... No haré nada contigo borracho.- Mi voz era temblorosa, si tenía miedo de el, cuando el bebía era peor.

- ¡Eres mi maldita mujer! Es tu obligación follar conmigo.

Simplemente cerré los ojos y dejé que sucediera. No era la primera vez ni sería la última, lo sabía.





Más que una aventura| CamrenWhere stories live. Discover now