Instinto

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—Hele.

—¿Hm?

—Voy a salir un rato, regreso a la tarde.

—De acuerdo —le dijo aún con los ojos cerrados, abrazando la almohada—. Te quiero, saluda a tu mamá.

—Yo también —pronunció bajo, dándole un beso en la frente, antes de salir del departamento.

El sol aún no había salido, pero había quedado el día anterior con Meefya de encontrarse temprano, para poder pasar más tiempo juntos.

Al medio día irían a almorzar con la familia de él, y luego por la tarde, el rubio le había explicado que debía volver al hotel.

No se sentía bien haciendo aquello, ocultándole a Helena que se veía con Meefya cuando no estaba con ella, que con su madre sólo estaba un rato. Pero sabía que decirle no sería bueno tampoco.

—¡Gellyan! —sonrió al verlo llegar, corriendo hacia él para abrazarlo—. Dudé un poco en qué si vendrías o no.

—Te prometí que vendría, y aquí estoy.

—Sí, cumpliste —sonrió acariciándole el rostro—. Ya preparé nuestra ruta de paseo. Primero iremos...

***

Suspiró, y miró la ventana, comiendo una rebanada de pan. Ya llevan diecinueve días en la isla, y Helena comenzaba a sentirse un ave enjaulada.

Su bebé tenía aproximadamente doce semanas, ya pronto cumpliría su primer trimestre de vida.

—Hm, tenía dudas de cuánto me harías aumentar de peso, pero al contrario de lo que creí, me hiciste bajar —pronunció tocando su vientre.

Apenas tenía una curvita pronunciada, y si se notaba, era sólo porque había bajado de peso.

—No entiendo cuál sería tu razonamiento, bebé. Si la carne me produce náuseas, el pollo, el pescado, cualquier cosa me da vómitos ¿Por qué el pan con mantequilla no? No tienen sentido tus gustos —sonrió.

Ahora que se la pasaba todo el día sola, su hijo era la única compañía que tenía, y con quién hablar... A quien hablarle en realidad.

—Me gustaría mucho poder ir a la playa, el agua se ve tan limpia —suspiró caminando hacia el balcón, saliendo—. Espero la próxima vez que estemos aquí, y que tú nazcas, podamos ir los tres a disfrutar de la playa.

Se sentó en un sillón playero que tenía allí, y se acarició suavemente el vientre.

—Tú tendrás todo el amor que siempre deseé, unos papás que te amen mucho, una familia. Eso sí, de seguro tus abuelos se podrán de dramáticos cuando les demos la noticia, y vas a escuchar más de un llanto histérico y gritos —rio—. Dios, va a ser un desastre cuando se enteren.

***

"—Parece que las mujeres de mi familia no tienen suerte en el amor —sonrió con cierta resignación."

Lo miró a los ojos, y suavemente lo besó, tomándolo del rostro con ambas manos, sonriendo al sentir que finalmente le correspondía. Después de casi un mes, Gellyan la aceptaba.

"—Aunque te parezca increíble, todas son divorciadas, a excepción de mi abuela que enviudó, pero si hubiese podido en su momento, también se hubiese separado de él. Incluso tengo tíos extramatrimoniales, mi abuelo siempre la engañó."

Se subió sobre los muslos de él, y bajó suavemente sus labios por el cuello de Gellyan, sintiendo como él le acariciaba la espalda, descendiendo sus manos hacia su trasero, levantando lentamente el vestido de ella, para quitárselo.

"—Quizás no sabían elegir a sus parejas.

—Tal vez, no lo sé, pero todas hemos sido engañadas por infieles. Es por eso que mi abuela me dio la casa a mi, creyendo que yo sabría elegir bien..."

La recostó en la cama, y le separó los muslos, ubicándose entre ellos, para volver a inclinarse hacia adelante y besarla, que Meefya lo abrazara a ella, enredando sus piernas en la cintura de él.

***

—Parece que tu papá llegará tarde una vez más —suspiró observando la vela que había puesto sobre la mesa para cenar juntos, y ya estaba completamente consumida—. Será una cena de dos.

La sopló, y luego destapó la bandeja donde estaba la cena que ella misma había preparado. Pero al sentir el aroma de la carne al horno, se cubrió la nariz, teniendo una arcada.

—Ay bebé, estuve todo el día haciendo esto, no seas malo, y déjame-

Sintió una arcada más fuerte, y volvió a tapar la bandeja, cubriéndose la boca. Sí, definitivamente no podría comer carne.

—Okay, vayamos por tu antojo favorito, pan y mantequilla —suspiró.

¿Cómo iba alimentarse si no podía comer nada más? Era lo único que toleraba.

...

En estos momentos, sus instintos hablan más fuerte que la razón... Meefya realmente es su Umi'et.

Regalo de NavidadWhere stories live. Discover now