Baño x2

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—Ya se durmió Sofi, ahora sí puedo ayudarte —sonrió, acercándose a Gellyan que ya estaba en su silla de ruedas.

—Tal vez pueda bañarme solo.

—De acuerdo, si puedes bañarte solo será mucho mejor para ti —sonrió empujando la silla de ruedas hasta la puerta del baño—. Aquí tendrás que caminar hasta la ducha, porque no va a entrar.

—De acuerdo.

Helena pasó con cuidado su brazo por debajo del derecho de Gellyan, y la sujetó de la espalda, para que él se apoyara en ella y poder levantarse. El rubio le llevaba mínimo quince centímetros de diferencia parado, sin contar con los veinte o treinta kilos que tenía más que ella.

Cómo que no era muy buena idea aquello.

—Me iré agarrando de la pared, por las dudas.

—Está bien, porque si te resbalas, caes encima, y yo me quiebro, no sé quién nos va a cuidar —rio, haciéndolo sonreír.

Hicieron despacio y con cuidado los cinco pasos que habían hasta ducha, y Helena lo ayudó a sentarse en una silla que había puesto allí, ya que Gellyan no podía mantenerse en pie.

—¿Te ayudo con la camisa?

—Sí, por favor.

—Bien —le dijo desabotonándola—. La enfermera me dijo que no podías mojarte el yeso del brazo, es por eso que no sé cómo pretendes hacer para bañarte solo —pronunció quitándosela.

—No quiero seguir molestándote.

—Gellyan, si me ofrecí a cuidarte, es porque no me molesta hacerlo. Pero si a ti te incomoda que yo te ayude, puedo pedir que venga una enferma a ayudarte.

—No, prefiero que tú lo hagas.

—Tal vez con una enferma te sientas más cómodo.

—No quiero una enfermera.

—De acuerdo —le dijo tomándolo de la cinturilla del pantalón, antes de mirarlo y sonreír—. Tienes que estar desnudo, y esta parte si me da un poco de impresión. No sé cómo vamos a hacer para quitarte el short, sin tocar los tornillos de tu pierna.

—Es un pantalón holgado, así como entró, debe salir.

Se puso de pie y lo miró, pensativa.

—Conozco a una costurera, podría pedirle que le ponga algunos botones, o velcro, para que sea más fácil ponerte la parte de abajo.

—Sí, podría funcionar.

—De acuerdo, te ayudaré a quitarte esto, y luego puedes probar el agua para ponerla a la temperatura que gustes —sonrió.

***

Gellyan miró a su hija, que estaba en su portabebés sobre la mesa, mirándolos curiosa a ambos. Helena estaba a un lado de él, cepillando su cabello, que previamente había secado.

—Hola, bebita —sonrió tomando una de sus manitos.

—Creo que cuando te vea con el cabello atado, te reconocerá mejor —sonrió divertida, tomando una liga—. La costurera vendrá en un rato, ya separé algunos de tus pantalones cortos para que los modifique, y unas camisas también. En dos días será navidad, y creí que te gustaría vestirte de otro modo.

—Gracias, Hele.

—Listo —sonrió, terminando de hacerle el moño en su cabello.

Se puso frente a él, y le acomodó al costado del rostro unos mechoncitos de cabello que eran más cortos, y habían quedado sueltos. Lo miró a los ojos, y luego sonrió, tocando una de sus mejillas.

—Pronto necesitarás que recorte un poco tu barba.

La miró, y la tomó de la muñeca con su mano sana, acariciando suavemente la mano de ella.

—No sé que haría sin ti, y sé muy bien que sabes que estoy siendo sincero al decírtelo.

—Creo que seguirías en el hospital. Y no me parece bonito para nada eso. Además, yo quería que pasaras navidad con nosotras —sonrió, antes de quitar su mano de la mejilla de él, y que Gellyan también tuviera que soltarla—. Ahora le toca el baño a esta bebita hermosa.

Tomó a su hija en brazos, sonriendo y negando con la cabeza.

—Claro que no, señorita, no puede ser que cada vez que te agarre, pienses que es para tomar la teta. Sé un poco más disimulada, hija, me haces sentir que sólo me quieres para comer —sonrió divertida, antes de besar sus mejillas, escuchando a la niña quejarse.

Sofía solo quería comer, no que su mamá la estuviera besuqueando.

—¿Puedes sostenerla un ratito?

—Sí, dámela —sonrió.

Con cuidado, la acostó sobre el brazo sano de Gellyan, e inmediatamente la niña dejó de patalear, quedándose quieta, mirando a su papá.

—Le prepararé rápidamente su bañera con agua, cambiador y ropa, y vengo a buscarla. Pórtate bien y quédate quietita —le dijo a su hija, antes de irse.

Gellyan miró a la bebé, y bajó su cabeza para darle un beso en la frente.

—Ustedes dos son una bendición para mí... Y las amo tanto a ambas.

...

Regalo de NavidadWhere stories live. Discover now