|Gran milagro|

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Nota : tampoco he corregido este capítulo, tiene 5000 palabras y no me da la vida, sorry 💕
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Narumi

Entramos por el balcón, todo estaba muy solitario y parecía que no había pisado ese sitio en años.

— Por fin en casa — mi vista se nubló, la felicidad que sentía en ese momento no tenía precio.

—si... — Sukuna colocó su mano en mi cabeza revolviendome el cabello.

—Oh es cierto, miranos— Nuestras ropas estaban hasta arriba se sangre.

—Será mejor ducharnos—  le entregué ropa de cambio a Sukuna, intenté que no se notara que la ropa era nueva, antes de ser secuestrada le compré un pijama y unos cuantos conjuntos de ropa.

—¿Eeeem? — Me Miró confuso.

— Duchate y no preguntes—  le empuje hasta el baño aguantando su maldita risa.

Terminé de ducharme y baje al salón a cojer algo para comer.
Me hice unas tortitas rápidamente y me tumbe en el sofá mientras veía uno de mis animes.

— Con que aquí estabas mocosa— me puse Roja nada más verle, iba sin camiseta y con las puntas de su rosado cabello todavía un poco mojadas.

Me detuve en sus abdominales, tenía un gran moraton que debería de dolerle.
Me levanté y fui hacia el baño donde tenía las pomadas y cogí una para los moratones que tenía para mi hermano.
Cuando volví Sukuna  estaba tumbado ocupando todo el sofá.

— Sukuna dejame un hueco— hice un puchero.

— No — ni me Miró estaba absorto en la tele.

— Uhmp— me di la vuelta indignada y me fui a mi habitación como una niña pequeña resentida.

— ¿A donde vas? — preguntó mientras me veía subír las escaleras.

Me gire y le saque la lengua para luego continuar con mi camino hacia la habitación.

— Ven aquí mocosa, te hago un hueco—
Me giré ilusionada pensando que me habria hecho hueco pero lo que vi fue a Sukuna sacarme el dedo corazón divertido.

Salí corriendo a mi habitación y cerré la puerta con pestillo y pase el seguro por las ventanas.
Estuve un rato con mi móvil hasta que la puerta sonó.

—Abre— escuché a Sukuna tras la puerta.

— No — imite el tono que había usado el conmigo anteriormente.

— Maldita mocosa — escuché sus pasos alejarse.
Seguro que viene por la ventana jiji.

Y efectivamente, Sukuna apareció en el balcón mirándome triunfante, pero su cara cambió al darse cuenta que no podía abrir. Empecé a reír, verle ahí fuera con esa cara que decía un claro "¿enserio?" era demasiado gracioso para mí.

Sukuna echó su aliento en el cristal empañandolo y escribió un "abre" con su dedo.
Hice lo mismo escribiendo un claro "no" en el cristal.
Sukuna volvió a escribir pero esta vez me puse más roja que un tomate al leer "abre y dormimos juntos " Junto a un corazón.
Miré hacia otro lado y abrí la ventana sin mirarle, ya que conociendolo se estaría riendo de mi.
Me tensé cuando me abrazo por la espalda y apoyó su cabeza en mi hombro.

— Ven —le guié hacia la cama y le obligué  a tumbarse.

Cogí la pomada y se la eché en el moreton que tenía. Sukuna cerró sus ojos y me quedé observándole detenidamente.
Recordé cuando le ví por primera vez y me di cuenta de lo muchísimo que había cambiado. Podía llegar a ser insoportable e incluso prepotente pero, era una persona maravillosa. Verle tan tranquilo era una obra de arte.

Imposible |Ryomen Sukuna × (T/N)|Where stories live. Discover now