|Patinaje|

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Sukuna

Me desperté lentamente, mi cabeza dolía un poco, esa mañana no me encontraba muy bien. Busqué con mi mano a Narumi en la cama, pero no estaba. Mire la hora rápidamente, eran las 8 de la mañana,y conociendo a Narumi ella nunca se levantaría tan temprano.
Esto no puede estar pasando, otra vez no porfavor.

Bajé rápidamente por las escaleras para buscar a Narumi, mi cabeza se sentía demasiado pesada y me costaba mantener los ojos abiertos, incluso veía un poco borroso.

La busqué por toda la planta de abajo sin éxito en encontrarla, mi corazón ya latía con fuerza por el miedo y mis manos comenzaban a temblar.

habrá salido? No creo que se haya ido sin su móvil, sus zapatos también están aquí, no hay indicios de que haya salido, no me jodas, esto no puede estar pasando.

Unos golpes provenientes de alguna parte de la casa se hicieron presentes, corrí hacia donde provenian , claro idiota, el jardín.

Narumi estaba completamente sudada pegandole a un saco de boxeo, -menuda fuerza- el saco se movía de un lado a otro, por su tamaño, pesaría uno 40 kilos mínimo y Narumi lo movía como si pesara 3 con sus puños.

-¿Sukuna?-se acercó a mi preocupada por algún motivo.

-¿Si? - sin previo aviso colocó su mano en mi frente.

-Madre mía, tira para adentro, vamos, vamos- me empujó hacia dentro de la casa, ¿Que le ocurría a la enana esta?

Me tiró a la cama delicadamente, colocó un cojín detrás de mi cabeza y me tapó con las mantas.

-Vengo ya, tengo que bajar a la planta de abajo- ¿pero que le pasa? Me está tratando como a un maldito bebe.

-Ya estoy aquí- abrí mis ojos como platos, llevaba una toalla húmeda,un termómetro, unas pastillas, agua, y patatas de bolsa.

-¿Se puede saber que te ocurre?- limpió el termómetro con un pañuelo y lo metió en mi boca.

-Tienes fiebre Sukuna, y mucha- retiró el termómetro de mi boca y me dió un corto beso, haciendo que mis mejillas ardieran .

Joder me va a costar acostumbrarme a esto, sigo poniéndome rojo.

-Pontela por favor- Me extendió una sudadera y negué con la cabeza, odiaba llevar algo tapando mis definidos pectorales y más si estaba ella delante.

-Ni en tus mejores sueños- Hizo un pequeño puchero, me pareció tan tierna que al final accedi y me la puse.

- Gracias, te quiero-me abrazó ilusionada y con una gran sonrisa en sus labios.

¿De verdad se ha emocionado por que me ponga una sudadera? Idiota

-Ahora esto- me acercó a la boca una pequeña pastilla y la olí.

-¿Enserio estas oliendo una pastilla Sukuna? - empezó a reírse de mi.

- Esas cosas saben a mierda - me aleje de la pastilla.

- Lo sé, pero tomatela porfavor- me dió un beso en la mejilla, de verdad que me tenía ganado.

Me la tomé y Narumi me dió de beber agua para que se me quitara el mal sabor de boca, me sentía un consentido.

-Toma, voy a ducharme que voy sudada de entrenar, cualquier cosa llamame vale? - me dejó la bolsa de patatas a mano,cogió mi cara con sus manos y me dio un beso, esta vez más largo que ningún otro.

Cogió la ropa que necesitaba y se fue hacia la ducha.

Soy demasiado blando, que me ha hecho esta mocosa? Hace un par de meses solo quería matar a todo lo que se cruzara por mi camino y ahora estoy enamorado ni más ni menos que de una hechicera, mejor dicho la mejor hechicera. Quien lo diría.

Imposible |Ryomen Sukuna × (T/N)|Where stories live. Discover now