|El comienzo|

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Entré a las oficinas, no habían cambiado nada en estos 3 años. Ver otra vez aquellas paredes las cuales me recordaban esa trágica escena, hacía que me faltara el aire. Dejé de escuchar todo a mi alrededor, solo escuchaba mi respiración cada vez haciéndose más corta , haciendo que prácticamente no me llegara el aire a los pulmones, mis ojos se cristalizaron haciendo que mi vista fuera nula y unas inmensas ganas de vomitar se hicieron presentes en mi.
Sentía que iba a desmayarme en cualquier momento hasta que note esa calidez de nuevo, esa calidez que llevaba tan solo un día sin sentir y que tanto echaba de menos, consiguiendo calmarme en cuestión de segundos.
Abracé con más fuerza a mi hermano intentando no llorar para no preocuparle.

—Pensaba que ya no vendrías— dijo haciendo puchero

—¿Alguna vez te he mentido?—Sonreí y me levanté para mirar a la cara a aquel desgraciado que estaba detrás de mi querido hermano.

—Hola Narumi, no estas contenta? Hacía mucho tiempo que no nos veíamos— Me colocó las manos en la cintura y rápidamente las aparte.

—Ni se te ocurra volver a tocarme— Mi tono frío que tanto me caracterizaba salió, haciendo que su expresión cambiará a una de sorpresa.

—Veo que ese cuerpazo no es lo unico que has conservado bien estos años pequeña— Me Miró de arriba a abajo.

Si no fuera porque mi hermano estaba delante ese hombre ya estaría en el suelo con dos costillas rotas.

—Me repugnas— mi odio hacia el era algo que se notaba a la perfección, el solo me sonrió picaramente y abrió su cajón sacando de el un pequeño maletin y una bolsa negra poniéndolos sobre la mesa que teníamos al lado y se sentó.

Señalo con el dedo lo que acababa de sacar indicandome que lo abriera.
Me acerqué y lo primero que abrí fue la Bolsa negra, en su interior habían unos pantalones de camuflaje negros, una sudadera negra y unas botas negras. También habían unas pistoleras opcionales para ponermelas en la pierna.
—¿Este va a ser mi traje no?—
—Efectivamente—

La verdad que el traje no me disgusta en absoluto, pasa desapercibido y parece cómodo.
Me dispuse a abrir el maletín plateado, pero las manos de Honma sobre las mías me detuvieron. Acercó peligrosamente su cara a la mía y le hizo una señal a su empleado para que sacara a mi hermano de allí.

Mierda

Dió la vuelta al escritorio y se puso frente a mí y me acorraló en la pared de aquel despacho. Podía notar su respiración en mi nuca y sus manos en mi cintura. Y entonces salió mi verdadera yo, la verdadera (t/n) Narumi.
Empece a reír sonoramente y una sonrisa socarrona no tardo en aparecer. Honma me miro sorprendido al ver mi comportamiento, pero al ver que no le estaba apartando sonrió picaramente y pasó una de sus manos por debajo de mi sudadera.

—Honma... — Le Susurré en el oído haciendo que se detuviera. Note como su piel se erizo al escucharme decir su nombre en aquel tono tan seductor.

Cuando el iba a seguir con lo que me estaba haciendo sonreí.

—Creo que... No sabes con quien estas hablando Honma... — note como se tenso al escucharme decir aquellas palabras, levanto su mirada y la Fijo en la mía, quedándose paralizado de miedo al notar como me habían aparecido unas marcas negras alrededor de los ojos.Aquellas marcas que llevaban años sin salir.

Note como Honma hacia el esfuerzo de querer moverse, de querer correr y gritar, pero ya era tarde, había caído completamente en mi maldición la cual no le dejaba mover ni una sola parte de su cuerpo.
Le pegué una patada en la cara mandandolo hasta la otra punta del despacho y le libere de la maldición.
Se retorcio del dolor y me miraba con miedo, lo podía notar, me estaba pidiendo a gritos que le dejara.

—Ups se me ha ido un poco de las manos no crees?—le mire con una gran sonrisa de oreja a oreja.
—Creo que me llevo esto— le dije observando el maletín abierto lleno de dinero.

Salí por la puerta llevandome una mirada asesina por parte de Honma, cogí a mi hermano de la mano el cual estaba en una salita de espera y bajé por el ascensor . Salí de allí con intenciones de ir a coger el bus pero un hombre me paró y me extendió lo que parecían las llaves de un coche.

—¿Eh?— mi cara de asombro lo decía todo.

—Honma le compró este coche para usted— Parecía extranjero.

—Pero soy menor, no puedo conducir—
Le extendi las llaves para que las cogiera de nuevo pero no lo hizo.Me entregó un carnet un poco peculiar, era como un carnet de conducir pero abajo tenía un símbolo, el símbolo de las oficinas de Honma.
—Es una licencia de conducir especial, Honma sabe que tu poder conducir así que se encargó de conseguir licencia para tí, si te detienen y le enseñas licencia ellos no multarte— Efectivamente era extranjero, hablaba como a trozos y me costaba un poco entenderle pero simplemente acepté.

El coche era increíblemente lujoso, era grande y llegaba a altas velocidades. El interior era cómodo y tenía dos pantallas en las espaldas de los asientos delanteros, para que los que vayan detrás puedan ver algo en el viaje.
Finalmente me subí al coche y me asegure de que Kevin llevara el cinturón. Mi padre me enseño a conducir en el último año que estuve en Japón, a los 14 años.
Puse la ubicación de nuestra nueva casa en la pequeña pantalla que tenía el coche. Y me dirigí hacia allí.
Mi hermano se quedó durmiendo, supongo que por el cansancio y los nervios que tuvo ayer.
Metí el coche en la cochera de aquella preciosa casa y cogí a mi hermano en brazos para llevarlo hasta su habitación.
Le arrope y me quedé mirándolo durmiendo tranquilamente un rato, pensando en como le diría que no volveríamos a casa hasta un tiempo y como se lo iba a tomar.
Salí de mis pensamientos al notar un rugido en mi barriga. Solo había desayunado en todo el día y eran las 22:30.Baje ha hacerme una pizza congelada que había en el congelador,y la metí en el horno. Mientras se hacia la pizza fuí a poner en perchas y doblar la ropa que había traído tanto mía como de mi hermano. Bajé ha ver como iba la pizza y todavía estaba prácticamente sin hacer. Recordé que había dejado el traje y el maletín en el coche asique decidí ir a por ellos.
Subí a mi habitación y abrí la Bolsa negra en la que se encontraba mi traje y me lo probé.
Me quedaba increíble, los pantalones me apretaban lo suficiente como para marcar mi figura y a la vez ir comoda.
La sudadera era preciosa, tenía un logo grande en la parte de la espalda y unas pequeñas letras japonesas en la parte de alante. La verdad que me quedaba demasiado bien.
Estuve un rato observandome hasta que recordé la pizza y bajé corriendo.
La saque y la Corte en 6 porciones bastante grandes.

—Bichito, tienes que comer algo antes de irte a dormir— sonreí mientras le acariciaba el pelo a mi hermano.

—Mmmm— se quejó mientras se estiraba un poco.
—He hecho pizzaa— canturreé haciendo que se levantara de golpe.
—Pizza!!!!—Grito ilusionado, quien diría que hace 3 minutos estaba durmiendo profundamente.
Bajamos y puse la mesa.
Mi hermano se sentó en el sofá preparado para comer y le puse sus dibujos favoritos.
Estábamos comiendo tranquilamente hasta que recordé el dinero que había en el maletín, tenía que ir a un cajero a guardarlo lo antes posible.
—Kevin tengo que salir un momento, porfavor no hagas ninguna locura de las tuyas mientras no estoy— Me levanté de la mesa y cogí el maletín dispuesta a salir de casa.

—Valep— estaba concentrado en sus dibujos así que no tendría de que preocuparme.

Finalmente salí de casa en dirección al banco.
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1350 palabrasss nada mal :)
En el siguiente alomejor sale ya Sukuna ;)

Así me imagino a Honma , es todo un papucho 😎

Así me imagino a Honma , es todo un papucho 😎

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Ahora sí adiosss 😊

Imposible |Ryomen Sukuna × (T/N)|Where stories live. Discover now