extraña casualidad

02

Draco sabía que Harry se encontraba ahí, pero no debía reaccionar de manera impulsiva y mucho menos debía revelar cualquier dato que lo comprometiera 

El tren se detuvo, y todos se prepararon para salir

—adelantense— dijo el platinado, sus amigos asintieron y salieron del vagón, Draco cerró puertas y persianas para no ser descubierto —no te han enseñado que es malo espiar, eh Potter, ¡Petrificus Totalus!— gritó apuntando con su varita al pelinegro, este cayó al suelo sin poder moverse —¡Ah claro!, Tu mamá murió antes de que pudiera si quería poder limpiarte la baba tu solo— se burló —diviértete, de regreso a Londres— salió del vagón, bajando del tren y emprendiendo camino a hogwarts

Luna recorría los vagones, recogiendo las revistas que los estudiantes habían tirado, tal vez las podría reutilizar y volver a repartirlas en el comedor

El último vagón que falta por revisar era dónde antes se había encontrado con Draco, abrió la puerta y por azares del destino sus lentes lograron ver una sombra en el piso, con curiosidad se acercó a ella, sintiendo la tela en sus dedos, la quitó y pudo ver el rostro de Harry con la nariz rota

—Harry, que haces dormido?— el pelinegro hizo un sonido demostrando que no estaba dormido —te han hechizado, déjame ayudarte— la rubia lo ayudó y Harry se levantó

—gracias Luna, no se que habría hecho sin ti— le agradeció Harry

—debemos bajar ya o el tren se irá con nosotros en el— recordó la rubia

Ambos bajaron y tomaron sus cosas

—los carruajes se han ido ya— notó Luna

—lo lamento Luna, ahora tendrás que caminar—

—no te preocupes, una buena caminata por el bosque, no le viene mal a nadie— le restó importancia 

Ambos tuvieron que caminar hasta llegar a la reja, donde los esperaba el profesor Flitwick

—pero chicos, que bueno que aparecen, solo faltaban ustedes— dijo el profesor —apeidos— pidió

—profesor, pero usted ya me
conoce— respondió confundido Harry

—sin excepciones, Potter— regañó

Luna sonrió, pero cuando su mirada se cruzó con la de Draco, la sonrisa se esfumó. Se perdió en el gris de sus ojos, esté le sonrió de lado y luego miró a Harry

—linda nariz, Potter— bromeó, Luna se cubrió la boca para evitar reír

—tiene una belleza única— trató de animar Luna a su amigo

—ves belleza donde no la hay, Lovegood— se burló Draco

El platinado recogió su maleta y siguió su camino

—fue él, ¿verdad?— preguntó Luna mirando a Harry, él asintio —puedo repararla—

—sabes hacerlo?— preguntó con temor el pelinegro

—puedo intentarlo, lo he hecho con dedos—

—de acuerdo házlo— 

Luna apuntó su varita a la nariz de Harry, él cual soltó un grito de dolor y cubrió su nariz

—¿Estás bien?—

El azabache la miró y asintío

—¿como se ve?— preguntó él

—como siempre— respondió Luna, encogiendose de hombros

—Bien, vámonos, llegaremos tarde a la cena—

Ambos llegaron al castillo y entraron al comedor, obviamente llamaron la atención, ya que fueron los últimos en llegar

Luna les sonrió a todos y como si fuera una broma de la vida volvió a encontrarse con la mirada de Malfoy, él arqueó una ceja y le sonrió, para después bajar la mirada a su comida

—nos vemos— se despidió la rubia

Caminó hasta su mesa dando pequeños saltitos

Al final de la cena, los alumnos se dirigieron a sus salas comunes. Si bien Luna no odiaba a sus compañeras de habitación, tampoco le gustaba lídear con sus insultos, a si que decidió dar un paseo nocturno por el castillo

Después de minutos de estar recorriendo pasillo por pasillo, se encontró mirando el cielo a través de un ventanal

—¿Lovegood?— escuchó su apellido salir de los labios de alguien, pero al girarse para ver de dónde provenían, no encontró a nadie

Decidió volver la mirada hacia el cielo, admirando la enorme Luna llena. Su cabeza comenzó a divagar llevándola hasta el recuerdo del ministerio, dónde por un momento temió por su vida y por la de sus amigos

—¿Lovegood?— volvió a escuchar

Al salir de su recuerdo se encontró a si misma derramando un par de lágrimas, aún le afectaba haber visto a sus amigos así de heridos y haber escuchado el grito desgarrador de Harry después de perder a su padrino

—¿estas bien?— preguntó un chico de cabellera platinada, acercándose con paso lento hacia ella

—¿Draco?, ¿Que haces aquí?— preguntó Luna, mirándolo fijamente

—Podría hacer la misma pregunta, con la diferencia de que yo si tengo excusa para recorrer el castillo a estas horas— se jactó, mirándola

—bueno yo...no tenía sueño, asi que quise dar una vuelta por el castillo, es bastante relajante por las noches— se excusó la rubia, sonriendo un poco

Sonrisa que casi hizo sentir bien a Draco. Él alzó una ceja analizando las palabras de Luna, tratando de descubrir si eran real o mentira

—es una buena excusa, pero ¿sabes que ya es más de media noche?— dijo Draco

—¡oh no!, El tiempo se me fue volando— se lamentó la rubia, mirando en todas direcciones —¿Y tú qué haces despierto?— preguntó Luna, percatandose de esa realidad

—me tocan las rondas— explicó, sorprendiendosé por haber dado una explicación

—ya veo— respondió Luna —supongo que debes acusarme— dijo, bajando la mirada a sus pies, acto que le pareció extremadamente tierno a Draco

Antes de que pudiera negar la idea de la rubia, el platinado escuchó los tacones de Pansy hacer eco por el pasillo que daba hacia ellos. Draco miró a Luna y después un lugar donde podría esconderla

—Maldita sea, Pansy se acerca debes esconderte, entra aquí— le ordenó el platinado, abriendo una puerta y metiendo a la chica ahí

—¡Draco!— escucha la chillona voz de su compañera —¿Encontraste algo?— cuestiono mientras se acercaba con varita enmano

—No, este pasillo parece estar limpio, deberías bajar, tal vez encuentres
algo— le propuso el platinado, mirándola con esa expresión que parecía no decir absolutamente nada

—Ya envié algunos chicos de hufflepuff, no creo encontrar a nadie más, ya he revisado ahí—

—bueno deberías irte a dormir ya, adiós— le insistió el joven

La pelinegra le vió extraño, se encogió de hombros y siguió su camino