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La presión sobre sus hombros aumentaba día a día, añadiendo a eso la mirada acusante de su padrino cada vez que se encontraban en los pasillos, clases o en el comedor

Su único segundo de paz era verla saltar por el bosque de flor a flor, cortando y guardando en su canasta

O verla en el viejo salón con lápices de colores en el cabello rubio y rizado, en medio de un sin número de pergaminos con dibujos a medias, algunos terminados y otros recién trazados

O tal vez detallar su rostro con una expresión tremendamente concentrada en su tarea de pociones, por qué era la materia que más se le dificultaba

—es imposible, no lo logró— expresó frustrada dejando caer la pluma de sus manos y haciendo un puchero que a Draco le pareció lo más tierno

—ven acá rubia— le pidió, Luna se levantó de su lugar acercándose a el ventanal junto a él, Draco tomó su mano y dejó un beso sobre su cabello —solo necesitas despejar la mente—

—la tengo que entregar mañana, solo me falta por resolver uno y parece imposible— se quejó buscando consuelo en los brazos del platinado

—yo te ayudo— prometió























































































































































Estar al lado de Luna eran sus únicos momentos de paz mental y física

Pero eso no podía evitar su objetivo y tomó la decisión de hechizar a madame Rosmerta la señora del pequeño bar en el pueblo, con la intención de que ella envenenara la hidromiel que se regalaría al profesor Dumbledore, el plan era simple y para Draco juraba que sería efectivo

Eso no evitaba que estuviera ansioso, no lo deseaba, de verdad que no, pero era lo que debía hacer, ahora era un mortífago y debía cumplir con los mandatos de su señor, al menos si deseaba vivir

Es lo que se repetía constantemente mientras su respiración aumentaba y le costaba respirar, el por solo memoria muscular caminaba hacia la sala de los cuervos

Esquivó algunos compañeros que se acercaban a intentar ayudarlo y entrando detrás de un Ravenclaw se vio rodeado por el azul llamativo de la sala común

—¿Draco?—

El platinado suspiró de puro alivio, la miró dejar su pluma sobre el escritorio común y caminar asustada hacia el

No respondió a su llamado, no contestó nada simplemente la envolvió en un abrazo

Gracias al cielo la sala se encontraba sola, ya que la mayoría estaba en el entrenamiento de quidditch, ahora se hacían las pruebas para entrar al equipo y a muchos les gustaba observar

No es que no se les hubieran visto juntos o se murmurara por los pasillos que Luna Lovegood había conquistado a un Slytherin

Pero nadie sabía que ese Slytherin era Draco Malfoy un frío purista de sangre, altanero y desinteresado todo lo contrario a la pequeña y rubia Luna

—¿Draco, que pasa?— preguntó la menor, correspondiendo al abrazo

—solo....necesito este abrazo—

—bien, pero salgamos de aqui— le sugirió alejándose un poco para tomarle de la mano,—si subes por la baranda las escaleras no se vuelven corredizas—

extraña casualidad Where stories live. Discover now