CAPÍTULO 31

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Me obligo a calmarme. Alan no está aquí, no puede hacerme nada. No sé cómo consiguió mi número de celular, no importa, lo que sí lo hace es que me esté llamando. Tomo aíre, pero no parece ayudar; mis manos siguen temblando y el miedo que corre por mis venas es tan fuerte que me nubla la visión.

El celular vuelve a sonar en mis manos.

Muy apenas soy consciente de que Jayden toma el aparato de mis manos y contesta. Siento su mirada en mí mientras atiende la llamada. Soy un torbellino de emociones en este momento que no sé que sentir. ¿Miedo? ¿Enojo? ¿Pánico? No tengo ni idea.

Emma se para de su lugar y viene a mi encuentro. Su mirada irradia preocupación a la vez que me pasa un brazo por los hombros.

- ¿Quién eres? - pregunta Jayden con voz demandante en inglés.

No quieres saber.

-Yo soy Jayden- responde-. Ahora dime quién demonios eres, no me hagas perder mi tiempo.

No soy capaz de escuchar lo que contesta Alan, pero los ojos de Jayden se nublan con confusión antes de hablar-. Ella no tiene novio.

Novio.

Una furia cegadora me invade, sacándome de mi transe.

¿Acaba de decirle a Jayden que es mi novio?

Sin pensarlo, tomo el celular de las manos de Jayden-. Lo siento- murmuro, refiriéndome a la forma en la que le quité el aparato-. Ahora vuelvo- les digo a todos.

Cuelgo la llamada mientras me muevo por el club, esquivo gente que va y viene del baño, y a gente bailando o demasiado borracha que puede terminar en el suelo en cualquier momento. Estoy segura de que el celular volverá a sonar, y más ahora que Jayden fue quien contestó la llamada. Por más que odie admitirlo, aún conozco bien al chico que está tratando de contactarme después de dos años, y por como se presentó como mi novio, sé que escuchar la voz de otro hombre contestar el celular no fue de su agrado. Bien, espero que el coraje sea demasiado para que cometa algo que lo vuelva a meter a la cárcel.

Salgo del club y el ruido reduce considerablemente. El celular vuelve a sonar en mi mano. Ruedo los ojos, fastidiada. Me dirijo a las escaleras que están al final del pasillo, estoy segura de que llevan a la terraza, y eso es justo lo que necesito: Un lugar tranquilo para desatar todo el desastre que hay en mi interior. Subo los escalones de dos en dos para llegar más rápido. Me sorprendo de no haberme caído. La llamada va a buzón justo cuando abro la puerta, un aíre cálido choca con mi cuerpo, dándome un segundo de paz. Camino hasta la orilla, y me recargo en la barda. Una lastima que esté aquí para mandar a la mierda a mi ex, de no ser así ahora mismo estaría presenciando una de las mejores vistas de la ciudad. Aunque siendo honesta, nada se compara con la vista que Jayden tiene en su penthouse.

Suspiro cuando el celular vuelve a sonar. Escondo la pequeña pizca de miedo que se instala en mi pecho antes de responder.

-Te voy a decir esto solo una maldita vez- digo, como forma de saludo-. Déjame en paz.

- ¿Tan rápido te olvidaste de mí?- su voz manda un escalofrío por mi espalda.

Esa dulce voz que lograba hipnotizarme al punto de manipularme ha cambiado, está más profunda, más grave, más acabada.

Una risa sin nada de humor sale de mis labios-. Púdrete.

-Debí de saber que por eso te fuiste para Estados Unidos, para conseguirte a alguien de allá y...

-Última vez que te lo digo- hago a un lado la ira que siento-. Déjame en paz.

-Debí de haber terminado lo que empecé el...

La chica de los libros (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora