Capítulo 30

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Capítulo 30:

Él zorro y la serpiente.

De entre el cúmulo de personas que se encontraban caminando por las polvorientas calles de tierra del pueblo, un hombre de cabellos tan rubios como el oro caminaba con una mueca de completa seriedad dibujada en su rostro, mientras en su mano cargaba un grueso libro abierto de par en par y completamente inmerso en su lectora sobre la historia del reino.

La gente que lo veía pasar lo saludaba, para después criticarlo creyendo equívocamente que Jimin no escuchaba nada de lo que ellos decían de él a sus espaldas. Pero él si escuchaba y lo hacía muy claramente.

Jimin era considerado un erudito por todos gracias a todo el enorme (realmente enorme) conocimiento adquirido a lo largo de los años, aunque él, no se consideraba uno en lo absoluto.

Siempre hay cosas que no saben y hay aún más cosas que uno debe aprender, solía decir a su mejor amigo en ocasiones y después de recibir unas cuantas burlas sobre ser un devora libros total.

Aunque a Jimin no le importaba eso, lo que Yoongi decía sobre ser un devora libro le era irrelevante, después de todo, ¿De qué le servía ser un experto en batallas y manejo de la espada, cuando claramente con su conocimiento e inteligencias podía manipular a sus enemigo y usarlo a su favor? Jimin prefería usar la estrategia de la mente para ganar una batalla.; Manipulación, palabras llenas de veneno endulzadas con amable cortesía y halagos, estrategia, sonrisas dulces, crueldad absoluta, apariencia de un ser inofensivo y actitud miserable camuflada, de eso se valía Jimin para ganar una pelea.

Él era, como pocos sabían, igual a una peligrosa serpiente. Y quizás por eso, no solía agradarle a las personas que lo rodeaban. Pero a él no le interesaba agradarle a la gente. A Jimin solo le importaba la opinión que si hermana, su mejor amigo y sus pocas personas de confianza tenían de él. Lo demás eran solo nimiedades.

— ¡Cuidado! — un brusco agarré lo hizo frenar bruscamente y casi tirar su libro.

Él hombre de rubios cabellos frunció el seño mirando al responsable de aquella mano que sostenía con fuerza su muñeca. 

¿Quien demonios eres?, quiso preguntar, en su lugar solo dibujo una cortes sonrisa en sus labios y miró al hombre pelirrojo— que era unos muchos centímetros más grande que él— con confusión.

— Lo siento.— se disculpó él pelirrojo un tanto nervioso, su notandose preocupada.— Pero casi te arrollan con ese carruaje. — aclaró, apuntando con la mirada el vehículo.— Comienzo a creer que es algo normal esto de ser casi arrollados por carruajes aquí.— murmuró para sí mismo, una cosa que él hombre rubio ignoró totalmente.

Jimin miró y rodó sus ojos tras notar a quien pertenecía aquel carruaje qué casi lo mata sin que él pudiese notarlo. Era, como era de esperarse, él bobalicón de Minhyuk.

— Me lo veía venir.— comentó encogiéndose de hombros. Su día no podía ser tan bueno, era obvio que algo como eso ocurriría. Sus ojos se enfocaron en el pelirrojo.— Gracias, por cierto, señor...

— Hoseok. Jung Hoseok.— se presentó él pelirrojo con una sonrisa radiante y amable.

Jimin entonces se fijó en los ojos bicolor del chico, sintiéndose fascinado. Un ojo era tan negro como la oscuridad misma, brillando tal cual galaxia y el otro ojo de un hermoso color rubí destellando nada más que frialdad pura. La mirada que tenía Hoseok, por lo demás, era la mirada de un astuto zorro y eso a Jimin le agradó.

Iƞϲυβɸ |kth|© (#1)Where stories live. Discover now